Aunque recientemente el candidato a diputado federal del PAN por el distrito 06, Jorge Zermeño, juró y perjuró en entrevista que en estos momentos no había división en el partido, la terca realidad se empeña en moderar su optimismo. Nuestros subagentes disfrazados de meseros nos informan del “suceso” ocurrido el sábado pasado durante la visita de la exprimera dama de México, Margarita Zavala, gran amiga de don Jorge, quien fue víctima de las travesuras de los jerarcas blanquiazules, el diputado federal Guillermo Anaya -por cierto, su compadre y de don Felipe su marido- y el senador Luis Fernando Salazar. Resulta que los panistas fueron citados a las 8:30 de la mañana en conocido restaurante del bulevar Independencia para acompañar a doña Margarita, quien vino a respaldar a Zermeño y a Blanca Eppen, contendiente por el distrito 05.
Pero resultaron ser demasiado madrugadores y tanto ella como Zermeño llegaron desde las 8:00 al restaurante y tuvieron que esperar a los líderes del partido, quienes llegaron a la fresca de las 9:00 pasaditas. Pero lo curioso es que ni un medio de comunicación fue invitado al acto, a pesar de que el exembajador de México en España los esperaba ansiosamente y hasta cuestionó varias veces “¿dónde están los medios?”, sin encontrar respuesta. Un día antes se había convocado a una reunión, pero a las 10:30 y se supone que en el cambio de agenda habían acordado que el comité municipal del PAN, que comanda Ignacio García, leal al clan Anaya-Salazar, hiciera la invitación, pero “alguien” no hizo su chamba. Fue la gente del equipo de campaña de Zermeño la que terminó por convocar a la prensa a última hora para asegurar la cobertura de la visita de Zavala. No conformes con esto, los anayistas y salazaristas apresuraron las cosas y dijeron a los panistas presentes que debían irse ya al debate organizado en la UA de C para apoyar a su abanderada Blanca Eppen. Las malas lenguas dicen que este velado desdén se debe al temor que tienen Anaya y Salazar de que, en caso de ganar don Jorge, pueda construir desde su curul la carrera por la candidatura a la gubernatura para la elección de 2017 y que, de paso, con el distrito 06 como soporte, que abarca casi toda el área urbana de Torreón, pueda impulsar la candidatura del diputado federal Marcelo Torres, quien ya se perfila como el contrincante interno de Salazar. Así, el mito de la unidad parece que se enfrenta al futurismo azul.
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Con todo y los puntapiés y demás travesuras entre los azules, cuentan que las encuestas siguen ubicando a Jorge Zermeño como puntero en la pelea por el distrito 06, lo cual no deja de preocupar al aspirante del Priver, Refugio Sandoval, y a su equipo que no haya la manera de revertir las tendencias, con todo y que cuentan con el apoyo de buena parte de la estructura del ayuntamiento de Torreón. Resulta que los operadores de don “Cuquis” están haciendo circular resultados de sondeos en donde si bien ha subido su nivel de intención del voto, aún le falta un trecho para alcanzar al exembajador, cuyo nombre sigue pesando debido a su larga trayectoria política y a que fue el primer alcalde de alternancia en Torreón. Pero además de esta última situación, Sandoval ha encontrado otros obstáculos que tienen que ver con su propio perfil. Por una parte, las huestes del tricolor no lo conocen bien, pues es la primera vez que hace campaña. Hay que recordar que aunque ha sido diputado local en dos ocasiones, en ambas llegó por la vía libre y sin ensuciarse los zapatos, es decir, como plurinominal. Y nuestros subagentes disfrazados de vales verdes nos dicen que un sector considerable de la clientela priista ve su candidatura como una imposición, por lo que le va a costar más trabajo -y dinero- convencer a las bases. Por otra parte, han comenzado a operar en contra del candidato verde los tropiezos que ha tenido en los debates, entre ellos el de salir a defender la transparencia de los programas sociales del gobierno de Coahuila, por el cual se ganó un sonoro abucheo de una parte del respetable. O el de prometer apoyos a empresarios que contraten a jóvenes sin tener la seguridad de que se pueda llevar a cabo. Con estos lastres a cuestas, cuentan que la entrega de paquetes escolares, vales y demás dádivas se ha intensificado con miras a ganarse el favor de la clientela. A ver si le alcanza.
