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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

En mala hora para el alcalde de Torreón, Miguel Riquelme, se le ocurrió al director nacional de Conagua, David Korenfeld, usar de forma “inexcusable” el helicóptero de la dependencia para atender un asunto personal que primero se dijo eran vacaciones y luego se aseguró que era un tema de salud, aunque menos de una semana atrás el funcionario federal corrió una carrera atlética y días después fue visto en Vail, conocida villa de esquí del país del Tío Sam. Y es que, como recordará usted, hace unos días nuestros subagentes reportaron que, como si se tratara de una celebridad, el munícipe torreonense llegó en helicóptero a la ceremonia del 102 aniversario de la firma del Plan de Guadalupe en la hacienda del mismo nombre.

El detalle, como se dijo, es que la aeronave no era suya, sino de la dirección de Cuencas Centrales de Norte de la Conagua, cuyo titular, Armando García Triana, accedió a darle un aventón a solicitud del propio don Miguel. Lo que nadie ha explicado hasta ahora es qué tenía que hacer el helicóptero de la comisión en el acto de marras, cuando se sabe que el aparato debe ser usado para vuelos de reconocimiento y supervisión de niveles de presas, ríos y demás cuerpos de agua, así como para revisar los daños por fenómenos meteorológicos como las lluvias atípicas registradas en marzo. El caso es que, en medio de la ola de críticas que despertó el uso “patrimonialista” de la aeronave por parte de Korenfeld, y por el cual ya hasta andan exigiendo su renuncia, salió salpicado Riquelme con este escándalo que el ingenio mexicano ha bautizado como el “helicoptergate”. Ambos hechos han generado el disgusto del respetable, quien se cuestiona con justicia si la Conagua se convirtió ya en una agencia de taxis aéreos al servicio de nuestros H. Funcionarios. A ver si el alcalde se le vuelve ocurrir pedirle “ride” a don Armando y a éste, dárselo.

Parece que las dependencias de Protección Civil en el estado de Coahuila y el municipio de Torreón cuentan con patente de corso, pues nadie las vigila ni les pone un alto. Nuestros subagentes ataviados con chaleco fluorescente y radio de comunicación nos informan de las travesuras que sigue realizando en perjuicio de empresas de todos los niveles el director de Protección Civil provincial, Humberto Rodríguez, quien no frena sus andanzas ni en Semana Santa. Dicen que don Humberto tiene una afición por el ramo de las empresas gasolineras a las que visita un día y otro también, ya que “preocupado por la seguridad de los ciudadanos” (no se ría, es su teórica función) acude a verificar que cumplan con todos los requisitos. El problema es que pasa por alto que previamente los negocios fueron revisados por los muchachos de “Tito” Porragas, el polémico jefazo de Protección Civil Municipal. Los subagentes informan que, como la seguridad y la supervisión nunca están de más en estas estaciones, Rodríguez va y viene constantemente y en cada vueltecita, dicen, como no queriendo la cosa, pide “apoyos” por 150 mil pesillos so pena de clausurar los establecimientos. Los afectados se sienten tan hostigados que ya quieren agruparse para presentar una denuncia por extorsión contra el funcionario, porque no es la primera vez que sucede. ¿Será?

Y ya que hablamos de travesuras, quien sigue haciendo de las suyas es el famoso comandante Lima, mano derecha (eso dice él) de Adelaido Flores en la Policía Municipal de Torreón. Resulta que en el altercado reportado esta semana con un trabajador de un medio de comunicación local participaron escoltas que dicho comandante tiene para su protección, los cuales arremetieron a golpes contra el reportero y ahora se encuentran suspendidos y bajo investigación. Pero no es la primera ocasión que Lima y sus huestes se aprovechan de su uniforme para cometer, digamos, excesos en su proceder. Hace algunos meses, el comandante protagonizó una reyerta en la vecina ciudad de Gómez Palacio en la que, incluso, un ciudadano que tuvo la mala fortuna de discutir con el mando policiaco, salió herido de bala. Voces inconformes al interior de la propia corporación no se explican por qué Lima goza de tanta inmunidad, a la luz de las pasadas de mano que, dicen, constantemente comete. Y se preguntan, maliciosamente, ¿qué le debe el teniente a este personaje para sostenerlo en la dependencia que dirige? Y mientras llega la respuesta, en contraste, nos acercan reportes de una ola de atracos que se están cometiendo en los estacionamientos de conocidos centros comerciales. Los malandros, que misteriosamente burlan con facilidad la seguridad privada de los establecimientos y la vigilancia “exhaustiva” de la Policía Municipal, han despojado de sus pertenencias, entre ellas vehículos, a varios ciudadanos con lujo de violencia. En uno de los casos, incluso, el afectado fue golpeado y secuestrado por varias horas para luego ser abandonado en calles de otro municipio. Así que no está de más recomendarle al teniente Flores que ponga la lupa sobre sus agentes para que, en vez de estar peleando y agrediendo a ciudadanos y reporteros, hagan su chamba de perseguir a los malandrines que siguen deambulando por las calles de la Perla de La Laguna y que, por lo visto, no se han enterado que la región ya es un “remanso de paz y tranquilidad” como pregonan las autoridades.

