Dicen las malas lenguas que en el caso de la planta tratadora de aguas residuales ya salió el peine y que el peine es de marfil. Según reportes de nuestros subagentes disfrazados de cárcamos y colectores, detrás de la aguerrida postura asumida por el Simas Torreón en contra de la empresa Ecoagua hay indicios de que se está urdiendo un sabroso contrato, parecido al de la concesión de alumbrado público. Los subagentes comentan que la estrategia de la administración municipal y del grupo que controla al Consejo Directivo del Simas ha sido la de pintar las cosas de tal forma que parezca que a la empresa paramunicipal no le quedaba otra opción que cancelar el contrato a Ecoagua a resultas del presunto fraude que implicó la planta de marras, la cual nunca ha generado el agua tratada que se proyectó.
El detalle es que, según cuentan, eso de que no había otra opción no es del todo cierto y que para comprobarlo basta revisar las actas de las sesiones del consejo de la administración pasada, en las que quedó asentado que sí había una solución, pero que, curiosamente, el grupo que ahora controla el órgano directivo siempre se mostró renuente a darle entrada. La solución consistía en dotar al terreno que ocupa la planta de nueva tecnología con la finalidad de dar el tratamiento adecuado a las aguas negras de la ciudad que Simas entregaba sin los requerimientos mínimos básicos, estipulados en el contrato. Como se daba por sentado que Simas nunca iba a cumplir con esto, ya que para ello tendría que meter en cintura a las empresas y talleres que arrojan al drenaje cualquier cantidad de desechos intratables con la tecnología que tiene la planta, obsoleta desde su diseño, entonces se pensó en hacer los ajustes necesarios para que no hubiera problema con esas aguas cargadas de aceites, grasas y metales pesados. Y es aquí donde también, dicen, hay imprecisiones del Simas que comanda Xavier Herrera, ya que para éste toda la culpa es de Ecoagua, cuando el sistema de aguas tiene una buena parte de la responsabilidad. Pero ¿cuáles son los afanes que persiguen el ayuntamiento y el organismo operador?, se preguntará usted, inquieto lector. Pues que, según dicen, toda esta estrategia tiene como fin darle entrada a nuevos jugadores “amigos”, los cuales obtendrían un contrato para construir una nueva tratadora. Es decir, al más puro estilo de lo que pasó con el alumbrado, las cosas están “muy mal”, ergo hay que pensar en una “solución”. Pero comentan los que saben que el Simas no la tendrá tan fácil, ya que Ecoagua les puede meter un tremendo susto con sólo cobrarse de las participaciones, como establece el contrato, los millones que le debe la paramunicipal. En fin, no le cambie que se va a poner bueno.
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Tal parece que las autoridades torreonenses y coahuilenses se sienten muy cómodas en las sillas del discurso de que la provincia y la ciudad son un paraíso de la seguridad y no están dispuestas a que nadie las mueva de ahí. Y esto viene a colación por los sucesos que se han venido registrando en los últimos días tanto en el estado como en La Laguna. En el caso de Coahuila, llamó fuertemente la atención la contestación que el gobierno provincial dio a la nueva alerta que emitió el Tío Sam en la que incluye a la entidad entre las que no es recomendable que visiten sus súbditos por los problemas de seguridad. Resulta que primero los emisarios estatales dijeron que no iban a hacer declaraciones al respecto, como si la alerta no hubiera existido. Pero, luego, en un acto de rectificación, enviaron un comunicado que nuestros subagentes más avezados aún están tratando de descifrar. Y es que la misiva del gobierno provincial dice que en Coahuila ya no hay casinos operando en el estado, lo cual es cierto, por lo que no ha lugar con la alerta. Pero lo curioso del caso es que la advertencia del Tío Sam aclara precisamente que en estas tierras esos peculiares negocios ya fueron desterrados y que no es a eso a lo que se refieren, sino a hechos delictivos que se han venido registrando en ciudades del norte de la entidad, por ejemplo. Todo indica que quienes redactaron la respuesta no leyeron bien la alerta norteamericana o simplemente se están haciendo patos. Y en Torreón, luego de la regañada pública que les puso el alcalde Miguel Riquelme a los ipecos que tuvieron la osadía de denunciar la ola de secuestros que se ha presentado en los últimos días, por no acercarse primero con él para que les aclarara cómo está la situación, han surgido inquietantes reportes de que con todo y las detenciones anunciadas, los plagios continúan. Esta semana nuestros subagentes se enteraron de por lo menos un caso más de un ciudadano que fue víctima de los hampones. Este hecho nos pone en la disyuntiva de que o hay varios grupos de secuestradores operando o simplemente las autoridades no los han agarrado.
