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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

Nuestros subagentes disfrazados de maquiladores de artículos de campaña nos informan que de todos los calefactos que suspiraban hondo para ser ungidos por el Dedo Sagrado del partido tricolor y conseguir así una codiciada pluri, el que no se resigna es Miguel Mery Ayup. Cuentan que el primer cobrador -perdón, regidor- del Ayuntamiento, cuyo desempeño se ha vuelto de tonos grisáceos, como estos días de lluvias y nublados, ya se sentía dentro del grupo de los elegidos para recibir su hamaca con bono y por la libre. Pero cuál fue la sorpresa para él cuando recibió una llamadita de sus jefes para convocarlo a seguir realizando su trabajo como pastor de los regidores del PRI en el Cabildo de Torreón y a que esperara mejores tiempos.

Dicen que tanto ha calado esto en el ánimo del edil, que parece haberse desaparecido del sexto piso del Gran Invernadero de la Plaza Mayor. Se desconoce si es porque tiene cosas “más importantes” qué hacer o de plano se dio por vencido en cuanto al control político de los priistas que desde hace tiempo detenta el secretario del Ayuntamiento, Jorge Luis Morán.

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Quienes tuvieron que tragarse su orgullo y además sonreír para las cámaras fueron la exalcaldesa Rocío Rebollo, la senadora Leticia Herrera y la diputada federal Marina Vitela. Resulta que para el registro de doña Rocío como contendiente por el distrito de Gómez Palacio y Lerdo, las legisladoras tuvieron que ir, más a fuerza que de ganas, a la capital de los alacranes de dos y ocho patas como parte de la cargada tricolor y hasta tomarse fotos con la ahora precandidata. De todos es sabido que las dos exalcaldesas mantienen desde hace años una rivalidad y ahora más que Rebollo es de la gente del gobernador provincial, Jorge Herrera Caldera. Y es que la senadora Herrera es una fuerte suspirante a la candidatura para sustituir a don Jorge en la silla grande del estado, por lo que un eventual triunfo de Rebollo pondría cargar los dados en el distrito hacia el delfín del mandamás estatal en el hipotético caso de que se realizara una consulta a las bases priistas. Y a propósito de los suspiros de Leticia Herrera, dicen que entre su estrategia para posicionarse como seria contendiente por la gubernatura está la de capitalizar todas las promesas incumplidas del gober en La Laguna, para lo cual no hay que buscarle mucho. Una muestra es el tan anunciado Hospital General de Gómez Palacio cuya construcción se ha postergado durante años al grado que a este proyecto se le conoce como “El Ya Merito”. Y en el supuesto y remoto caso de que la obra iniciara este año, no estará terminada para cuando inicie formalmente la carrera para la sucesión, por lo que los priistas del equipo del Herrera Caldera no podrán presumirla.

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Como bomba de trinitrotolueno cayó entre el respetable público torreonense la noticia del nombramiento del exalcalde Eduardo Olmos como nuevo becario -perdón, representante- del gobierno de Coahuila en la capirucha del esmog. De inmediato, las voces críticas y criticonas enfocaron sus baterías para cuestionar el “premio” otorgado por el gobernador provincial, Rubén Moreira, en el enésimo cambio realizado a su gabinete. Las preguntas surgieron en automático y se amontonaron en las mesas de café reales y del ciberespacio: ¿qué le debe don Rubén a don Lalo? ¿Qué va hacer el exmunícipe en el DF? ¿Dónde quedan los dardos emponzoñados que hasta el propio alcalde Miguel Riquelme ha lanzado por el estado lamentable en que la administración de su “amigo” Olmos dejó a Torreón? ¿Cuáles son los méritos reales del flamante representante estatal para asumir ese cargo? De algo podrá servir repasar la carrera política del político empresario (o empresario político, como usted guste) en los últimos años, en la cual se puede observar una lealtad total a la familia que gobierna a la antigua Nueva Extremadura desde hace una década. En ese tiempo, don Lalo ha brincado, en el más puro estilo del “chapulinazo”, de diputado federal a secretario de Obras Públicas, de ahí a secretario de Desarrollo Regional y luego a diputado local, cargo que ocupó sólo 13 días para ser candidato, por segunda vez, a la alcaldía, puesto que ha sido el más largo de su carrera, para infortunio de los torreonenses, dirán no pocos. Así que, luego de aguantar los duros catorrazos por su cuestionable gestión en la Perla de La Laguna y de autoexiliarse de la política durante un año, Olmos reaparece cobijado por su patrón. Otra maliciosa especie que circula es que don Lalo se va a la capirucha para estar más cerca del proceso que sigue abierto en la Tremenda Corte de Justicia de la Nación por el tremendo caso de los cobros indebidos del ISAI y el desacato en la devolución de ese impuesto, asunto por el cual el Poder Judicial trae en jabón al exzar de la “licuadora financiera”, Pablo Chávez. ¿Será?

