Muy reconfortante fue la victoria de Santos Laguna sobre los Rayados de Monterrey. Había dolido y extrañado la derrota como local ante Veracruz, lo de Cruz Azul fue desesperante pero de algún modo estaba agendado y el empate en la Copa ante Mineros de Zacatecas en pleno TSM dejó un aire de muy poca confianza. Pero nada se compara con ser vencidos por un equipo regio, de la misma forma que la hiel de la victoria contra cualquiera de ellos sabe a néctar del Olimpo, de modo que era trascendental conseguir el triunfo ¡ante Rayados y de local! Perder como se perdió aquella final de Concachampions era impensable.
Fue muy grato ver la media cancha de Santos. De entrada, por fin se jugó con una. Ese invento de Caixinha de jugar con cuatro delanteros nominales no funcionaba, pero rendía frutos porque adelante estaban los dos mejores delanteros del futbol mexicano: Oribe Peralta y Darwin Quintero que casi solitos sacaban la chamba. Cuando se fue Oribe, tanto "Chuletitas" como Tavárez intentaron ocupar su lugar, pero ya no fue lo mismo, prueba de ello es la no calificación a la liguilla el torneo pasado.
Aún así, el equipo se partía mucho: atacaba mucho y lo atacaban todavía más. Y es que Juan Pablo y Salinas no se daban abasto sin ayuda de otros mediocampistas, todos estaban o adelante o atrás. Ahora fue diferente: qué grata manera de sorprender todo el partido de "Quick" Mendoza, "Pulpito" González, Jesús Molina y Néstor Calderón. Corrieron, corrieron y corrieron. Todo el juego recuperando balones, creando jugadas de peligro, con trazos de gol, anotando, defendiendo.
Sé que apenas es un juego en que luce bien la media cancha, pero al menos ya sabemos de lo que son capaces de hacer. En particular tenía la certeza de que Néstor Calderón ya no daba para más, que estaba más en demérito suyo que en beneficio propio. Si sigue jugando como lo hizo el viernes, con esos trazos largos, su capacidad de gol, su sacrificio, su visión hacia delante y el buen toque en diagonal, pronto revertirá los abucheos por aplausos, pues el público no pedía su salida porque sí, sino en base a muy malas actuaciones y le aplaudirá y pedirá como titular en base a juegos como el que dio ante Monterrey.
Todo hay que decirlo, Caixinha hizo ahora buenos cambios, episodio que constantemente le critico. No se alocó, reforzó aún más la media cancha, con hombres de refresco y no se dejó de buscar otro gol, pues constantemente se quería defender el tanto conseguido y al final lo empataban siempre o casi siempre.
Esperanzador este triunfo santista, es muy pronto para echar vítores, pero al menos se mostró que media cancha sí que hay.
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