Miradas desde un tren. Una mujer migrante y su hijo observan desde la ventana de un tren cerca de Gevgelija, en la frontera de Serbia. La ruta de Gevgelija a Presevo es sólo una parte del viaje que los refugiados, la mayoría sirios, deben hacer para llegar a la Unión Europea. (EFE)
La llegada de refugiados que huyen de la guerra civil en Siria a Europa podría incrementarse en los próximos meses. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) reporta que hay 4.08 millones de sirios en los países vecinos, los cuales pudieran sumarse a las decenas de miles que han llegado a Europa durante 2015.
Según datos de The Economist, entre enero y julio del presente año cruzaron a Europa 332,582 refugiados procedentes de Medio Oriente, África del Norte y África Subsahariana. De esa cifra, el 33.22 por ciento son sirios, es decir, 110,496.
Las rutas que siguen para alcanzar a los países europeos en busca de asilo o refugio son tres principalmente: de Turquía a Grecia; de Egipto, Libia y Túnez a Italia, y, en menor medida, de Argelia y Marruecos a España.
La mayor parte de los refugiados tiene como destino principal Alemania, cuyo gobierno ha mostrado apertura para recibirlos. No obstante, la Comisión Europea ha solicitado a otros países como Reino Unido, España y Francia recibir refugiados. Hasta ahora, la cifra acordada por la CE es de 120,000, pero la ONU ha solicitado que se incremente a 200,000.
Otras naciones del mundo, algunas latinoamericanas, se han apuntado a entrar al esquema de acogida de personas que huyen de la situación precaria de sus lugares de origen.
UN PAÍS EN GUERRA
La ACNUR reporta que estos últimos meses han sido devastadores en Siria, en donde desde hace cuatro años se libra una guerra civil en varios frentes surgida por la intención de varios grupos de derrocar el régimen del presidente Bashar Al-Asad que lleva 15 años en el poder. Esta guerra ha provocado que el territorio sirio se divida entre las distintas fuerzas en disputa: las tropas leales a Al-Asad, la Coalición Nacional Siria (rebeldes moderados), los kurdos, los yihadistas del Estado Islámico de Irak y Levante (rebeldes extremistas) y el frente Al-Nusra (también extremistas), organización terrorista ligada a Al-Qaeda.
Esta guerra en Siria, país petrolero, también ha ocasionado un enfrentamiento diplomático entre potencias regionales e internacionales. Occidente acusa a Rusia, Irán, Corea del Norte y al movimiento Hezbolá de Líbano de apoyar al régimen de Al-Asad. Por su parte, Rusia señala que la Coalición Nacional Siria recibe ayuda de Estados Unidos, Turquía, Catar y Arabia Saudita.
En este escenario, la ACNUR reporta que se han intensificado los enfrentamientos en todas las provincias: han aumentado los ataques de cohetes y morteros en Damasco, las explosiones de vehículos en las principales ciudades como Latakia, Alepo, Homs, Hassakeh y Qamishli, y se han recrudecido los bombardeos en Zabadani y la zona rural de Damasco, con las consiguientes represalias, forzando a miles de personas a huir de sus hogares.
OBLIGADOS A SALIR
En medio de la espiral de violencia, los sirios se han quedado sin sus pertenencias y casas; aumenta vertiginosamente, tanto el desempleo en todos los sectores como la inflación, mientras que se desploma el valor de la divisa, la libra siria ha perdido el 90% de su valor en los últimos cuatro años. En gran parte de Siria, sólo hay suministro eléctrico de 2 a 4 horas al día, en el mejor de los casos, y muchas regiones sufren escasez de agua.Más de la mitad de la población vive en la pobreza extrema.
Son muchos los obstáculos que han de superar ahora los sirios para gozar de seguridad y protección en los países vecinos que, ante la sobrecarga de refugiados, la falta de apoyo internacional y la preocupación por la seguridad, han tomado medidas para contener el flujo de refugiados (restringir el acceso o vigilar más de cerca las fronteras, así como imponer requisitos más complejos y tediosos).
Para los 4.08 millones de refugiados que ya están en los países vecinos-la mayoría de los cuales vive fuera de los campos oficiales- la esperanza se desvanece a medida que se hunden en la más miserable pobreza. Estudios recientes en Jordania y Líbano, por ejemplo, apuntan aque la vulnerabilidad de los refugiados aumentadebido a la falta de financiación de los programas para refugiados.
En Jordania, la situación de más de 520,000 sirios que viven fuera de los campos de refugiados del país es cada vez más desesperante. Una evaluación reciente de ACNUR mostró que el 86% de los refugiados de zonas rurales y urbanas viven por debajo del umbral de la pobreza, al haber perdido todos los ahorros y pertenencias. Consecuentemente más de la mitad de todos los hogares de refugiados presentan elevados índices de endeudamiento y están adoptando medidas extremas para hacerle frente, tales como reducir la ingesta de alimentos o mandar a familiares -incluidos niños- a mendigar.
Una situación igualmente desoladora se replica enLíbano, donde las primeras conclusiones de un reciente estudio sobre el nivel de vulnerabilidad muestran que el 70% de los hogares de refugiados sirios viven muy por debajo del umbral nacional de la pobreza -por encima del 50% en 2014. En este caso también los refugiados compran comida a crédito, sacan a los niños del colegio y recurren a la mendicidad.
En este contexto,PMA se ha visto obligado a privar a 229,000 refugiados en Jordania de la ayuda alimentariade este mes -una de las últimas medidas este año en la región debido a la falta de financiación.
El plan 2015 de ayuda a Siria para los Refugiados y la Resiliencia está financiado al día de hoy al 37%,lo que afecta a todos los sectores del programa. En toda la región, unos 700,000 niños sirios refugiados no fueron escolarizados en 2014. Para muchos refugiados que viven en refugios en condiciones indecentes se avecina un invierno más en el exilio.
La gran mayoría de los refugiados en Jordania y Líbano no tienen medios necesarios para cubrir el coste del viaje a Europa, tan caro no sólo en términos económicos, sino también de seguridad. Ante la falta de perspectivas de poder regresar en condiciones de seguridad a Siria, aumenta la sensación de estar atrapados y sin esperanza.
Una mujer de 25 años, madre de 3 hijos, procedente de Damasco y viviendo en un almacén en la ciudad de Mafraq, en el norte de Jordania, contaba a los equipos de ACNUR que se siente como una prisionera en la casa que ha construido provisionalmente. Al no poder salir ni hacer nada, ha perdido la esperanza de un futuro mejor.
Hay 4,088,099 refugiados sirios registrados en los países vecinos de Siria, cifra que incluye 1,938,999 en Turquía, 1,113,941 en Líbano, 629,266 en Jordania, 249,463 en Irak, 132,375 en Egipto y 24,055 en otros países del norte de África. Tan sólo el 12% de los refugiados de la región viven en campos oficiales de refugiados.
UNA ESPERANZA
¿Qué esperanza tienen los refugiados? Aunque lo ideal es que la guerra civil en Siria termine, esta solución no se ve que vaya a llegar en el corto plazo.
Mientras tanto, la ACNUR ha dispuesto la página de internet www.ayudarefugiados.org para que las personas interesadas en ayudar a las familias refugiadas puedan hacer donativos.
Pero la mirada del mundo estará puesta en Europa mañana lunes 14 de septiembre, cuando los ministros del interior de los países que conforman la Unión Europea (UE) se reúnan en Bruselas, Bélgica, para buscar soluciones a lo que ha sido considerada la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
