El torneo que menos prometía en los últimos años. En donde hubo una seria renovación del plantel, que significó la salida de cuatro pilares no sólo del funcionamiento del equipo, sino de la historia reciente del club. Un largo inicio de año que tuvo de todo: mal funcionamiento, refuerzos que no funcionaban (a excepción de Marchesín, que desde la jornada uno nos dejó con el ojo cuadrado a todos) declaraciones desafortunadas de Caixinha, divorcio de la opinión pública con el entrenador lusitano, pocas posibilidades por acceder a la liguilla y un futbol que no terminaba por gustar.
En particular, lo expresé durante muchas semanas en estas líneas, en radio y en el programa que tenemos, que no comulgaba con Pedro Caixinha y que no me parecía que fuera el director técnico idóneo para Santos.
Pero el futbol es como la vida, lo he repetido incontables veces: se sube, se baja; se está y no se está. Como analista lagunero (ya no sé si periodista, alguna vez lo fui, ahora solamente soy crítico), aficionado a Santos desde niño, me interesa el bien del Santos. No el fracaso de ningún particular. No me importa salirme con la mía y estar acertado en todos mis comentarios. Estoy encantado con que Pedro Caixinha haya dirigido de forma magistral como lo hizo ante Tigres y ante Chivas y hoy esté instalado en una final.
Además, el cómo, es lo que me ha fascinado. Jugando por nota y con toda inteligencia en el juego de vuelta ante los Tigres y en la semifinal, simplemente aplastando al rival, con un contundente 0-3 que fue realizado con toda categoría, superioridad, orden, talento, futbol y corazón.
He criticado a Pedro, claro, pero antes no se mostraba lo que hemos visto en liguilla, donde entiendo que el futbol se juega y vive diferente. Qué forma tan digna de Santos Laguna de representar a su región de la forma en que lo ha hecho en estos partidos de finales. Sin importar lo que suceda en el partido ante Querétaro, la afición está contenta, identificada y agradecida.
Se nos preguntaba que por qué tanto medios locales como afición estábamos tan alejados del equipo y quizá la respuesta sea porque faltaba ese corazón, futbol y orgullo futbolístico que está demostrando Santos últimamente.
No quisiera destacar a algún futbolista en particular. Pero si los refuerzos tardaron en pesar, ahora lo hacen con toda autoridad. Marchesín es la contratación de la liga, Pulpo una bujía en la media cancha; Molina con toda su presencia y astucia y Djaniny nos ha deleitado con sus jugadas a velocidad con toque europeo.
Otra final. Una más para esta institución de éxito, que es Santos Laguna, la mejor de las suertes porque la afición y el futbol ya han ganado.
aleson2001@hotmail.com