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Sospechar de una sociedad que vota

DAVID PÉREZ

Hay un discurso dominante entre los ciudadanos "buenos" y reflexivos que nos tildan de "malos" e "irracionales" a los que hemos decidido no votar. Parece que interpretan nuestra premeditada abstención como interpelación al sistema democrático actual, a su árbitro y sus contendientes; se equivocan. No es lo único que se puede interpretar, ni lo único que se quiere decir.

La sociedad que vota ¿No es aquella que está dando vueltas en círculos marcados por las fechas electorales para llegar a donde mismo?, ¿No hay elementos que se están repitiendo, una vez y otra, en cada ciclo electoral con efectos devastadores en ascenso? ¿No es el mismo sistema elegido en términos democráticos racionales el que no rinde ningún tipo de cuentas por matanzas a civiles? ¿Es la práctica de votar la gran maravilla de occidente? Nos parece, por lo menos, sospecho.

Sospecho del voto y de aquellos que después de emitirlo sienten que han cumplido con su deber, que han ejercido un derecho tan loable que es digno de tomarle una foto al dedo pulgar que se ha revestido con la gloria de la tinta indeleble, esa condecoración ganada en la batalla ciudadana que se ha librado con honor y de la cual se ha salido victorioso. Fotográfica victoria ciudadana que bien merece ser publicada en Facebook.

En ocasiones se interpreta que el voto nulo y el hecho de no presentarse a la casilla como actos que favorecen al "voto duro" que PRI, PAN, PRD y PVEM han logrado consolidar a lo largo de todo el territorio nacional. Les haría una invitación a contar los votos de los ciudadanos reflexivos que buscan ejercer presión en las urnas, y después preguntarse: ¿No es su sufragio un "voto inútil"?

En principio, porque en la "democracia pinolera" (en el entendido de que el que tenga más saliva traga más) la mayoría electoral ha sido ya conseguida con sistemas bien organizados por los partidos mucho antes de iniciar las campañas. Éstas ya sólo quedan como oportunidad de hacer negocio con el presupuesto destinado y ocasión de tomarse la mayor cantidad de fotos. Segundo, porque no existe una oposición real por la cual optar, ya que el ataque mediático entre los partidos es una simulación comercial.

No estamos proponiendo aquí que hay un poder oculto que nos tiene dominados y que nos engaña con el melodioso "canto de la democracia". Lo que se busca es plantear la posibilidad de sospechar de que es la sociedad misma la que se engaña. La que prefiere un sistema que le permita recriminar a otro lo mal que ejercen el poder, que siguiendo su lógica democrática, ese poder es del ciudadano y es lo que los lleva a las urnas. Sospechar de una sociedad que encuentra en el ejercicio del voto una excusa perfecta para decir que ellos ya han hecho su parte.

¿Y si dejamos de exigir trasparencia a los candidatos y se la exigimos a los electores? Sí, exigirle transparencia y congruencia a esa "clase votante", pedirles a ellos que ejercen con tanta responsabilidad su derecho a votar que den cuenta de sus prácticas democráticas. Solicitar que nos expliquen qué más hacen de cívico el resto del sexenio, que hagan pública su relación con su diputado federal y local, que demuestren en qué grado incidieron en la distribución del presupuesto municipal.

Es razonable sospechar de una sociedad escandalizada porque algunos deliberadamente no votamos, pero que al mismo tiempo no se escandaliza por la cantidad de homicidios dolosos hay en su sociedad. Una sociedad que se duele por el recurso federal invertido en los procesos electorales "desperdiciado", según ellos, por los que no votamos, pero que no es capaz de dolerse frente a la desaparición forzada. Sospechar de esa sociedad que le da tanto valor al voto, pero que ignora la vida del otro.

Nos parece lógico que exista una "clase política" que invierta tiempo y dedicación en un sistema que le genera riqueza para sí misma, para su núcleo familiar y para su familia ampliada (hijastras, compadres, amigos, etc.). Tiene lógica una élite que se "rebaja" al penoso momento de las campañas donde hay que soportar el encuentro con la "prole" con tal de acceder a la vida de privilegios y lujos a la que es hacerse acreedor el día de las elecciones. Pero que exista una sociedad que esté dispuesta a seguir permitiéndolo eso nos parece, por lo menos, sospechoso.

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