Con un trazo sencillo, tres personajes entran a escena. Tres perros que se disputan un collar entre ladridos, gruñidos y reflexiones sobre violencia, democracia y humanismo, se robaron la atención de los laguneros anoche en el Teatro Alfonso Garibay, durante la función de La paz perpetua, de Juan Mayorga, que bajo la dirección de Mariana Giménez, presentó la Compañía Nacional de Teatro del INBA.
Destacada, la actuación de Israel Islas, quien pone en su personaje, un perro cruzado de varias razas, un toque mexicano al texto español. Las tablas del actor Marco Antonio García, quien dio vida al culto Pastor Alemán de esta fábula, fueron una lección de interpretación. Un Rottweiler impuro, Enrique Arreola, que discutía sobre el concepto de moral con Casius, el labrador que encarnó Diego Jáuregui, llevaron al público lagunero por una ruta de cuestionamientos sobre temas como la ética y la virtud.
Si bien, la puesta en escena podría considerarse como variaciones sobre un mismo tema, el terrorismo, llama la atención la forma didáctica en la que invita al espectador a completar el texto de Mayorga. Con una lectura actual de lo que somos capaces los seres humanos, más cuando éstos toman forma de perro, la alegoría a los cínicos de Diógenes, es cargada de ironía y humor negro por los actores de la compañía.
Bien recibida la compañía nacional del INBA, que desde su creación en 2008, es la primer vez que visita la región, y anoche durante más de noventa minutos, logró mantener atentos a más de 200 laguneros que llenaron el teatro de cámara.
Aplaudidos de pie, luego, los actores fueron reconocidos por una propuesta interesante y de contenido.
Deleita. La Compañía Nacional de Teatro del INBA se presentó anoche ante 200 laguneros en el Teatro Alfonso Garibay.
