EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Un descarado tongo

GILBERTO SERNA

Estaba en mis años juveniles cuando asistí a la arena obrera de box. En el ring dos jóvenes con guantes en los puños se daban con todo en una carnicería que el publico asistente aullaba de placer al ver a aquellos mocetones golpearse con tal saña que me dieron la impresión que con la cara de ambos tumefacta esto es inflamada al máximo, los ojos hinchados eran dos ranuras que asombrosamente permitían que la luz llegara hasta lo que quedaba de sus pupila (por cierto los guantes protegen los puños del gladiador aunque parezcan un adorno). Se completaban 10 rounds, los asistente aplaudían a rabiar empezando a arrojar monedas premiando así la bravura de los valerosos contendientes.

Los golpes de aquellos jovenzuelos dejando rostros sanguinolentos cubiertos de sudor y sangre que vi aquella ya lejana noche en ambos boxeadores, no tuvieron ese mismo resultado cuando se enfrentaron hace unos días Mayweather y Pacquiao, quienes terminaron bañados en dólares con los rostros intactos tal y como si en vez de un rudo encuentro tundido de furiosos golpes con hematomas, magulladuras y moretones hubieran recibido un repetido besuqueo con la ternura de dos enamorados que tomados delicadamente de las manos miran juntos la luna en una playa, como quizá la miró Ulises desde su barco, rodeado de sus argonautas después de incendiar la ciudad de Troya.

Habría la duda de cómo se podría llamar el encuentro o sea el combate, donde no lo hubo; diré que desde tiempos inmemoriales las opiniones están acordes en llamarle tongo. Que se dice es una competencia donde uno de los contendientes o los dos participan en una comedia, con el fin de no hacerse daño alguno y ganar algún dinero. En el caso carretadas de dinero en lo que fue sin lugar a dudas un fraude, nos dicen aficionados que se dejaron llevar por la publicidad del evento. Ambos púgiles se portaron como Cassius Clay del que se decía flotaba como mariposa y picaba como abeja. Aunque, cabe decir, que éstos se la pasaron flotando y nada más, no vimos los piquetes. Quizá fueron piquetes de ojos que nos dieron a los fanáticos del box.

Si mucho me apuran diría que estos son un bonito par de bribones ¿se dará la revancha entre Pacquiao y Mayweater?, preguntemos a la Comisión Mundial de Box si vale hablar de un desquite o mejor aún, lo que pasa cuando hay seriedad: ¡que devuelvan las entradas! Eso sería lo justo si habitáramos en un lugar donde las cosas fueran justas. Que habrá que hacer donde todo parece indicar a nadie preocupa que nos hayan tomado el pelo a los aficionados de hueso colorado. Si aún fuera por no dejar, deberíamos formar una minicorte de justicia llamando a rendir cuentas a los que organizaron esta evidente ratería. Esto aquí y en Filipinas, el camuco fríamente calculado, es una burla a la que alguien debe imponerle un castigo ejemplar.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1112764

elsiglo.mx