Siglo Nuevo

Templos que transforman vidas

Muros al resguardo del saber

Biblioteca José Vasconcelos.

Biblioteca José Vasconcelos.

Jesús Tovar

Las bibliotecas son proyectos arquitectónicos que deleitan por su variedad, especialmente porque se han vuelto complejos templos del saber, casi microcosmos en medio de la desolación de las urbes, un oasis para contemplar y beber letras.

La vida en las bibliotecas parece extinguirse en pos de una vida de alta velocidad en donde no cabe la reflexión, la contemplación y el goce que puede proveer la parsimonia. Nunca han estado obsoletas, no sólo son espacios utilitarios sino generadores de encuentros, recintos de la huella humana, cóctel de vidas, de épocas, de puntos de vista; lugar de sueños, hogar de obras de arte, templos del silencio y de hojas amarillas. Cada página de sus libros contiene vidas, diálogos, personajes e información que esculpe espíritus y cambia corazones de la mano de su arquitectura.

Las bibliotecas son muy variadas en su concepción por lo que no hay recetas, siempre han sido diferentes y han ido mutando con el paso del tiempo. La mayoría tienen accesos controlados, paquetería, librería, módulo de información, áreas para trabajo común, áreas de consulta, sanitarios, libros clasificados o raros, salas de espera, cafetería, área de internet, vestíbulos, patios, estacionamiento, estanterías o área de resguardo, videoteca, salas multimedia, las posibilidades son infinitas.

¿Cuántas bibliotecas más necesita México? Muchas, urge crear un país de lectores y un país lleno de bibliotecas creadas por arquitectos de calidad. Nuestra sociedad las merece de todo tipo: digitales y físicas, especializadas, estatales, personales, heredadas, públicas, de barrio, universitarias, virtuales, etcétera.

UNA REFERENCIA OBLIGADA

Fue cerca del año 300 antes de Cristo cuando los seres humanos emprendieron la aventura del saber en una ciudad multicultural, como la mayoría de las grandes ciudades del mundo, que creció precisamente a partir de su riqueza racial. Alejandría fue fundada por Alejandro Magno y en ella se estimuló el respeto por las culturas extrañas y una búsqueda sin prejuicios del conocimiento. Estaba construida a una escala suntuosa porque tenía que ser el centro mundial del comercio, la cultura y el saber. La maravilla mayor era su biblioteca y su correspondiente museo (en sentido literal, una institución dedicada a las especialidades de las Nueve Musas). De esta biblioteca legendaria lo único que sobrevive hoy en día es su sótano húmedo y olvidado del Serapeo, el anexo de la biblioteca. Fue el primer auténtico instituto de investigación de la historia del mundo. Había en ella una comunidad de eruditos que estudiaban el cosmos entero, exploraban la física, la literatura, la medicina, la astronomía, la geografía, la filosofía, las matemáticas, la biología y la ingeniería. Es difícil estimar el número preciso de libros que tenía pero parece probable que contuviera medio millón de volúmenes cada uno de ellos un rollo de papiro escrito a mano.

BIBLIOTECA DE CIUDAD UNIVERSITARIA DE JUAN O´GORMAN

La construcción comenzó en 1950, en la Ciudad de México, con un área total de 16 mil metros cuadrados y abrió sus puertas el 5 de Abril de 1956. Cito a O’Gorman: “En 1948 se planteaba el problema de la construcción de edificios de la Ciudad Universitaria. Y a principios de 1949 el arquitecto Carlos Lazo, quien era el administrador de las obras, me llamó a su oficina para encargarme, con la cooperación del arquitecto Gustavo Saavedra, condiscípulo mío, y del arquitecto Juan Martínez de Velasco, el proyecto de la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria. […]Me di cuenta de la necesidad de hacer un edificio de acervos abiertos, porque en toda la historia de las bibliotecas universitarias que me fue posible investigar renegábase de las bibliotecas de acervo cerrado, considerado este tipo como anticuado. Insistí con los asesores y las autoridades universitarias en la necesidad urgente de hacer un edificio de acervos abiertos al público y a los estudiantes”. Por otro lado nos dice: “Proyectamos la biblioteca para un millón de volúmenes, correspondiendo su arquitectura a la del resto del centro universitario, según los edificios que ya se habían construido. Desde el principio del proyecto tuve la idea de hacer mosaicos de piedras de colores en los muros ciegos de los acervos, con la técnica que ya tenía experimentada. Con estos mosaicos la Biblioteca sería diferente del resto de los edificios de Ciudad Universitaria y con esto se le dio carácter mexicano”. Cuando recién se terminó de construir la Ciudad Universitaria, en 1952, y después de una visita a la misma, Frank Lloyd Wright declaró que sólo tres edificios del conjunto le parecían meritorios: el Estadio Olímpico, los Frontones y la Biblioteca.

