Como suele suceder, este asunto de las campañas electorales trae “confundidos” a los servidores públicos municipales a quienes se les cruzan los cables y luego “no saben” -o fingen no saber- para quién trabajan en realidad y por qué es que perciben el sueldo del que gozan lindamente. Ejemplo de ello es la cuarta decoradora -perdón, regidora- del ayuntamiento de Torreón, Lourdes Quintero, quien ha ido acumulando reclamos en las últimas semanas por hacer trabajo proselitista encubierto. Bueno, eso de encubierto es un decir, porque fue tan evidente el “cebollazo” que todo mundo se dio cuenta. Resulta que, según reportes de nuestros subagentes disfrazados de voluntarios del DIF, la semana pasada doña Luly anduvo muy movida invitando a integrantes de patronatos de asociaciones de asistencia social a conferencias y pláticas.
El problema es que dichas actividades fueron organizadas por el PRI Municipal, del cual ella es secretaria, y no por el ayuntamiento. Esto generó extrañeza entre los miembro de los patronatos quienes se vieron unos a otros sorprendidos porque hasta ahora, y luego de un año de presidir la comisión del DIF, Quintero apenas se acordó de ellos y sólo para llevarlos en calidad de cuasi acarreados a actos de marcado corte partidista. Pero los ofendidos no se quedaron callados y se acercaron con regidores del PAN para informarles de lo que estaba sucediendo con su compañera tricolor y que, por favor, la ubicaran. El caso es que el tema llegó hasta la oficina de la presidencia del comité local del PRI que ocupa el diputado Shamir Fernández, a quien no le quedó más remedio que meter en cintura a la secretaria del partido. Bueno, al menos le dijo que no fuera tan obvia con esas invitaciones proselitistas y que cuidara un poco más las formas. Vamos a ver si le hizo caso.
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Otra que salió regañada fue la “Primera Vecina” de Torreón, Lorena Medina, por desatender el changarro en la Coordinación de la UAdeC y dejar a varios directores de facultades con las manos muy sueltas. La bronca es que en una de ellas ya se estaba gestando una auténtica rebelión de académicos e investigadores. Nuestros subagentes disfrazados de profes “barco” nos informan que el director de la Facultad de Ingeniería Mecánica Eléctrica, César Ulises Tapia, aprovechó el vacío en la supervisión para hacer de las suyas y comenzar a despedir gente con renombre y trayectoria en el ámbito académico y de la investigación para en su lugar contratar a amigos, allegados y recomendados con la finalidad de que auxilien “al partido” en el proceso electoral que se avecina (como verá, estoico lector, todo es elecciones en estos días). Pero la cosa se puso más que tensa cuando don César decidió “darle las gracias” a una investigadora que se encontraba gestionando importantes recursos en el Conacyt para proyectos de la Facultad. Los reclamos no se hicieron esperar y llegaron a oídos del mismísimo rector, Blas José Flores, quien le habló a doña Lorena para pedirle que atendiera el caso y que estuviera más al tanto de lo que ocurre en su coordinación para evitar que este tipo de asuntos se conviertan en problema. Y es que entre el Consejo de Transparencia que la coordinadora también preside y las labores partidistas que realiza para el clan Medina-Hernández, parece que no se da abasto o no le alcanza el tiempo para meter al redil a todos sus directores. El que mucho abarca, poco aprieta, dicen por ahí.
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Y a propósito de ovejas descarriadas, los regidores que integran el Cabildo de Torreón, con todo y que muchos de ellos cuentan con cierta experiencia en el servicio público de tal manera que no puede considerarse que sean novatos, demuestran el poco apego que tienen por la disciplina y el compromiso hacia el puesto que desempeñan y la representación social que se supone tienen. Y esto se refleja en que la mayoría de las veces llegan tarde a las comisiones o simplemente envían un mensaje con sus correveidiles para justificar su ausencia, inventando cualquier pretexto. Por ejemplo, la sesión de la comisión de Obras Públicas y Urbanismo celebrada el viernes pasado, se desarrolló en su mayor parte sin quorum legal. Fue hasta una hora después de que había comenzado que llegó la regidora del Movimiento Ciudadano, Mayela González, con lo que se cumplió el requisito mínimo de asistencia para que fuera válida. Dos de las ausencias fueron porque, según los propios ediles, el primer cobrador -perdón, regidor- Miguel Mery, del PRI, se encuentra cursando una maestría; y por el lado del PAN, la síndica de vigilancia, Gabriela Casale, también va los viernes a un posgrado. Y no es que esté mal que los H. Representantes Populares se esmeren por aprender y capacitarse, al contrario; pero lo que llama la atención es que no puedan organizar sus agendas para evitar incumplir con su trabajo de servidores públicos por el cual reciben un pago -nada despreciable- cortesía del erario engordado con los impuestos que paga usted. Y a todo esto, ¿dónde anda el secretario del Ayuntamiento, Jorge Luis Morán, quien se supone que debería ser el que ponga orden en ese centro recreativo que es el Cabildo torreonense?