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Enorme sorpresa causó entre el respetable la noticia de que la Contraloría de Torreón había detectado fallas en seis dependencias municipales luego de haber practicado sendas auditorías. Pero la sorpresa no fue tanto porque es la primera vez que el contralor Javier Lechuga muestra un esbozo de justificación del buen sueldo que percibe, sino por los señalamientos realizados. Luego de una “exhaustiva” revisión, don Javier encontró que había empleados que no llegaban puntualmente a su lugar de trabajo, que las dependencias no tienen manuales de procedimientos y que, por ejemplo, en Parquímetros varios aparatos están descompuestos. Enormes descubrimientos, sin duda. A decir del respetable, esas fallas las detecta cualquier ciudadano que asiste a realizar algún trámite a una dependencia de la Presidencia Municipal o que recorre las calles de Torreón. Vamos, que no se requiere una auditoría para reportar una obviedad. Nuestros subagentes disfrazados de caddies nos comentan con sarcasmo que tal vez al contralor se le olvidó consignar las verdaderas anomalías porque se apresuró a terminar su informe para poder asistir al torneo de golf que ayer se llevó a cabo en un conocido club campestre de la ciudad, en donde se le vio muy concentrado intentando hacer un hoyo en uno, en pleno horario laboral. ¿Será él de los impuntuales? Mientras tanto, Torreón está a toda... máquina.
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Desde la peronera capital estatal nos llegan reportes de travesuras cometidas en la pasada legislatura local. Nuestros subagentes disfrazados de inspectores de Dolores -léase Hacienda- nos comentan que los diputados autorizaron una partida de recursos para amortiguar el golpe de las nuevas disposiciones fiscales autorizadas a raíz de la reforma del preciso Peña Nieto en la materia. Como los H. Representantes Populares perdieron algunos de sus privilegios, previeron varias medidas para evitar verse afectados en su peculio y para ello dispusieron de un guardadito -pagado por el sangrado erario, claro está- que ronda los 10 millones de pesillos. Pero cuál fue su sorpresa que cuando les llegó la hora de hacer su declaración de impuestos se dieron cuenta que sufrieron el “descontón” sin que el dinero se haya aplicado para lo previsto. De inmediato, dicen, los dedos flamígeros y la mirada desencajada de los legisladores apuntaron hacia quien consideran responsable de este desaguisado: Eliseo Mendoza Berrueto, quien en su calidad de presidente de la Junta de Gobierno del Congreso tenía bajo su responsabilidad el guardadito. Aunque se desconoce a dónde fue a parar ese recurso, cuentan las malas lenguas que no es el único caso, ya que se habla de otras partidas autorizadas por los exdiputados que nadie sabe y nadie supo a ciencia cierta qué pasó con ellas. Los que sí se sabe, al menos lo que se rumora, es que todo el equipo de asistentes y asesores de don Eliseo disfrutó hace unos meses de un relajado viaje por la hermosa París. Belle!
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Cuentan que el reparto de apoyos y dádivas a la clientela electoral está a todo lo que da -también- del otro lado del Nazas. Nuestros subagentes disfrazados de despensas informan que los más activos en estas tareas son los empleados de la Secretaría de Desarrollo Social y los de la célebre Cruzada contra el Hambre. A ellos se les ha visto muy hacendosos por los ejidos de la carretera a Jiménez y sus alrededores, entregando estufas, lentes y otras cosillas a las familias en plena campaña electoral. Pero eso no es todo. Cuentan que a cada uno de los beneficiarios les están aplicando una encuesta en la que aprovechan para llamarlos a votar por la candidata del Priver, Rocío Rebollo, y les están solicitando su credencial de elector para sacarle copia. Incluso, aseguran, los emisarios de Sedesol llevan fotocopiadoras portátiles por aquello de que en los ejidos no haya dónde hacerlo. Corren versiones de que la candidata y su equipo están enterados de estas maniobras y algunas voces dicen que no está del todo de acuerdo con ellas, ya que la podrían afectar en caso de que los contrincantes del PAN se enteraran y se pusieran las pilas para documentar estas anomalías. Esas mismas voces reportan que todo esto se debe a que el subdelegado de Sedesol en La Laguna de Durango, Fernando Martínez, nombrado recientemente por dedazo desde la capital de los alacranes, quiere quedar bien con los patrones y colgarse la medalla de un posible triunfo de doña Rocío. También se rumora que la labor de don Fernando es la de aceitar muy bien la maquinaria en la región con miras a construir la plataforma de Esteban Villegas, el delfín del gober Jorge Herrera Caldera, con miras a las elecciones del año que entra. De todos es sabido que el perfil del alcalde de Durango nomás no prende en la comarca y que por ello necesita de los empujoncitos de gente como Martínez. No obstante, como era de esperarse, hay otras voces que dudan de que la candidata no esté de acuerdo con todas estas maniobras, las cuales a fin de cuentas le van a redituar en votos, claro en una elección que está cantada. Ahí queda, pues, al criterio del lector.