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Y ya encarrerados con el asunto de las campañas, y por si quedaba alguna duda de los trasfondos políticos que hay en el asunto de la planta tratadora de aguas, los subagentes disfrazados de tubos rotos nos informan que existe la intención por parte de la gerencia del Simas Torreón de lanzar en los próximos días un misil contra Jorge Zermeño responsabilizándolo del fracaso del proyecto, ya que cuando él era alcalde de La Perla de La Laguna se licitó la concesión, claro, de un proyecto que estaba totalmente encarrilado y obsoleto de origen y que, dicen, no tuvo más remedio que apechugar cuando llegó. Cuentan que con este misil pretenden hacer estallar la reputación que tanto presume don Jorge bajo el argumento de su buena gestión como presidente municipal. No obstante, también se comenta que dentro del Consejo Directivo del Simas no todos están de acuerdo con esta estrategia, pero no sólo eso. Resulta que algunos de los consejeros que se han puesto a arrastrar el lápiz y a echar números, han encontrado que las cifras que maneja el sistema respecto al cobro por saneamiento y al gasto operativo de la planta no cuadran. Y es que más allá de que la tratadora nunca ha funcionado, ni funcionará, tanto el cobro como el pago siguieron haciéndose; pero al final, en una sencilla operación de sumas y restas, la diferencia entre ambos conceptos arroja un saldo a favor de la empresa descentralizada. Y este recurso sobrante, según dicen, en vez de aplicarlo en cumplir el objetivo, que es el saneamiento de las aguas residuales, fue a parar al gasto corriente para seguir engordando la ya de por sí abultada nómina del Simas, aviadores incluidos. Por si fuera poco, dicen que si la intención es sacar los trapitos sucios de antaño en el manejo de todo este embrollo, también saldrían embarradas administraciones priistas, como la de Salomón Juan Marcos y todas las posteriores, tricolores y azules. Así las cosas, tal vez ese misil termine por hacer implosión.
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También por el lado de Durango los panistas están más que divididos y esta situación ha permeado hacia el desempeño de la oposición que, en teoría, deberían representar para la administración municipal de Gómez Palacio, lo cual muchas veces no logran por las limitaciones que les impone -mire usted lo que son las cosas- el mismísimo dirigente estatal del partido, Juan Quiñones. Para muestra, un botón. En la sesión de Cabildo de la semana pasada, el regidor Ángel Orona presentó su renuncia como coordinador de la fracción panista en el Ayuntamiento argumentando los famosos “motivos personales”. Pero dicen los que saben que la realidad es que el joven edil ya no soportó más la presión ejercida por sus dirigentes, quienes en una actitud más que sospechosa le marcaron una clara línea, no para criticar a la autoridad municipal y estatal, sino para que dejara de hacerlo. ¡Chanfle! Es decir, que la bancada panista se convirtiera en una oposición “light”, deslactosada y sin azúcar. Pero ¿por qué?, se preguntará usted con sobrada razón. Nuestros subagentes disfrazados de alacranes de la capital provincial nos reportan que hay una razón muy poderosa para ello. Da la casualidad de que Quiñones es dueño de una de las constructoras consentidas por el gobierno de Jorge Herrera Caldera y que ha recibido jugosos contratos de obra. Con estos intereses económicos de por medio, se explica el hecho de que desde que asumió la dirigencia estatal del PAN, Quiñones ha estado escasas veces en Gómez Palacio y nunca ha lanzado una sola crítica hacia el desempeño del gober, a diferencia de su más notorio antecesor, el senador José Rosas Aispuro. A diferencia de entonces, la oposición actualmente está, digamos, apaciguada. A nivel local se dice que Uvaldo Nájera, dirigente municipal del panismo, también se ha visto beneficiado con algunas cuotas por parte del ayuntamiento de José Miguel Campillo, que sigue religiosamente el librito que le mandan de Durango capital. Pero después de que Francisco Raúl Ramírez, Joshua Cruz y el propio Orona ya estuvieron a cargo de la fracción panista, ahora Quiñones no tendrá más remedio que poner como nuevo coordinador a Oswaldo Santibáñez, quien es el único que sigue lanzando dardos envenenados, pues Hassan Chaúl carece de experiencia y qué decir de Jacqueline Santos, quien sólo llegó a la regiduría por mera casualidad.
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Nuestros subagentes disfrazados de guías turísticas (oh sí, acá hay mucho turismo) nos informan que aunque no fueron los seis millones de pesos que peleaba, finalmente el exdirector de la Oficina de Convenciones y Visitantes, Gabriel Cornú, logró arrancarle una rebanada de más de 400 mil pesillos como indemnización al organismo promotor. Pero, ¿de dónde saldrá ese dinerito? Adivina usted: serán recursos públicos, de los pocos que le da a la OCV el gobierno de Coahuila a través de la Secretaría de Fomento Económico y que, por lo tanto, en vez de aplicarlo en la promoción turística irán a parar a la bolsa de quien durante 16 años se enquistó al frente de la promotora, ganaba muy buen sueldo, se ponía sus propios horarios y días de trabajo y organizaba los eventos que quería. Dicen que por una supuesta decisión de consejo fue que se le dio este “apoyo” a Cornú para evitar el riesgo de perder el laudo y verse en la necesidad de tener que cubrirle una cantidad mayor. ¿Será? Por lo pronto, hablando de promoción, habrá una merma y los organismos encargados de promover al estado y a la región tendrán menos dinero para realizar importantes giras de trabajo a países con “gran capital” como Haití, a donde viajó el año pasado una delegación del gobierno estatal para celebrar las fiestas patrias e importar sabroso ron, todo con un costo de 1.6 millones de pesillos, claro, con cargo al erario. ¿Cómo la ve?