Las elecciones municipales y regionales celebradas ayer domingo en España abren un escenario poco habitual en las últimas décadas, el de la necesidad de que las fuerzas políticas pacten para formar mayorías de gobierno.
El Partido Popular (PP, centroderecha) había acumulado hasta ahora la mayor cuota de poder en la historia de la democracia española, ya que al Ejecutivo central unía la mayoría de las regiones y un gran número de ayuntamientos, entre ellos los de las principales ciudades como Madrid, Valencia y Sevilla.
Los populares ganaron ayer domingo los comicios municipales con el 27 por ciento de los votos, y los socialistas fueron segundos con el 25.02, pero ambos se dejaron diez y 2.5 puntos, respectivamente, en relación con las elecciones de hace cuatro años.
El bipartidismo no se hundió, pero sí quedó seriamente afectado, como ya apuntaban los sondeos de estos últimos meses, por la irrupción de fuerzas como Podemos (izquierda radical) y Ciudadanos (liberales centristas).
En especial Podemos, un partido que se creó a principios de 2014 y surgió de los movimientos sociales de protesta contra la austeridad económica y la política tradicional que, a su juicio, representan PP y PSOE.
Con diferentes denominaciones, pero la misma filosofía, esos movimientos pueden conquistar las alcaldías de las dos ciudades más pobladas de España, Madrid y Barcelona, aunque para ello necesitarán el apoyo de otras fuerzas de izquierda.
"Hoy el mundo entero mira a Madrid, (...) teníamos una responsabilidad histórica", dijo ayer a sus simpatizantes Pablo Iglesias, el líder de Podemos.
Las candidaturas "de unidad popular" también tuvieron un apoyo destacado en varios ayuntamientos de la región de Galicia y, con la denominación de "Mareas", fueron las más votadas en ciudades como La Coruña y Santiago de Compostela.
Ciudadanos, que ideológicamente está más próximo al PP, podría pactar con este partido para conservar algunos ayuntamientos y regiones, en especial la Comunidad de Madrid.
Su dirigente, Albert Rivera, señaló que Ciudadanos, nacido en Cataluña en la oposición al nacionalismo, está "haciendo historia" en toda España y demuestra que hay espacio para "esa tercera vía" en el conjunto del país.
La Comunidad de Madrid se convierte en la principal plaza de poder regional del PP, que previsiblemente perderá la Comunidad Valenciana.