Con las modificaciones a las reglas del futbol profesional, muchos equipos han sido beneficiados, pero así también a otros los han perjudicado.
Los que han recibido los beneficios de estas modificaciones, sin lugar a dudas que agradecen y aclaman "benditos tres minutos". Sí, esos que ya por costumbre, en cada juego los árbitros centrales los agregan al tiempo reglamentario del partido.
En este renglón los nazarenos argumentan que los minutos agregados sirven para compensar el tiempo que se pierde cuando algún jugador se hace el lastimado a causa de un golpe de algún compañero del equipo contrario, bien cuando se pide la entrada de las asistencias al terreno de juego, y se incluyen los cambios realizados por los contendientes.
Pero si analizamos caso por caso, los tres minutos en ocasiones son pocos en comparación con los que se pierden en el desarrollo de cada partido. En este caso se debe comprometer al cuarto árbitro, que en apariencia únicamente sirven para mostrar los cartelones de cambios, así como anunciar los minutos que se van a agregar. Aquí el silbante de apoyo debería de contabilizar el tiempo real del juego, y de acuerdo con el principal, agregar el tiempo perdido.
Esto, sin discusión, obligaría a todos y cada uno de los actores de los juegos a no hacer tiempo deliberado, para que entiendan que el mismo será recompensado segundo a segundo. Y es muy común, siento que aquí es falta de profesionalismo por no darle continuidad a las acciones, cuando se presentan los saques de banda o bien los tiros de esquina así como los despejes de portería por parte del guardameta, porque cada equipo que lleva ventaja en el marcador, el tiempo deliberado que toman en cobrar cada una de esas faltas, es muy notorio. Ante la complacencia del principal.
En otro aspecto, cabe resaltar que el agregado de los tres minutos (y digo tres minutos, porque es lo que en muchas ocasiones es lo que compensan los árbitros) ha beneficiado a muchos equipos, porque en ese tiempo han logrado emparejar los cartones, en otros han remontado, lo que ha permitido que se lleven el triunfo.
Desde luego que todas las reglas traen como consecuencia sus beneficios y sus contras. Quienes han ganado celebran como nadie esas modificaciones. Pero quienes han sufrido la derrota, así como se han visto emparejados en los marcadores, reniegan por esos cambios.
Pero en general han sido más los equipos beneficiados, quienes por supuesto son los que claman ¡benditos tres minutos!.
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