Hasta en el pacífico y pintoresco pueblo mágico de Parras, tan visitado en estos sacrosantos días de asueto, se cuecen las habas. Nuestros subagentes vestidos de franeleros nos reportan que hace varias semanas fueron talados a la brava tres nogales enormes y muy antiguos a las afueras de un conocido establecimiento comercial que se encuentra frente a la Alameda. El asunto es que, según dicen, esa tienda es propiedad del padre del alcalde Jorge Dávila Peña, quien -como era de esperarse- optó por ignorar los reclamos de los ciudadanos y permitió que los árboles fueran cortados para que el negocio pudiera ampliar sus instalaciones (faltaba más). Ante la omisión de la autoridad, que no quiso meterse con su familiar, los quejosos recurrieron a la secretaria de Medio Ambiente en el estado, Eglantina Canales, para pedirle que frenara semejante ecocidio. Pero, curiosamente, la funcionaria provincial también se hizo de la vista gorda y los antiguos nogales pasaron a convertirse en basura vegetal. Además de la parcialidad con que gustan actuar algunos funcionarios, este hecho evidencia una gran contradicción de las autoridades estatales y municipales. Apenas en agosto de 2013 el gobierno de Coahuila tomó la decisión de que el árbol representativo del estado fuera precisamente el nogal. Se supone que esta determinación traería como consecuencia que dicha especie fuera objeto de todas las providencias necesarias para protegerla. Les faltó aclarar que esas medidas son válidas siempre y cuando no interfieran con las prioridades comerciales de las familias de los funcionarios. Bellas cosas que uno ve en estas tierras.

Cuentan que se veían muy bonitas las obras presumidas y proyectadas en pantalla durante la desairada réplica del informe 2014 del gober de Durango, Jorge Herrera, realizada en el Teatro Centauro de Lerdo, donde no estuvo -por cierto- el alcalde anfitrión, Luis de Villa. La réplica estuvo a cargo del secretario de Salud estatal, Eduardo Díaz, quien gustoso mostró en el recinto imágenes del Hospital General 450 que se construyó en la ciudad de Durango, una verdadera chulada, así como otras unidades médicas construidas en varios municipios, pero no de La Laguna, por supuesto. “Las obras ahí están. Están los resultados”, dijo don Eduardo, pero el personal administrativo de salud que fue invitado a fuerza a acudir al teatro para hacer montón y desvivirse en aplausos y loas, se preguntaba si para ver las obras presumidas tendrían que rentar un autobús para viajar a la capital de los alacranes, porque ni en Gómez Palacio ni en Lerdo se ve color en este sentido. Eso sí, por enésima ocasión, Díaz aseguró que el Hospital General de la vecina ciudad -sí, el mismo que prometió Herrera en sus tiempos de candidato- estará listo antes del 15 septiembre del 2016, fecha en la que se dará el relevo en la gubernatura, aunque obvió un pequeño detalle: decir cuándo va a iniciar la construcción. Lo que llamó la atención de propios y extraños es que el secretario de Salud parecía más preocupado por darle el crédito al alcalde duranguense Esteban Villegas, delfín del gober, respecto a la autorización de proyectos de salud que, dicho sea de paso, no están en sus manos sino en las de la Federación. Los maliciosos dicen que tal vez para impulsar a Villegas en La Laguna también estén pensando traer electores de la capital donde, ahí sí, nada detiene el progreso y las obras sí se ven.

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