no un viaje de paquete".— Eckhart Tolle
No, no pienso que el presidente Enrique Peña Nieto haya debido cancelar su gira en Francia, una visita de Estado importante para los dos países. Dejar al mandatario encerrado en Los Pinos no ayudará a la recaptura del Chapo. Ningún gobierno, de hecho, puede suspender actividades por la fuga de un criminal de la cárcel.
Lo que sí tenía sentido era mandar de inmediato de regreso a México a Miguel Ángel Osorio Chong. El secretario de Gobernación es el responsable del sistema de seguridad nacional y por lo tanto de las cárceles federales. Lo que no entiendo es qué hacía Osorio en la gira a Francia.
El secretario de Gobernación tiene a su cargo la política interna del país no la externa. Pero además es el funcionario que el artículo 84 de la Constitución designa como titular provisional del Poder Ejecutivo en caso de falta absoluta del Presidente. La Carta Magna no considera ninguna otra opción para la presidencia provisional, la cual sería crucial para evitar un vacío de poder mientras el Congreso se reúne y nombra a un presidente interino o sustituto por mayoría absoluta, que en las actuales circunstancias no sería fácil de obtener.
En otros países hay restricciones para que el gobernante y su sucesor inmediato, por ejemplo, el vicepresidente, se encuentren en el mismo lugar al mismo tiempo. La participación de los dos en un viaje no suele permitirse. Las grandes empresas del mundo también prohíben a sus principales ejecutivos viajar juntos en un mismo vuelo. En el gobierno mexicano, sin embargo, parece que nadie se preocupa por prevenir escenarios que, aunque improbables, generarían enormes complicaciones para el país en caso de ocurrir.
El programa de trabajo del presidente Peña Nieto en Francia es importante y toca temas muy diversos. Toda la visita, sin embargo, será ahora opacada por la fuga del Chapo. Es inevitable. El gran escape no fue sólo nota nacional sino que se convirtió en encabezado de diarios y noticiarios de todo el mundo.
En sus primeros 18 meses de gobierno Peña Nieto logró algo que habría parecido imposible en el sexenio de Felipe Calderón: sacar a México de los espacios de nota roja y colocarlo en las secciones de negocios de los medios internacionales. En parte esto fue producto de un cambio en la política de comunicación gubernamental, que en los tiempos de Calderón se enfocó de manera obsesiva a la guerra contra el narco y a la captura de los líderes del crimen organizado. Peña Nieto, en cambio, usó el aparato de comunicación gubernamental para subrayar las reformas estructurales. La captura de Joaquín "El Chapo" Guzmán, el 22 de febrero de 2014, favoreció la percepción de que la guerra contra el narco era cosa del pasado.
Tlatlaya e Iguala fueron un recordatorio de que la violencia de la guerra no ha quedado atrás. La fuga del Chapo ratifica ahora que el Estado mexicano sigue exhibiendo debilidad ante el crimen organizado. De poco sirve la captura de "93 de 122 de los principales cabecillas" del crimen organizado, como señalan los senadores del PRI, cuando el capo más buscado puede escaparse por segunda ocasión de una cárcel federal de alta seguridad.
El presidente Peña Nieto tiene que continuar su gira en Francia. Hoy estará presente en los Campos Elíseos mientras desfilan cadetes mexicanos en las celebraciones de la Revolución Francesa. Este es un gesto significativo de amistad para dos países que en los tiempos de Calderón y Nicolas Sarkozy sufrieron un fuerte distanciamiento. Lo triste es que el avance en política exterior, y los acuerdos de la gira, estarán chapeados por la fuga de un criminal que se ha convertido en el rostro del crimen organizado en nuestro país.
MÁS DURO
El primer ministro griego Alexis Tsipras organizó el referéndum del 5 de julio en su país con el argumento de que un "No" le daría más fuerza para negociar un trato más suave con los acreedores. Se equivocó rotundamente. El resultado ha sido un acuerdo bastante más duro que el original.
