y sesenta para aprender a callar".— Ernest Hemingway
Hace tres días el exanalista y espía de la CIA en exilio Edward Snowden, abrió una cuenta en la red social Twitter. Al momento de escribir estas líneas, Snowden acumula más de un millón de seguidores en dicha plataforma, ya recibió verificación -la famosa palomita azul- de la propia compañía y uno de sus fundadores, Jack Dorsey, le dio la bienvenida a través de un tuit.
El primer mensaje publicado por Snowden fue a modo de pregunta: "¿Ahora me escuchan?" (Can you hear me know?). "Solía trabajar para el gobierno. Ahora trabajo para el público", se lee en su perfil. Desafiante e irónico, Edward Snowden sigue a una sola cuenta, la de la Agencia de Seguridad Nacional -NSA por sus siglas en inglés-, institución que lo empleara.
Snowden es uno de los personajes más famosos y debatidos de nuestro tiempo y su llegada a Twitter ha motivado toda clase de comentarios. Hacia 2013 el experto en informática se encargó de filtrar información y documentos que explicaban cómo la propia NSA monitoreaba los correos electrónicos, llamadas telefónicas y comunicación en Internet de la mayoría de los estadounidenses y un gran número de personas normales como tú y yo, de todo el mundo.
La Agencia de Seguridad Nacional, institución clave en el diagrama de inteligencia de Estados Unidos, fue creada a principios de los años cincuenta por el entonces presidente Harry Truman, con el propósito de asegurar las comunicaciones que el gobierno norteamericano mantiene con sus colegas de otras naciones, así como analizar y obtener información.
"Su servicio de captación y descifrado de mensajes beneficia al resto de agencias de inteligencia -CIA y FBI-. Cada día intercepta y almacena 1, 700 millones de correos electrónicos, llamadas telefónicas y otros elementos de comunicación", se lee en una nota aparecida en el rotativo español ABC.
A raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, a esa y otras agencias de inteligencia y espionaje y al propio gobierno norteamericano, se les otorgó una serie de prerrogativas mediante la "Ley Patrótica", violatoria a derechos humanos básicos y tratados internacionales, pues limitaba gravemente las libertades públicas y civiles, so pretexto de garantizar la seguridad nacional.
Todo ello, el espionaje masivo a ciudadanos, compañías e instituciones, síntoma de los peores tiempos y recuerdos de la era Bush, fue denunciado por Edward Snowden en sendas entrevistas a los periódicos The Guardian y The Washington Post, desatando una grave crisis diplomática a nivel internacional.
"No puedo, en conciencia, permitir al Gobierno de Estados Unidos destruir la privacidad, la libertad en Internet y las libertades básicas de la gente de todo el mundo con esta gigantesca máquina de vigilancia que están construyendo en secreto", justificó entonces. Ello motivó su salida del país, y el que hoy se le considere prófugo y criminal.
Snowden enfrenta diversos cargos en los que se incluye la pena de muerte, y el propio secretario de Estado John Kerry, lo define como "traidor y cobarde" que no ha dado la cara a la justicia de su país.
Los actos de Snowden generaron un amplio debate internacional y aunque los norteamericanos jamás lo acepten de manera oficial, ello derivó en que hace dos meses el Senado aprobara la Ley de Libertad, que restringe e introduce importantes prohibiciones en el programa de vigilancia electrónica de la propia Agencia de Seguridad Nacional, si bien no lo limita por completo.
"Sin duda la llegada de Snowden a una plataforma tan potente como Twitter ha encendido las alertas en los Estados Unidos, pero ¿qué nos tiene preparado?, se pregunta un editor y en este espacio también nos lo preguntamos.
Más de una persona dentro de la NSA debe estar temblando en estos momentos ante la posibilidad de que su exanalista devele otros de los muchos secretos que oculta ya sea ahora mediante Twitter, o desde cualquier lugar del ciberespacio…
Nos leemos en Twitter y nos vemos en Periscope, sin lugar a dudas @patoloquasto
