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Pasta de Conchos

Una historia de muerte

Familiares de las víctimas continúan clamando por una justicia que no llega

RENÉ ARELLANO

Raúl Villasana Cantú habría cumplido 41 anos el pasado el 2 de diciembre de 2014, posiblemente habría disfrutado de sus tres hijos, dos mujeres y un varón, quienes actualmente están casados.

Sin embargo, Villasana Cantú fue uno de los 65 mineros que perdieron la vida en la explosión en la mina 8 de Pasta de Conchos. Su cuerpo es uno de los 63 que quedaron atrapados en el interior de la mina.

La historia de su familia, padres, hermanos, esposa e hijos, es similar a la de otros que como ellos han vivido la muerte de un ser querido: sin embargo, su experiencia se replica en otras 62 familias de la zona carbonífera, pues desde hace nueve años esperan recuperar su cuerpo y darle sepultura.

A nueve anos de distancia, María Trinidad Cantú y Raúl Villasana, sentados en el comedor de su domicilio en Nueva Rosita, Coahuila, recuerdan los instantes que vivieron al recibir la noticia de la explosión de la mina en la que trabajó su hijo por siete años, mientras ambos estaban en San Antonio, Texas, visitando a una de sus hijas. En dicha ciudad María Trinidad tenía un mes.

Por su parte, Raúl Villasana tenía escasos cuatro días de haber llegado, cuatro días antes de la tragedia, siendo el mismo período en que tuvo la última conversación y vio con vida a su hijo.

"Estábamos en la casa de la suegra de la muchacha, estábamos almorzando y estaba haciendo mucho frío, luego llega la señora y dice: le hablan por teléfono de Rosita… Me imaginé porque nunca pensé que me iban a hablar, nunca pensé que me fueran a hablar por cualquier cosa. Ella (su esposa) fue a contestar, me quedo solo pensando, dependiendo de la cara que traiga ella es el problema; porque me quede pensando… un accidente, una mano, una herida, no pensaba que era una explosión", señala Raúl Villasana con la voz entrecortada.

Detalla que su esposa regresó y al detenerse rompió en llanto, situación por la cual asumió la gravedad de la situación y los padres de Raúl; con la mirada cristalina recordaron la conversación que sostuvieron con él en septiembre de 2005, cuatro meses antes de la explosión, cuando su hijo les contó que trabajaba en la recuperación de material de la entrada de la mina para reutilizarla en el interior de la misma.

'"Apá estamos rescatando unas de las vigas y dejamos un buen tramo desocupado del techo y todo eso que estamos rescatando de material, nos están diciendo que lo traslademos hacia más adelante, pero estamos dejando un buen pedazo vacío".

Entonces mi señor le dijo: "No m'ijo eso está mal, por qué vas a dejar el techo desprotegido y entonces un día se te cae esa mina en la cabeza, pero te exigen o mandan que hagas eso", relata con seguridad María Trinidad Cantú.

Para María Trinidad y Raúl, la ausencia de su hijo mayor pesa de la misma forma hoy que hace nueve anos. Mantienen su recuerdo, su imagen iluminada con una veladora en una repisa ubicada en una columna que separa la cocina de la sala; en este último punto permanece otra fotografía de su hijo, manteniéndole presente en casa.

‘EL ESTADO Y LARREA SON LOS ASESINOS’

El Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana también realiza sus actividades relacionadas con lo que denominan IX aniversario de la tragedia de Pasta de Conchos, como lo dan a conocer a través de un comunicado en el que convocan a conmemorar dicho hecho.

En dicho documento, establecen que en la mina 8 de Pasta de Conchos permanecen los cuerpos de los 63 mineros, "por la irresponsabilidad del Grupo México, la empresa Industria Minera México S.A. de C.V (IMMSA), el Gobierno federal y estatal… Queda claro que este asesinato industrial es solapado por el Estado y que en contubernio con este monopolio es favorecido con más concesiones, sin exigirles la recuperación de los asesinados y abandonados en esa mina convertida en fosa clandestina".

La convocatoria fue entregada por el sindicato minero, tras solicitar información a la dirigencia nacional a través de Julio Pomar, en la capital del país, sobre las actividades a realizar este 19 de febrero. En ella señalan que ante el peregrinar por todas las instancias de gobierno y sus instituciones para exigir el rescate con vida de los mineros, transcurrido el tiempo la petición cambió a la recuperación de los restos de las víctimas.

