Para evitar el suicidio es importante trabajar en el tema de la prevención y atención de la depresión. (ARCHIVO)
Ante la incapacidad para resolver problemas cotidianos y considerar “imposible de manejar” las situaciones que enfrentan en algún periodo de la vida, Yéssica Dávila y Karina Gutiérrez han intentado suicidarse.
A pesar de esforzarse por controlar sus ideas suicidas, luego de terapias y mejorar su madurez emocional, Yéssica admitió que su vida sigue siendo complicada, al continuar enfrentando periodos fuertes de depresión.
En entrevista, recordó que la etapa más difícil fue en el paso de secundaria a preparatoria, ya que padecía anorexia y sus depresiones eran tan intensas que no le veía sentido a la vida, fue entonces que intentó suicidarse, al ingerir un gran número de pastillas.
Para esta joven de 22 años, que actualmente estudia la carrera de Medicina, las cosas siguen complicadas, pero lo importante es que está consciente de que su tarea es vencer la depresión, factor fundamental que la lleva a pensar en suicidarse.
Aseguró que sus problemas cotidianos no son peor que los de cualquier otra joven de su edad, sino que ahora se da cuenta que sus ganas de morir “han sido provocadas por un desajuste en la mente a causa de una depresión, quizá heredada o todavía no sé”, acotó.
Yéssica, quien ha tenido una vida con muchas comodidades, de papás divorciados, comentó que los últimos años de su vida han estado acompañados de consultas a psiquiatras y psicólogos ante la preocupación de su madre.
No obstante, considera que lo que más le ha ayudado es la lectura de libros para desarrollo humano, terapias grupales y “darme cuenta que tengo que tomar las riendas de mi vida, que es mi responsabilidad estar bien, no de mi entorno, o de los problemas entre mis padres”, asintió.
Karina Gutiérrez, padeció anorexia y hacía cortaduras a su cuerpo, en muchas ocasiones ha tenido la idea firme de quitarse la vida, incluso lo ha intentado utilizando una navaja para “cortar” sus venas y en otras con drogas, con la finalidad de perderse hasta “morir”.
A sus 26 años, admitió que aunque ha tenido apoyo familiar, sus “demonios” no la dejan y vuelve a recaer, ya que desde la secundaria su percepción es que no tiene sentido vivir, porque nadie la quiere y nadie la comprende.
Ella considera que ha perdido muchos años sin avanzar lo suficiente, pues ha cambiado de carrera, de universidad y de amistades sin resultado.
Ahora estudia Artes Gráficas y entiende que su problema es ella misma, “mis dos hermanas han vivido lo mismo que yo y están bien, se sienten bien, hacen las cosas bien”.
Recordó que sus padres han tratado de ocuparse de sus problemas, por lo que la han llevado a psicólogos y psiquiatras, pero los buenos resultados son temporales y vuelve a caer en una depresión tan fuerte, que siente que es insoportable seguir viviendo.
Karina reconoció que su problema es generado por ella misma y que sabe que empieza “al no poder controlar la ira”, debido a que se torna violenta y agrede a sus seres queridos, así como “a quien esté cerca en ese momento”.
Sobre el tema, el subdirector del Instituto Jalisciense de Salud Mental (SALME) de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), Álvaro Ruiz del Toro, resaltó que para evitar el suicidio es importante trabajar en el tema de la prevención y atención de la depresión.
Explicó que se debe incluir en la prevención a profesionales de la salud, educadores, organizaciones sociales, legisladores, comunicadores, familias y comunidades.
De acuerdo con los expertos el llamado de auxilio de los posibles suicidas, son principalmente cambios notorios de comportamiento, como el alejamiento de sus amigos o familia, así como la aparición de conductas violentas o agresivas.
Aunque las causas son diversas, se considera que muchos de los que cometen intento de suicidio buscan evitar sentirse avergonzados, culpables o como una carga para los demás, ser víctimas, tener sentimientos de rechazo, pérdida o soledad.