Grupo Radio Centro (GRC), presidida por Francisco Aguirre, y CadenaTres, de Olegario Vázquez Aldir, son las nuevas cadenas de televisión abierta. (El Universal)
Al arrancar 2016, los mexicanos podrán ver canales de las dos nuevas cadenas de televisión abierta.
Ayer, el Instituto Federal de Telecomunicaciones confirmó que Televisa y TV Azteca tendrán como competidores a Grupo Radio Centro (GRC), presidida por Francisco Aguirre, y CadenaTres, de Olegario Vázquez Aldir.
Ambos empresarios aseguraron que iniciarán operaciones al comenzar 2016, pero, como primer paso, en los próximos 30 días, tendrán que pagar al Estado la contraprestación que ofrecieron cada uno por quedarse con 123 frecuencias de televisión.
Esto es, 3 mil 58 millones de pesos GRC y mil 808 millones CadenaTres.
Sin embargo, podrían tardar al menos otro año más para que comiencen a quedarse con parte de este jugoso mercado que, en promedio, genera utilidades anuales por más de 12 mil 700 millones de pesos.
"El avance que vayan teniendo las nuevas cadenas va a depender de la creatividad y agresividad que cada una tenga, pero ahora necesitamos conocer cuál será su parrilla programática y cómo y por dónde van a avanzar en cobertura", dijo Irene Levy, presidenta de Observatel.
Gabriel Sosa Plata, experto en radiodifusión, comentó que será fundamental que la oferta de contenido de las nuevas cadenas, que tendrán una concesión para operar por 20 años, se enfoque en noticieros, series, revista y deportes.
QUIEREN DINERO POR SPOTS
Las empresas televisoras quieren hacer negocio con la transmisión de spots electorales.
Aun cuando la reforma constitucional en materia política prohíbe la comercialización de tiempos para transmitir anuncios políticos, Televisa y TV Azteca buscan obtener ganancias mediante generación de pautas federales para concesionarios de televisión satelital.
Con pagos de por medio, ambas empresas presentaron sus propuestas al Instituto Nacional Electoral (INE) para transmitir promocionales durante la próxima campaña electoral.
También pretenden cobrar por señales que las cadenas de televisión pública proporcionaron gratuitamente a las empresas de televisión satelital restringida, Sky y Dish.
Aunque las televisoras no establecieron cantidades, fuentes de las representaciones partidistas indicaron que el cobro podría ascender a 60 millones de pesos.