Relatan en dicho escrito tras ser ignorados por las autoridades, organizaron en un rescate independiente, ingresando en los socavones de la mina; acciones en las que participaron rescatistas, viudas y familiares, así como de miembros de los medios de comunicación, con la finalidad de dar testimonio que era posible el rescate.

"Cuando estábamos a punto de lograr el objetivo el estado ordenó el desalojo, escoltando a personal del monopolio IMMSA para desmantelar el abanico principal, taponear la bocamina y robarse todo lo de valor como las ademes hidráulicas valuadas en varios millones de dólares que estaban resguardadas por la PGR (Procuraduría General de la República) como evidencias".

Para concluir dicha convocatoria, el Sindicato Minero invitó a los ofendidos por el sistema a unificar la lucha y detalla que las actividades a realizar este 19 de febrero en San Juan de Sabinas. Firmando con la frase: Ni perdón, ni olvido; Larrea y el Estado son los asesinos.

Recuerdan aniversario con protesta

Hace nueve años, en Pasta de Conchos, una explosión mató a 65 mineros. Hoy, las familias de las víctimas conmemorarán la fecha con una manifestación frente a la oficinas corporativas de Grupo México, propietaria de la mina.

La concentración se llevará a cabo en la Ciudad de México, al medio día, y en Coahuila habrá una misa para recordar a los mineros muertos, cuyos cuerpos permanecen todavía enterrados, a excepción de dos que fueron recuperados de los escombros.

A la manifestación asistirán familiares y amigos de los mineros muertos en Pasta de Conchos y en otras minas, así como sobrevivientes de siniestros, pastores y ciudadanos que han acompañado a las familias durante estos nueve años, informó Cristina Auerbach, directora de la Organización Familia de Pasta de Conchos (OFPC).

"Realizamos el memorial para explicar cómo va el caso de Pasta de Conchos, que continúa abierto porque está en tribunales internacionales", dijo.

A la fecha el expediente del caso Pasta de Conchos espera su admisión en la Comisión Interamericana de Derecho Humanos CIDH, donde lo presentaron en 2010 para someter a juicio al Estado mexicano por la violación a los derechos humanos de los trabajadores y de las familias.

"Ya han pasado cinco años y sabemos que la Comisión ya está lista para llevarlo a votación. El asunto es que estamos en lista de espera por todos los casos que acumula México, y que representan 30 % del total que llegan a la CIDH", explicó Auerbach.

Después del secuestro y asesinato de 43 estudiantes de Ayotzinapa, dijo, "estamos puestos de rodillas para que no ocurra nada más y entre nuestro caso, porque México tiene una demanda altísima en tribunales internacionales porque no encontramos justicia en los nacionales".

En vísperas de la conmemoración, Auerbach también denunció que Grupo México pretende quitar las cruces que los familiares colocaron a lo largo del camino hacia la mina que la empresa clausuró desde 2007 que paró el rescate.

"Desde entonces la empresa ya no permitió que las familias entraran al altar que ellas habían puesto en el estacionamiento de Pasta de Conchos, y entonces el Viernes Santo de 2008 pusimos las cruces de los 65 mineros muertos", recordó.

A esas cruces se les suman cada año otras de las víctimas que mueren en otras minas, explicó. Pero hace un año la empresa cercó el predio y ahora están construyendo una escuela y les dijeron que van a quitar las cruces.

"Nos parece un agravio terrible. Nadie puede tocar esas cruces, y no pueden acordarlo con una familia porque, aunque las cruces tengan el nombre de una familia, las puso la organización, es un acto de la organización y no lo vamos a permitir", denunció.

Auerbach advirtió que seguirán exigiendo el rescate de los cuerpos atrapados en la mina y "estamos dispuestos a esperar a que se termine de litigar y que sea la CIDH la que decida".

"Ella fue a contestar, me quedo solo pensando que dependiendo de su cara es el tamaño del problema... nunca imaginé una explosión".— Raúl Villasana, deudo.

Muerte ni olvido. Las cruces en honor a los muertos son de los pocos vestigios que quedan de la tragedia minera.

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