Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

SUBRAYADO

ROCK DE LA CÁRCEL

RENATA CHAPA

Hoy miércoles 28 de octubre, en la librería Gandhi Torreón, a las 7:00 p.m. y con entrada libre, presentaremos un par de libros. El primero, Music that rocked the world: three decades of music de Peter Murray (Ed. Ruckus, EUA, 2014). El otro, Cómo escuchar la música del compositor estadounidense, Aaron Copland (Ed. Fondo de Cultura Económica, 13ava. reimpresión, México, 2014). La interpretación musical, en vivo, va por partida doble gracias a los torreonenses Jorge Muñoz, cantante, y Fernando Salazar Blanco, guitarrista. Ambos son colaboradores altruistas de la actividad cultural y ciudadana independiente, "Canto por la educación".

El mismo espectáculo que será compartido la noche de hoy arrancó el pasado lunes 26 a las 5:30 p.m., en una tarde de sol perfecto. De público perfecto. De entusiasmo perfecto.

Alrededor de trescientas personas, de entre los 18 y 80 años, esperaban con ejemplar tranquilidad en una breve explanada. La mayoría, sentados; otros más, bastantes, flanqueaban el área. Todos formaban una especie de oasis lumínico donde quedaban fundidas playeras, camisas, sudaderas. Poco más, poco menos de trescientas prendas, todas de color blanco, cubrían el alma de aquel grupo de internos del Centro de Readaptación Social de Torreón.

"¿Así de serios es como reciben a los libros y al rock and roll?", les pregunté mientras avanzaba por un pasillo aledaño. A la sonrisa en colectivo siguió el aplauso vivaracho, límpido, curioso. Señal inconfundible para quien, luego de andar y andar, regresa a casa y se reencuentra con los suyos.

Primero platicamos de quién sabe cuántos temas. De tanto y de nada, a la vez. Yo con micrófono en mano; ellos, con esos sus gestos tan conocidos. Unos risueños, otros serios. Algunos contentos, varios más desconcertados. Miradas que iban de la esperanza a la melancolía. Pues como fuera y cuantos fueran, lo importante era que estábamos de vuelta ahí, esa tarde, en la escuela del CERESO Torreón. Años atrás, comenzamos en esa misma tierra un proyecto de formación educativa, sostenido en la libertad que da el confiar en el otro, en ofrendar la amistad sin pedir algo a cambio y en la lealtad que reverdece en abundancia.

El rostro algo adusto de un custodio me recordó que tenía el tiempo detrás de mí y de todos. Comencé, entonces, a hablar con rapidez sobre Aaron Copland. Compartí con los muchachos del penal la clase de músico que fue el neoyorquino, pero, sobre todo, recalqué el notorio respeto que inspiraba entre los de su gremio. "Era un apasionado del dar. Estaba enamorado del educar. Quiso que los demás sintieran el gozo que él experimentaba cuando entendía una pieza musical. Buscó la manera de enseñarnos a sentir un placer más allá del sensorial. Y por eso escribió con una devoción especial su libro Cómo escuchar la música". Los invité a escuchar de manera activa las interpretaciones que el vocalista Jorge Muñoz había seleccionado para la ocasión. Es decir, sugerí hacerle caso al maestro Copland para encontrar, juntos, en la música, espacios sin fronteras.

Y quizá comenzamos a lograrlo. Lo creo así porque a los primeros acordes de Stand by me nos fuimos a la década de los 60, ayudados por el otro libro protagónico, Music that rocked the world y sus impactantes fotografías. Eric Sánchez, en representación de la librería Gandhi, mostraba en alto el libro. Un ejemplar llamativo porque sus pastas emulan un disco Long Play, de 33 R.P.M., y sus páginas están recortadas en forma de círculo, toque creativo que seduce hasta al más reacio no lector. Hermoso libro objeto.

Mientras Jorge cantaba y Fer tocaba en su guitarra eléctrica los bajos iniciales de la canción, imaginamos a Ben E. King, a Chuck Berry, a Little Richard. A Bill Haley y su Rock around the clock. Pero, sobre todo, a Elvis, con pícara ironía, con su Rock de la cárcel.

Los hippies, la Guerra de Vietnam, el amor y paz. El soul, el blues, el jazz, la música góspel.

Convertimos la escuela José Vasconcelos del reclusorio de la ciudad en nuestro propio Woodstock. Volamos a Liverpool cuando llegó el turno de Hey, Jude y, a una sola voz, en un mismo coro, internos, custodios, invitados, personal administrativo, dieron a los Beatles estremecedor homenaje. Otra señal imborrable de la relatividad del tiempo y del espacio cuando la música hermana.

Siguió la música disco, el heavy metal y los 70. Hablamos del rol de la mujer como vocalista en esa década y, también, de los vaivenes políticos, económicos. De pronto, aparecieron Gloria Gaynor y la familia Gibb. Luego, Elton John, ABBA, The Carpenters. El blanco del traje de Travolta combinaba perfecto con el de la vestimenta y el ánimo de los aplausos.

Casi daban las 7:00 p.m. y los ochenta aparecieron en un suspiro acelerado. Era hora de salir del penal. Pero apelamos a la bondad de "Cuervo", una de las autoridades de seguridad, y nos permitió escuchar a Foreigner. Y, después, nos premió con un permiso especial: despedirnos con Rapsodia bohemia, en memoria del genio Freddie Mercury.

Hoy, ambos libros entran de nueva cuenta a escena. Jorge, Fernando y yo, junto con los autores y cantantes leyenda, iremos del rock de la cárcel al rock de la librería. Más historias en libertad, gracias a la lectura y a la música, seguirán de rock and roll.

Twitter: @RenataChapa

centrosimago@yahoo.com.mx

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1165133

elsiglo.mx