En alerta. Miles de niños sirios se han quedado sin educación, sin agua potable y con problemas de alimentación.
Cerca de 8.2 millones de niños sirios necesitan ayuda humanitaria dentro de Siria y en los países vecinos a los que han huido, según un informe presentado por Unicef.
"En Siria no hay ningún lugar seguro para los niños", manifestó en Berlín la delegada del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) en este país, Hanaa Singer, al presentar el informe, en el que se denuncia que durante 2014 sesenta escuelas fueron objeto de ataques armados.
Desde 2011, según Unicef, al menos 11,000 niños han muerto como consecuencia del conflicto sirio. En septiembre de este año, seis menores murieron durante un ataque a un centro de esta organización. La guerra ha llevado al desplazamiento forzoso de muchas familias y a que tres cuartas partes de la población siria viva en la pobreza. Según Unicef, es especialmente preocupante la situación de 2 millones de niños que viven en lugares directamente afectados por los combates y que sólo reciben esporádicamente ayuda humanitaria.
En muchas áreas las infraestructuras están completamente destrozadas y, por ejemplo, en Alepo cerca de 2 millones de personas estuvieron sin agua potable durante varios días.
"El acceso al agua potable se ha convertido en un arma de guerra en Siria", afirmó Singer. Además, dos tercios de los hospitales no funcionan debidamente y aproximadamente 2 millones de niños no pueden ir a la escuela. "Después de casi cinco años de guerra en Siria la vida de toda una generación de jóvenes y niños está en ruinas", dijo el representante de Unicef.