México presente. Inspirado en el totomoxtle, u hoja de mazorca en náhuatl, el pabellón mexicano en la Expo Milán 2015 es obra del arquitecto Francisco López Guerra y ofrece al público un viaje alegórico al interno del maíz, el símbolo de la cultura gastronómica mexicana.
Con la necesidad de eliminar el hambre en el siglo XXI y producir alimentos sin dañar al medio ambiente como cuestiones principales, el viernes pasado fue inaugurada la exposición universal Expo Milán 2015 que estará abierta durante los próximos seis meses y cuyo lema es "Alimentar al planeta. Energía para la vida".
La ceremonia de apertura inició con un minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Nepal, mientras al ingreso del área del evento decenas de jóvenes se manifestaron contra una Expo "de mafia, cemento y precariedad laboral".
"La Expo no es una apuesta ganada todavía, pero es una apuesta que podemos ganar", dijo Matteo Renzi, primer ministro italiano, al tiempo que el Papa Francisco llamó en un videomensaje a que la exposición sea "una oportunidad que no hay que desperdiciar" para que todos los habitantes del planeta gocen del derecho a la alimentación.
Delegaciones de más de 145 países, entre ellos México, y organizaciones internacionales se dieron cita en Milán para la inauguración de la Expo, que estará abierta hasta el próximo 31 de octubre y en la que se esperan más de 20 millones de visitantes.
Las puertas de la exposición, instalada en una área de 1.1 millones de kilómetros cuadrados a las afueras de Milán, se abrieron pese a que aún decenas de trabajadores daban los últimos toques a los pabellones e instalaciones sin terminar.
La fiesta de inauguración inició la víspera con un concierto del cantante Andrea Bocelli en la céntrica plaza del Duomo de Milán y con la iluminación del "Arbol de la Vida", símbolo de la Expo.
Las grandes cuestiones sobre las que gira el evento son la necesidad de erradicar el hambre en el siglo XXI, cuando en la actualidad hay 840 millones de personas que sufren desnutrición crónica y lograr producir alimentos suficientes para todos sin afectar el medio ambiente.
Un total de 145 países participan en la Expo, 54 con pabellones propios y los demás agrupados, según criterios temáticos.
Inspirado en el "totomoxtle" (hoja de mazorca, en náhuatl), el pabellón de México en la Expo fue inaugurado por los secretarios mexicanos de Economía, Ildefonso Guajardo, y de Turismo, Claudia Ruiz Massieu.
La fachada principal del pabellón fue proyectada por el arquitecto mexicano Francisco López Guerra y ofrece al público un viaje alegórico al interior de una mazorca de maíz, símbolo de la cultura gastronómica mexicana y la base alimenticia de su población.
"La semilla de un nuevo mundo: Comida, diversidad, patrimonio" es el tema del pabellón que constituye un homenaje al maíz y su relación con el ciclo de la vida, la sustentabilidad ambiental y la cadena alimenticia.
Se espera que en los seis meses de duración del evento entre 50 y 70 jefes de Estado visiten la exposición, que será el más grande evento dedicado a la alimentación realizado hasta ahora en el mundo.
Según los organizadores, el costo de la exposición asciende a 1,300 millones de euros (22,655 millones de pesos), mientras los costos operativos suman 800 millones de euros (unos 13.941 millones de pesos).
De ese total del costo operativo, 50 por ciento será cubierto por los boletos de ingreso y el resto por patrocinadores y socios privados.
Por su parte, los países participantes han invertido unos 1,000 millones de euros (unos 17,427 millones de pesos) y se esperan ingresos turísticos por 5,000 millones de euros (87,135 millones de pesos).