Es muy fácil: si Pedro Caixinha va a dirigir como lo hizo en Monterrey el pasado sábado, por mí que se quede el tiempo que quiera. Aunque en estas líneas he expresado mi desacuerdo con su trabajo a la hora del partido (no así en lo realizado durante la semana, que por supuesto también importa y tiene su peso) no quiere decir que me esté echando para atrás, simplemente no me había convencido y ahora aplaudo las formas en como se eliminó al primer lugar de la competencia y en su propia casa.
Desconozco si Caixinha volverá a cometer errores en la ejecución del juego, supongo que en su calidad de ser humano lo hará, pero reconozco que soy el principal sorprendido de que Santos esté en la ronda de semifinal, cuando yo auguraba un torneo mediocre, esto conforme lo que había visto con el paso de los partidos.
No soy el único que tiene este doble sentimiento, gran parte de la afición así lo ha manifestado. El torneo no fue espectacular y hubo muchos altibajos, pero alcanzó para calificar y ni aún así la gente estaba convencida, tal se vio en la taquilla del partido de ida ante los Tigres. Pero un torneo como el recién mencionado, con sus dudas, sus crisis, sus trabas, sus resultados inciertos, puede incluso llegar a olvidarse si se elimina a los mismísimos Tigres en la primera ronda, en su plena casa y jugando como se jugó por parte de los laguneros. Así sí. La gente es lo que busca, desea y exige.
Desde el inicio la alineación fue congruente, aunque en el primer tiempo el empate seguía siendo a ceros y eso eliminaba a Santos, se sentía que el equipo iba calculando, tomando posesión del terreno y que en cualquier momento llegaría el golpe célebre para dar de knock out al rival, como finalmente sucedió.
Los cambios fueron bien pensados y a excelente tiempo. Sin ser precipitados y ayudando al equipo en vez de debilitarlo, como comúnmente acontecía. Incluso la entrada de Ceballos, que tanto he criticado, en esta ocasión me pareció oportuna. Y no porque el jugador no tenga cualidades, sino que ha entrado cuando el equipo ha necesitado ganar y su ingreso debe obedecer más bien cuando se quiere cuidar un marcador o tener mayor control de medio campo, como era el caso ante Tigres en el de vuelta.
Ni qué decir del excelso pase de Calderón hacia Tavares y cómo el africano bajó ese esférico para beneplácito de todos los amantes del futbol exquisito y después su definición.
No sé que vaya a pasar en semifinales ante Chivas, pero sí puedo decir que la afición santista está muy contenta por a quién se eliminó, cómo y en dónde. Bien, muy bien.
aleson2001@hotmail.com