¿Qué podemos festejar en este 18 de marzo, aniversario de la expropiación petrolera de 1938? ¿La caída en la producción mexicana? En 2004 el país produjo 3 millones 383 mil millones de barriles diarios de crudo. En 2014 la cifra fue de 2 millones 705 mil barriles, una caída de 20 por ciento en 10 años. En enero de 2015 Pemex reportaba una producción de sólo 2 millones 602 mil barriles. Seguimos en picada.
En 2008 la producción de crudo de Estados Unidos alcanzó su punto más bajo en tiempos recientes con 5 millones de barriles diarios. En un mercado abierto, los altos precios generaron una mayor inversión y desarrollo de tecnología que para 2014 llevó la producción estadounidenses a 8 millones 653 mil barriles diarios (EIA), un impresionante incremento de 73 por ciento en nueve años. El principal factor fue la adopción de la fractura hidráulica, o fracking, para extraer crudo y gas de rocas de esquistos gracias a la inyección de agua y productos químicos.
La caída de nuestra producción y los bajos precios han convertido a México en un importador neto de productos petroleros. Todavía no estamos importando crudo, pero ya compramos cantidades muy importantes de gas natural, gasolina, otros petrolíferos y petroquímicos. Todavía en 2014 nuestro país tuvo un superávit petrolero si sumamos las cifras de todo el año: la exportación fue de 42,979 millones de dólares y la importación de 41,490 millones de dólares, lo que dejó un superávit pequeño de 1,489 millones de dólares (Inegi). En los últimos meses del 2014, sin embargo, las importaciones de productos petroleros superaron a las exportaciones. La tendencia ha continuado: en enero de 2015 exportamos 2,016 millones de dólares e importamos 3,248 millones de dólares. El déficit petrolero de ese solo mes, 1,232 millones de dólares, es casi igual al superávit de todo 2014.
El que México se haya convertido en importador neto de hidrocarburos es en buena medida consecuencia de la prohibición a la inversión privada. Ésta no la impuso Lázaro Cárdenas al expropiar la industria petrolera en 1938. Cárdenas creó los contratos de riesgo que permitían la inversión privada aun cuando el petróleo fuera propiedad del gobierno. La opción quedó abierta tanto en la Constitución como en la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional de 1940. Fue el presidente Adolfo López Mateos quien prohibió los contratos de riesgo y las concesiones al enmendar en 1960 el artículo 27 de la Constitución.
La visión estatista de López Mateos afectó la inversión y la producción petrolera de México. En unos años el país se convirtió por primera vez en importador neto de productos petroleros.
La situación cambió radicalmente en los años setenta, pero no por el éxito de la exploración de Pemex. En 1968 un pescador de nombre Rudesindo Cantarell identificó un yacimiento en la sonda de Campeche y luego de varios intentos, ante la indiferencia de la burocracia, logró que Pemex mandara a un técnico a revisar la zona. El yacimiento de Cantarell habría de ser la salvación de Pemex. Rudesindo fue nombrado trabajador de Pemex, pero los recursos fluyeron siempre a la ciudad de México.
La Reforma Energética ha abierto nuevamente las puertas a la inversión privada en petróleo, aunque no tanto como la que promovió Cárdenas. Hay razones para pensar, sin embargo, que la reforma ha llegado tarde. Hoy veremos ceremonias para celebrar la expropiación de 1938, pero nadie se atreverá a cuestionar el costoso cierre de la industria a la inversión privada decretado por López Mateos en 1960.
YERGIN Y EL PETRÓLEO
Cuando Daniel Yergin, autor de The Prize: The Epic Quest for Oil, Money, and Power, escribió en el Wall Street Journal el 17 de septiembre de 2011 que los altos precios del petróleo generarían nuevas inversiones, mejor tecnología y una mayor producción muchos se burlaron. Hoy su escrito parece profético.
Twitter: @SergioSarmiento