La Biblioteca de Ciudad Universitaria es uno de los pocos edificios mexicanos del siglo XX conocidos en todo el mundo, al lado de las casas de Diego y Frida, del mismo O´Gorman, la casa de Luis Barragán y de algunas obras de Félix Candela.

BIBLIOTECA JOSÉ VASCONCELOS DE ALBERTO KALACH

Este edificio de concreto y letras doradas del Conaculta cuenta con un estacionamiento subterráneo y su fachada principal es una gran retícula que la vuelve ordenada, elegante y contemporánea. Luz controlada a partir del uso de cristales difusos, entradas de iluminación cenital limitadas y una serie de louvers en algunas de sus fachadas. Este recinto representa al México actual. Alberto Kalach utiliza el acero, concreto, madera y otros recursos arquitectónicos de manera magistral en este contenedor del saber que tiene escaleras independientes, una gran escalera central, cajas metálicas contenedoras en diversos niveles, madera en detalles que nos recuerdan el Centro de Arte Británico de Yale de Louis I. Kahn, arquitectura industrial con un toque de modernidad y calidez, cristales translucidos en el piso, puentes y balcones limitados con cables. Un espacio central se abre en el centro del conjunto, a veces parece un submarino, a veces un trasatlántico o una fábrica donde se crea el conocimiento. Cuenta también con un conjunto de celdas y un mármol bellísimo en su vestíbulo principal, encierra conceptos como higiene, limpieza y funcionalidad parecidas a las de un aeropuerto. ¿Qué opinaría don José Vasconcelos?

BIBLIOTECA CENTRAL DE SEATTLE DE REM KOOLHAAS

Edificio contrastante con su entorno y que es “una escultura urbana” de cristal y acero, es la sede principal del Sistema de Biblioteca Pública de Seattle, Washington en los Estados Unidos. Transparente, reflejante, geométrica, quebrada, llama la atención desde el comienzo.

Tiene once plantas y fue diseñado por el estudio Office for Metropolitan Architecture bajo el mando del arquitecto holandés Rem Koolhaas. Fue abierta al público el 23 de mayo de 2004 y cuenta con una superficie total de 34 mil metros cuadrados que pueden acoger aproximadamente unos 1.45 millones de libros y otros documentos. Su fachada fue inspirada en la tecnología Stealth. Su diseño interior en forma de cajas superpuestas provocó la atención internacional. Se convocó un concurso internacional y se presentaron un total de veintinueve estudios de arquitectura. El estudio se planteó reformular el concepto tradicional de biblioteca adaptándolo a los nuevos requerimientos de este tipo de instalaciones y convertirlo en un "almacén de información". Específica, flexible, comprime sus espacios de almacenamiento, se hizo atractiva y se convirtió en un centro social sin ser una “fortaleza”. Adicionalmente se tuvieron en cuenta aspectos para disminuir el gasto energético y el impacto medioambiental del edificio.

BIBLIOTECA UMIMIRAI DE KANAZAWA

Casi como un Haikú, que es un poema japonés que tiene unas cuantas palabras, la biblioteca de Kanazawa de Japón diseñada por Kazumi Kudo e Hiroshi Horiba es simple pero compleja al mismo tiempo. Llena de magia, de inspiración incluso zen esta biblioteca es el fiel reflejo de lo extraordinario, una planta cuadrada con una disposición de espacios interiores que van desde lo ortogonal, diagonal, quebrado o curvo. Cuenta con una escalera cilíndrica que conecta con los dos niveles superiores el último es literalmente un tapanco. Los arquitectos proyectaron un cubo perforado con unos seis mil orificios por los que penetra la luz del sol, de la luna o de las estrellas. Se inauguró en junio de 2011 y tiene tres pisos que forman una 'caja de pastel', que tiene la intención de fortalecer esta área poco conocida de la ciudad. La idea era generar un entorno para experimentar el placer de la lectura rodeado por una presencia física abrumadora de libros. Para fomentar la lectura in situ se facilita el uso de ordenadores de última generación y se promueve la utilización de los espacios comunes como puntos de trabajo en equipo e intercambio de ideas. Esto se combina con salones y salas de reuniones que promueven el intercambio social entre sus usuarios para crear un nuevo centro comunitario.

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