Siglo Nuevo

Tony Orrico

El Cuerpo transformado en pincel

Tony Orrico

Tony Orrico

Jesús González Encina

Dentro del complejo panorama del arte contemporáneo surgen nombres como el de Tony Orrico, que se alejan cada vez más del arte tradicional y se atreven a explorar diversas disciplinas artísticas estableciendo diálogos que enriquecen la obra y la experiencia artística.

A finales de los cincuenta, Yves Klein, desarrolló sus Antropometrías, donde mujeres desnudas embadurnadas de color azul, servían de pincel al artista, quien las dirigía, mientras se revolcaban sobre el lienzo, dejando marcas y huellas. Klein pertenecía, junto a otros jóvenes pintores, al nuevo realismo francés, en cuyo segundo manifiesto se leía ¿Qué nos proponemos en la actualidad? La apasionada aventura de lo real, percibido en sí mismo y no a través del prisma de la transcripción conceptual o imaginativa. Mucho del arte actual efectivamente está hecho en base a las vivencias del artista. En el caso de Tony Orrico, él es su propio pincel, su obra nace de un profundo diálogo entre la danza y el trazo.

Tony Orrico nació en 1979 en Hinsdale Illinois, pero creció en Chicago, donde su abuelo pintor le daría las primeras enseñanzas, apoyado por sus padres, quienes le construirían un estudio donde pudiera desarrollar su talento. Además de su gusto por la pintura, desarrolló un gusto por la danza, la cual estudió hasta obtener una maestría en Coreografía en la Universidad de Iowa en 2003. Como parte de su trayectoria en esta disciplina se puede mencionar que formó parte del Trisha Brown Dance Company y Shen Wei Dance.

Ha realizado diversos performance en los que expresa, a través del movimiento del cuerpo, improvisaciones que establecen una relación inmediata con el paisaje o arquitectura circundante y su propio paisaje interior, dejando que fluyan las interconexiones, por medio de una técnica que él llama “reciting space”. Tal es el caso de Importal, realizada en Portugal en 2008, así como Raised Relief, realizada en Lake Havasu, Arizona, en ese mismo año. Acciones difíciles de clasificar como danza, más cercanas al performance. Desarrolla un estado de conciencia que le permite traducir las sensaciones que suscitan en él el ambiente o la arquitectura en movimientos que buscan comulgar con el entorno.

ESTILO ÚNICO

Orrico ha negado que pretenda fusionar artes visuales y danza, para él, se trata más bien de un diálogo donde estas disciplinas tan diferentes se complementan, donde lo que surge no se puede entender si no se contempla el proceso creativo o se tiene conocimiento del profundo trabajo de concentración, donde el cuerpo se transforma en los ojos del artista y gira con una exactitud sorprendente generando obras de gran simetría y armonía.

Lo más representativo de sus obras son los llamados Penwald Drawings, dibujos ambidiestros, en los que como hemos dicho, usa su cuerpo como una herramienta que le permite establecer una escala entre el soporte de la obra (papel) y él mismo. Como si fuera el hombre de Vitrubio de Leonardo, su cuerpo es la medida de toda su obra, el movimiento meditado y certero le permite generar obras a través del uso del carbón, que en sus dos manos, en un desarrollo simétrico, va generando los trazos que configuran la obra. Muchas veces esta se genera con Orrico tendido sobre el papel, otras veces de pie frente al lienzo como en Penwald 4 (2010), donde va creando a trevés de un trazo nervioso y expresivo, en perfecta simetría, lo que parece un cerebro con sus dos hemisferios. En Waning (Menguante), Orrico, de pie con grafito en ambas manos, se deja caer alterando a ambo lados, dejando que las líneas generadas vayan esbozando la silueta del artista, quien en momentos determinados recalca, sin perder el punto de partida de la obra, para al final destacar su efigie de entre la maraña de trazos.