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Otro nombramiento estatal que dejó boquiabiertos a propios y extraños fue el de Tania Castillón como subsecretaria del Trabajo, es decir, como segunda abordo en la dependencia que desde el miércoles encabeza Norma González. La sorpresa surgió debido a que, según los conocedores de los entresijos del Palacio Rosa de la urbe de adobe, doña Tania tiene no sólo escasa experiencia en el tema laboral, sino en la administración pública en general. Hasta ahora, la flamante subsecretaria sólo ha ocupado dos puestos: uno, como encargada de un programa de desarrollo social para personas de la tercera edad, pero de forma muy breve; y el otro como asistente del exsecretario de Gobierno, Armando Luna, ahora suspirante a una curul con bono en San Lázaro. Además, Castillón es conocida en el ambiente burocrático estatal por sus maneras, digamos, poco sutiles de tratar con la gente. Incluso, varios comentan que cuando Luna salía de viaje, ella asumía de facto y por su cuenta las funciones en la secretaría, lo cual le ocasionó fricciones con algunos funcionarios, quienes llegaron a conocerla como “La Jefa”. Por eso, no pocos se cuestionan ¿cuáles son sus méritos para ocupar un puesto tan sensible y exigente en el plano político por el contacto que tendrá con empresarios y sindicatos de trabajadores? Tal vez doña Norma o el propio gobernador puedan aclararlo.

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Dice un sabio refrán que “lo más claro es lo más decente”. Pero tal parece que los H. Representantes del Pueblo Coahuilense no lo conocen. Como muestra, basta ver el juego de galimatías y contradicciones generado en noviembre y diciembre pasados en torno a la falta de explicaciones por el boquete de 18,000 millones de pesillos de las cuentas públicas de la pasada administración y que está relacionado con la megadeuda de Coahuila. Un juego que resultó gratuito y poco divertido para los espectadores que son quienes tendrán que pagar el chistecito de 38,000 millones del Profe bailarín -que nos bailó a todos-. Gratuito porque, como se dio a conocer en este medio ayer, desde septiembre los entonces legisladores, integrantes de la famosa comisión especial sabían, de viva voz del subsecretario de Ingresos y Deuda, Armando Rubio, que varios documentos relacionados con el adeudo habían sido sustraídos, cosa que luego su jefe, Ismael Ramos, zar financiero estatal, primero reconoció y luego desmintió... y ahí el origen de toda la mentada confusión. Pero la gran pregunta es: ¿por qué los exlegisladores nada dijeron de eso, incluso, cuando al gabinete del señor gobernador se le hacía bolas el engrudo? De los exdiputados del PRI y de sus partidos satélite es explicable, aunque no justificable, su silencio, ya que ellos han demostrado ser fieles soldados de don Rubén y celosos guardianes de sus intereses. Pero ¿qué pasó con los integrantes de la diminuta oposición (o como pueda llamársele)? Entre ellos estaba el panista Fernando Gutiérrez, quien recientemente dijo “adiós” a la política (no se ría, sí lo dijo), no sin antes haber renunciado a la comisión de deuda porque no había avances. Resulta por demás extraño que don Gutiz haya optado por hacer mutis en medio del escándalo de los documentos robados. O, quizá no resulte tan extraño si recordamos que el exdiputado blanquiazul se fue de paseo -perdón, gira de trabajo- como parte de la delegación del gobernador al oriente asiático. En fin, lo cierto es que, la interrogante de a dónde fue a parar el dinero de la megadeuda sigue como el misterio del triángulo de las Bermudas, en donde, por cierto, existe un bonito paraíso fiscal.

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