Encuentro. El Papa Francisco dialoga con el presidente cubano, Raúl Castro, a su arribo al aeropuerto internacional “José Martí” de La Habana, en el comienzo de una histórica visita enmarcada en la nueva relación diplomática entre Cuba y Estados Unidos, país que también será visitado por el Sumo Pontífice. (EFE)
El Papa Francisco arrancó ayer su primera visita papal a Cuba con un mensaje claro: al mundo le urge la reconciliación, como la que se ha dado entre Washington y La Habana.
El Pontífice, mediador clave para que EU y Cuba restablecieran sus relaciones tras cinco décadas de enemistad, llamó ese proceso de reacercamiento, liderado por Raúl Castro y Barack Obama, un ejemplo para todo el mundo.
"Desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de relaciones entre dos pueblos tras años de distanciamiento", dijo Francisco en un discurso tras su llegada al Aeropuerto Internacional José Martí.
"Es un signo de la victoria de la cultura del encuentro y del diálogo (...) y animó a responsables políticos a continuar avanzando por este camino", añadió al calificar la situación global como una Tercera Guerra Mundial por etapas.
Durante su visita papal, de cuatro días, se espera que el Pontífice también haga referencia a retirar el embargo económico que Washington mantiene sobre la Isla.
El Pontífice aprovechó así la situación para enaltecer la normalización de relaciones entre Washington y La Habana, que dijo sienta un ejemplo.
Por su parte, el presidente cubano Raúl Castro agradeció la participación de El Vaticano en ese acercamiento, aunque opinó que todavía falta mucho camino por recorrer en su diálogo con el estadounidense Barack Obama.
Se refirió en particular al embargo económico que mantiene Washington sobre la Isla. Se prevé que el Pontífice se pronuncie en contra del bloqueo durante la visita.
Pero el Papa también se mostró crítico contra el régimen castrista.
Inmediatamente después de enviar saludos al líder revolucionario Fidel Castro, por ejemplo, hizo referencia velada al trato hacia los disidentes cubanos. Algunos de ellos no podrán reunirse con el Pontífice por estar encarcelados, mientras otros han abandonado el país caribeño denunciando represión.
"Quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas con las que, por diversos motivos, no podré encontrarme, y a todos los cubanos dispersos por el mundo", declaró Jorge Mario Bergoglio.
Luego habló sobre una visita que hará a la Virgen de Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
"Le pediré por todos los hijos cubanos y por esta querida nación, para que transite por caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación", señaló.
Horas antes, asimismo, había dado un discurso contra líderes que se perpetúan en el poder.
Empero, el Papa no se guardó todas las palabras para el discurso en el aeropuerto: se acercó a saludar a los isleños que lo recibieron ahí y a quienes se reunieron afuera de la Embajada vaticana en la que dormirá las próximas noches.
"¡Francisco, hermano, ya eres un cubano!", la gritaban emocionados los habitantes de La Habana.