El fin del performance no es solamente el dibujo generado, sino el proceso mismo de la obra, el movimiento, en el caso de Menguante, particularmente, las caídas del autor, la gestualidad del trazo y la expresividad de los movimientos forman parte de la obra misma. Contemplar al artista trabajando nos hace ver y sentir lo complejo de su proceso creativo, el sonido del carbón que se desliza, golpea, marca o raya el papel, unido a la respiración del artista, su estado de conciencia y la concentración necesaria para la generación de la obra, pone de manifiesto que se trata de una obra meditada, donde la aparente improvisación está dirigida hacia resultados concretos.

Orrico va más allá de la utilización del carbón como elemento creativo para sus lienzos, en sus performance él mismo se transforma en el lienzo de su obra, de manera simétrica, va pintando acuciosamente su cuerpo desnudo con carbón, hasta quedar totalmente cubierto de ese material. La búsqueda de la interacción de su cuerpo con el material lo ha llevado a extremos de abandonar el carbón y ser él mismo, a través de sus dientes, el que genera su obra, como en el caso de la oclusión dental sobre papel, realizada en la PPOW Gallery de Chelsea, un performance que trata de la mordedura de una lámina de papel neenah blanco de 96 por 96 pulgadas, el cual le tomó ocho horas, dejando en los pliegues realizados su impronta personal.

RECONOCIMIENTO

Su obra ha tenido mucha proyección en los últimos años. Su trabajo ha sido recopilado por la National Academy of Scienses de Washington DC y encargado por Flux/S en Strijp-S de Eindhoven (Holanda) y el Dancer Theatrer Workshop de Nueva York. Ha expuesto en Estados Unidos, Australia, Bélgica, China, Dinamarca, Francia, Polonia y España, entre otros países. En 2010 fue invitado a participar, junto con un selecto grupo de artistas, a la retrospectiva que realizó el MOMA de Nueva York a la gran artista del performance Marina Abramovic, reinterpretando alguna de sus obras.

En nuestro país se presentó en el Polyforum Siqueiros en 2012, invitado por la galería MARSO, promotora del arte contemporáneo internacional en México, y por iniciativa de la misma galería Orrico se presentó en Museo Nacional de Arte, en el patio de los leones, donde recreó su dibujo Penwald 8.

El trabajo más ambicioso del artista es Penwald 8:12 por 12, el cual le lleva siete horas realizarlo, cuenta con 144 círculos pequeños realizados de rodillas, inscritos en 12 círculos grandes. Tony se mueve rítmicamente, recostándose para cambiar de dirección a manera de un compás gigante. El esfuerzo realizado es arduo, requiere mucha concentración para dejarse inducir a una especie de experiencia hipnótica que, sin embargo, le lleva a un estado de alerta donde el cerebro tiene que responder a la habilidad motora del cuerpo hasta el punto del agotamiento.

EXPERIMENTACIÓN CONTINUA

Orrico explora los límites de la resistencia del cuerpo; en alguna entrevista ha señalado que ha explorado las habilidades del mismo a través del estudio de la anatomía, para saber cómo se comportan las diferentes partes del cuerpo, los músculos, las articulaciones, etcétera. Y es que para él, el cuerpo tiene su propia inteligencia y es fascinante cómo la aventura creativa lo lleva a explorar y a producir obras que son como una metáfora del proceso de cambio continuo inherente a nuestra realidad.

Toni Orrico es un artista multidisciplinar. Su obra, a través de los movimientos repetitivos y simétricos, la exploración y conocimiento del espacio en donde se desarrolla, el agotamiento del artista y la trasmisión de la energía creativa al papel, nos habla de ciclos que se concatenan en la búsqueda de nuevas formas expresivas que no se agotan en las técnicas tradicionales, sino que busca expandirse en esta aventura fascinante que es el arte.

Correo-e: jesus_gencina@hotmail.com

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Tony Orrico

Clasificados

ID: 1140002

elsiglo.mx