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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

Los cambios realizados ayer en la dirigencia del PRI de Coahuila plantean un escenario intrigante de cara al proceso electoral de 2017 con el que se renovará la gubernatura provincial, el Congreso local y los ayuntamientos. David Aguillón deja el pastoreo tricolor luego de que la coalición del PRI-PVEM se llevó el carro completo de las diputaciones federales en la entidad, aunque con una merma de votos de 21 por ciento en comparación con la pasada elección húerfana, la de 2009. Bajo la gestión de don David el Priver logró recuperar los tres distritos que perdió en 2012, cuando el dirigente era Salvador Hernández Vélez, quien, como se recordará, se vio obligado a renunciar ante los malos resultados para dejar el partido en manos de Aguillón.

Viene de la uno...

Según nuestros subagentes, el futuro del ahora expastor tricolor estatal está en el gabinete de Rubén Moreira, al que regresará luego de tres años de ausencia (oficial, claro está). Lo que más llama la atención de este cambio es la persona que pudiera llegar a ocupar la silla de la presidencia priista. Se trata de la diputada local torreonense, Verónica Martínez, una de las que aprobó la megadeuda en el sexenio de Humberto Moreira y que con todo y eso regresó a la cámara muy quitada de la pena. Lo que se dice es que este posible nombramiento, ordenado desde el Palacio Rosa, sería para reforzar al grupo del alcalde de Torreón, Miguel Riquelme, y pavimentarle el camino en Saltillo con miras a la candidatura para la gubernatura. Esta jugada de ajedrez se da a la par del inminente ingreso de Javier Guerrero -otro lagunero- a San Lázaro por la vía plurinominal. Como usted sabrá, enterado lector, don Javier forma parte del grupo del exgobernador coahuilense y secretario de Agricultura, Enrique Martínez, está muy bien colocado en la Sedesol y es una de las cartas que suenan en la carrera para la gubernatura del equipo contrario al moreirismo. Pinta para que la lucha sea a tres caídas y sin límite de tiempo.

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Los que parecen estar aún aturdidos por la derrota del pasado domingo 7 de junio son los panistas de Coahuila y hasta ahora no han dado indicios de ajustes al interior del partido. Sin embargo, comienzan a escucharse voces muy duras desde dentro que piden a gritos una renovación de las estructuras que controlan desde hace años el diputado federal Guillermo Anaya y el senador Luis Fernando Salazar. Y entre los cambios que consideran deben darse está el del dirigente estatal, Bernardo González, quien aunque aumentó la votación para el PAN, no pudo mantener los distritos ganados en 2012, ni siquiera con las alcaldías fuertes que están en manos azules, como Saltillo y Monclova. Por otra parte, las sospechas de que hubo una puñalada por la espalda a Jorge Zermeño se incrementan a la luz de lo ocurrido una vez terminado el cómputo distrital que confirmó la victoria del candidato del Priver, José Refugio Sandoval, en el distrito 06. Y es que no sólo fue el “error” de hacerle creer a don Jorge que había ganado la elección, sino que ahora la estrategia mediática planteada para pelear la diputación por la vía legal parece una mala broma. Resulta que Zermeño está pidiendo a los ciudadanos que se dejaron comprar por una despensa tricolor o un vale verde que denuncien para integrar un expediente que permita anular la elección, como si los aludidos fueran a salir en masa a gritar que son unos vendidos. Y en esto sólo hay de dos sopas: o en el PAN estatal y municipal son muy ingenuos, o de plano son muy maquiavélicos para dejar que el exembajador de México en España se exhiba de esa manera y termine de hundir su carrera política. Cualquiera que sea la sopa elegida, lo cierto es que el PAN de Anaya y Salazar sigue dando tumbos.

