Para los que se preguntan en dónde anda el Profe Humberto Moreira en estos días de turbulencia por las revelaciones de las Cortes del Tío Sam, el fin de semana pasado las redes sociales dieron pistas de su paradero. Resulta que el exgober no está “perdido” en algún rincón de la República, tampoco refugiado en “extranjia” -ni pensar en el poderoso vecino del Norte, a donde no irá en un buen rato-. No. Don Humberto está en Saltillo, muy quitado de la pena, sin temor ni empacho por lo que se dice sobre su gobierno, y hasta con la oportunidad de darse sus escapadas de descanso a los alrededores de la urbe de adobe, faltaba más. Constancia de ello es una fotografía que circula desde el sábado en redes en donde aparece el Profe en una reunión familiar en la sierra de Arteaga en la que se le observa tranquilo y sonriente. De quien sí de plano no existe rastro es del otro exgober polémico, Jorge Torres López, prófugo de la justicia gringa, y hasta parece haber desaparecido de la faz de la tierra.
Dicen los subagentes disfrazados de despachadores de agua que desde hace tiempo abandonó la casa en la que vivía, ubicada en una privada residencial, en donde por cierto ahora se construye un centro comercial, como los que fueron confiscados en Texas al extesorero Javier Villarreal. Pero seguramente también debe estar tranquilo, dentro de lo que cabe, porque ni en esta provincia ni en toda la República es buscado por la justicia. A lo mucho debe preocuparle que próximamente perderá 2.7 millones de dolarucos de sus cuentas congeladas en el Triángulo de las Bermudas, donde cuentan que desaparece, entre otras cosas, el dinero público. Pero, como dicen por ahí, qué tanto es tantito.
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El tema de las obras con recursos federales, sobre todo del fondo metropolitano, se ha convertido en un teléfono descompuesto. Las autoridades de Coahuila y de Torreón no se ponen de acuerdo sobre la aprobación de los proyectos y la entrega de dinero y es evidente que alguien no está en lo correcto. Mientras que el alcalde Miguel Riquelme jura y perjura que el dinero ya lo tiene el gobierno provincial y que todos los proyectos ya fueron aprobados, incluido el de la terminación del “Puente Mocho” sobre el lecho seco del Nazas, cuya obra está por comenzar, la secretaria de Infraestructura, María Esther Monsiváis, dijo esta misma semana que los trabajos no tienen para cuándo arrancar por la sencilla razón de que aún no tienen el mentado proyecto y que, para acabar pronto, ni siquiera “se ha decidido” si se va a dar luz verde para terminarlo. Para acabarla de amolar, el secretario de Obras Públicas de Durango, César Rodríguez, dijo que será el sereno, pero a ellos no les ha llegado el dinero para poder licitar la obras, entre ellas la del puente de marras. Como usted recordará, memorioso lector, el director de Obras Públicas de Torreón, Gerardo Berlanga, había dicho hace un mes que los recursos no estaban atorados y que iban a llegar antes de que concluyera junio. Y ya se acabó junio y nadie puede dar razón del dinero. Algo similar ocurre con el famoso Metrobús, en el cual Torreón ya está muy puesto anunciando las obras que le corresponden, mientras que en Gómez Palacio y Lerdo aún no saben si le van a entrar ni cómo. Así que no queda más que esperar alguna señal del cielo que pueda dar luz en este entuerto.
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En donde se traen tremendo agarrón es en la CTM de Coahuila. Hace unos días un buen número de afiliados a la central corporativa obrera del PRI en Monclova, en su mayoría taxistas, se rebelaron contra su dirigente Osvaldo Mata, padre del apoderado jurídico de la organización y también regidor, Jorge Carlos. Dicen los subagentes vestidos de choferes que esta rebelión se debe a que los Mata dejan poco espacio para otros liderazgos y que han convertido a la central en un negocio redondo en el que sólo la gente de ellos resulta ganona. Lo más interesante del caso es que los renegados decidieron abandonar las filas de la CTM de Monclova, en un acto de desconocimiento de la dirigencia, y que para no quedarse solos fueron a pedir el cobijo del líder estatal Tereso Medina, con quien los Mata curiosamente tienen viejas rencillas. Esta ruptura se da en el contexto de reacomodos de la estructura corporativa del priismo de cara a la renovación de la silla del Palacio Rosa. Lo que va a resultar interesante es qué va a pasar con don Osvaldo y compañía y, sobre todo, a cuál liderazgo va a proteger don Rubén, porque no es ningún secreto que Jorge Carlos Mata es muy amigo del gober, pero por el otro lado la maquinaria tricolor va a requerir de los cuadros de Medina.