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Los amantes del sospechosismo han comenzado a dar rienda suelta a sus aficiones con un hecho que se viene registrando desde el año pasado en la vecina e industriosa ciudad de Gómez Palacio que pilotea José Miguel Campillo. Resulta que lo que en principio parecía una mera acción de temporada, se ha convertido en una costumbre de cada mes. En diciembre del año pasado, como se estila en varias ciudades de la comarca y de la República, el ayuntamiento de la Antigua Estación Santa Rosa decoró las calles y edificios públicos con motivos navideños para extirpar de la población el espíritu “grinch” que en medio de tanta calamidad social, política y económica que vive nuestro país puede anidarse en las entrañas. Y las autoridades en verdad se esmeraron porque la decoración que pusieron opacó la colocada en las vecinas urbes de Torreón y Lerdo. El detalle es que tan pronto fueron retiradas las lucecitas y demás motivos navideños, se instalaron nuevas decoraciones, pero ahora para festejar el Día del Amor y la Amistad. Así que de pronto hubo corazones y mensajes amistosos por doquier y nomás faltó que el ayuntamiento “disparara” unas cenas románticas entre los ciudadanos para redondear la melosa estrategia. Pero San Valentín se fue y se llevó la bonita decoración y en su lugar llegó -por adelantado- la Primavera con flores luminosas que fueron esparcidas por las dañadas vías gomezpalatinas, como puede observar cualquiera que circule por ellas. Y es aquí donde comienzan las suspicacias: ¿cuánto y a quién le está pagando el ayuntamiento de don Pepe por decorar la ciudad todos los meses? ¿Cuánto le está generando de luz extra iluminar las calles con tan empalagosos motivos? ¿No existen acaso otras prioridades o acciones más urgentes a donde se pueda destinar el recurso? Si esto último no lo saben, que le pregunten a los vecinos que han venido sufriendo con los constantes brotes de aguas negras, o a los conductores que tienen que esquivar los baches de las vías como si de una carrera a campo traviesa se tratara.
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En donde las elecciones de plano ya absorbieron la mayor parte de la chamba oficial es en el ayuntamiento de Saltillo que dirige Isidro López. Nuestros subagentes disfrazados de mandaderos nos comentan que el reloj de la Presidencia Municipal de la Urbe de Adobe ya marca las horas del tiempo electoral al grado que varios directores andan más preocupados por la grilla que en hacer funcionar como Dios manda las actividades del propio ayuntamiento. Y es que, según cuentan, en dichos actos la gran ausente es la coordinación y quien quiera enterarse de qué va el apoyo, la obra o el programa que inicia o se entrega, tiene que hacer un auténtico carrusel entre los funcionarios que asisten para que den la información que casi siempre es imprecisa. Además, los regidores que acuden a hacer bola como si fueran parte del staff de don Chilo sólo se la pasan echándose tierra entre sí o hablando mal de algunos directores, pero no por su desempeño, sino por sus maneras de saludar a la gente y otras nimiedades por el estilo. En suma, parece que no hay quien ponga algo de orden y mesura. Para acabarla de amolar, se oye por radiopasillo que los chapulines de la administración municipal no han dejado de saltar, ya que se esperan más cambios de gente que se integrará a los equipos de campaña de los suspirantes a puestos de elección popular. Uno de ellos es José Luis Carrillo, director de Comunicación Social, de quien se dice ya está haciendo sus maletas para incorporarse a la campaña de Felipe de Jesús Cantú, candidato del PAN a la gubernatura de Nuevo León. En su lugar, se comenta que se quedaría Heriberto Medina, del que se espera que arregle el desbarajuste que Carrillo tiene en materia de comunicación e imagen. Habrá que ver.