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Y para los que se preguntaban sobre la cara de descontento con la que salió en la mayoría de las fotos la exalcaldesa gomezpalatina Rocío Rebollo, pese a quedarse con la diputación por el distrito 02, pues se debe a que, según las malas lenguas, la flamante diputada federal estaba segura de ganar con alrededor de 100,000 votos esta elección y así contar con un holgado margen para ser digna aspirante a la gubernatura de Durango en 2016. Aseguran incluso que la meta de votos llegó a ser comentada abiertamente por doña Rocío y hasta por funcionarios del PRI estatal, no obstante que durante la campaña dio a entender que no necesitaba de otros grupos dentro del tricolor para ganar con el margen que se había puesto como meta y que básicamente no quería que metieran las manos en la organización -de ese tamaño la desconfianza- de los asuntos previos a la jornada electoral. Como es sabido, Rebollo no es cercana a la senadora Leticia Herrera -quien también busca la gubernatura- ni mucho menos a la diputada saliente por el mismo distrito, Marina Vitela, quienes al final de cuentas, dicen, no se esforzaron por ordenar a su estructura el acompañamiento y movilización necesaria dentro del PRI para ganar una elección con el número de votos proyectado. Como dice la canción: “eran muchos los rivales, viejos rencores surgieron”. Y para muestra el sutil mensaje que mandó la hija del empresario Carlos Herrera el pasado jueves en un conocido restaurante de Gómez Palacio cuando la abordaron medios de comunicación, al asegurar que en esta elección y en este distrito -para que no quede duda- hubo “un poco más de abstencionismo, lo sentimos así sobre todo en este distrito 02”. Pero cuentan que también provocó malestar entre los rebollistas el hecho de que la candidata tricolor haya perdido en su propia casilla -ubicada en Las Rosas- por una diferencia de dos a uno, algo similar a lo que le pasó en Torreón a “Cuco” Sandoval, quien votó en una casilla del Campestre La Rosita, pero por un margen de 10 a 1.

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Ya que hablamos de la senadora Herrera, pues dicen los que saben que más de un susto metió en Durango con la declaración que dio el jueves de que sí quiere y sí aspira a la gubernatura de Durango, ya sea con el respaldo de su partido o sin él, porque billetes, votos y enjundia tiene. Aseguran que algo que motivó el ímpetu de doña Leticia para hablar de sus aspiraciones fue que el alcalde de la capital, Esteban Villegas, estuvo un día antes en Gómez Palacio hablando hasta por los codos y con el mismo tono del gober Jorge Herrera Caldera, durante la toma de protesta del alcalde gomezpalatino José Miguel Campillo como coordinador estatal de la Fenamm. Don Esteban se mimetizó con su jefe y habló de los logros de este último casi como si fueran suyos, abriendo terreno para su campaña por la gubernatura. No en vano y curándose en salud descartó que el triunfo de un candidato independiente en Nuevo León, “El Bronco”, sea un indicio de hartazgo ciudadano hacia los partidos políticos, pues Villegas más que nunca busca sentirse cobijado por el PRI. Mientras que doña Lety ayer hasta felicitó al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, por la apertura mostrada en la Reforma Electoral en cuanto a género y candidaturas independientes. Lo cierto es que la senadora no necesita estar dentro del PRI para que en La Laguna consiga una buena cantidad de votos, pues se sabe que en esta región el herrerismo está más fuerte que el priismo. En donde sí necesita hacer mucha labor de convencimiento es en la capital de los alacranes, ciudad en la que el senador expriista y neopanista José Rosas Aispuro les está comiendo el mandado tanto a Villegas como a Herrera.

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Al que últimamente se le ha visto muy pegado al sindicato de exalcaldes y exfuncionarios públicos, mejor conocido como Fundación Renacimiento, es ni más ni menos que a Eduardo Holguín, excrítico del sistema, hoy jefazo del Implan e incondicional alfil del eje Medina-Hernández Vélez. Su cercanía con este organismo resulta curiosa ya que en sus inicios cuestionó seriamente su razón de ser y su carácter ciudadano, sin embargo el tiempo lo ha hecho cambiar de parecer al grado que ahora encuentra útil aquello que antes criticaba. El motivo tras el cambio de actitud del funcionario se debe a que esta asociación se ha convertido en foro para que los promotores del llamado “Cluster Automotriz Lagunero A. C.” promuevan su proyecto, y entre esos promotores se encuentra Ulises Mejía, también miembro del sindicato jurásico, perdón de la Fundación y víctima de los dardos emponzoñados que lanzó Eduardo Holguín en sus tiempos de columnista. Pues resulta estimado lector que en las vísperas del proceso electoral para renovar la Presidencia Municipal de Torreón en 2013, don Ulises se acercó a Holguín para pedirle su opinión y asesoría con su tesis de maestría, que era precisamente la formación de un cluster automotriz en La Laguna. Pero tal parece que a don Eduardo, hombre de temperamento bronco, no le gustó que le dijeran “que no estaba bien informado sobre esa industria”, porque de inmediato se lanzó contra el proyecto y su impulsor en cuanta oportunidad tuvo. La cuestión es que ahora el jefazo del Implan no quiere dejar pasar la oportunidad, ante sus dudosos resultados, para intentar pararse el cuello con el tema del Cluster Automotriz y de paso saludar con sombrero ajeno y hasta enviar invitaciones, a título personal obviamente, a las reuniones del “Cluster Automotriz” y de la Fundación Renacimiento. Todo esto sin decir con permiso o explicar la mutación de su comportamiento.

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