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Algo pasó en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Coahuila porque el brillo que había adquirido la dependencia que comanda Xavier Díez de Urdanivia ha empezado a perderse. Y es que hasta hace unas cuantas semanas la comisión se había mostrado harto diligente a la hora de reportar todas y cada una de las quejas y recomendaciones derivadas por las travesuras cometidas por policías municipales y estatales, principalmente los famosos gates. Pero ahora dichos reportes han dejado de enviarse. Cuentan las malas lenguas que detrás de esta, digamos, baja en el ritmo de trabajo hay una estrategia del gobierno provincial. Dicen que a don Xavier no le quedó de otra que ceder a las presiones de la gente del gober que comenzó a lanzar amenazas veladas de que iban a sacar otro escándalo como el del empleado de la comisión que fue detenido presuntamente con droga en la frontera. Ante la rudeza del juego del gobierno provinicial, comentan que el ombudsman estatal prefirió pedir esquina y dejar de poner en evidencia los excesos de los agentes estatales. Mientras tanto, don Rubén está haciendo migas y tomándose fotos con el ombudsman nacional, Luis Carlos González, no vaya a ser que don Xavier se le ocurra quejarse con su homólogo.
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Como si de pitonisos se tratara, los subagentes disfrazados de zopilotes en el alambre habían comentado la semana pasada del espionaje político al estilo NSA de petatiux que llevan a cabo en la capital de los alacranes para tentarle el agua a los camotes al apoyo que ha despertado la campaña anticipada de la senadora Leticia Herrera. Pues bien, la caja de pandora se destapó y esta semana se reveló que el gobierno del Chiapas del Norte forma parte de la cartera de clientes de una empresa italiana que ofrece, entre otras cosas, servicios de escuchas telefónicas e intervención de correos electrónicos y otras plataformas del mundo ciberespacial con fines de seguridad (eso dicen). Pero los más avezados comentan que en el supuesto de que esos servicios hayan sido contratados con el objetivo de combatir a la delincuencia, no se explica por qué el contrato no lo hicieron la Secretaría de Seguridad o la Fiscalía de Justicia. Los mal pensados creen que todo esto tiene que ver con el proceso electoral que se avecina en el cual podrían ocurrir movimientos interesantes dentro del PRI.
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A propósito de las elecciones para renovar el trono del estado de Durango, la marcha de apoyo a doña Lety, que terminó en su casa al grito de “¡Yo sí quiero!”, expuso en buena parte el apoyo con el que cuenta en su carrera por ser la candidata a la gubernatura. Como era de esperarse, lo primero que generó fue una guerra de cifras. Los simpatizantes dicen que fueron más 5,000 personas, la gente del ayuntamiento de Gómez Palacio dice que alrededor de 5,000 y los priistas alineados con el gober aseguran que fueron varios cientos menos y que -aunque usted no lo crea- hubo acarreo, camiones, lonches y toda la cosa. Luego del recuento cuantitativo, vino el cualitativo, o sea: nombres, nombres. Los subagentes disfrazados de ambulantes ubicaron en la marcha a varios personajes que anduvieron por demás activos como el suspirante por la alcaldía de Gómez Palacio por el PAN, Víctor Chaúl y su hermano, el regidor panista Hassan Chaúl. También se pudo ver muy movido al cenecista Pedro Luna, aquel que años atrás lanzara leche sobre la mesa del cabildo gomezpalatino. Quien no podía faltar es el exalcalde Octaviano Rendón que andaba acompañado de su yerno Marcos Cordero. Otros motivados asistentes fueron el rector de la Unipoli, Dimas López; el exdirector de Alcoholes, Antonio Carmona; el exsíndico municipal, Francisco Garza Espino; el exdelegado de Sagarpa y actual regidor de Torreón, panista cuasipriista, Ignacio Corona; el boxeador Cristian Mijares, y los Gamboa, hermanos de la exdirectora del Instituto Municipal de la Mujer, Rosy Gamboa. Hubo otros que pasaron desapercibidos, tal vez intencionalmente para no ser detectados por los radares de Durango capital.