Dicen que detrás de las “extrañas” medidas de presión que últimamente está ejerciendo el Sindicato Mayoritario al Servicio del Ayuntamiento (así se llama) contra las autoridades municipales hay gato encerrado. Como usted recordará, memorioso lector, la gente de la pastora sindical, Rosalba Rodríguez, le armó un plantón mañanero al inquilino del séptimo piso de la Invernadero Mayor, Miguel Riquelme. No conformes con eso, mantienen latente la amenaza de hacer nuevas movilizaciones porque aseguran que no se están haciendo pagos de algunos conceptos a empresas crediticias por parte de la Tesorería que encabeza Enrique Mota, tan calladito en estos días. Los bien enterados de las grillas sindicales aseguran que el fondo de todo esto es más profundo que un colector caído del Simas. Y es que, según dicen, la nueva secretaria general del sindicato ha emprendido una lucha por medir fuerzas con la autoridad municipal para que la dejen manejar las plazas sindicales a su gusto, ya sea para venderlas o para acomodar gente. De acuerdo con estas versiones, el costo de cada plaza va de los 80,000 a los 100,000 pesotes. O sea, según sea el tamaño del sapo es la pedrada, además de que las plazas se heredan (cosa harto extraña en la vida sindical regional). Así que todo indica que el móvil de estos movimientos es dar un margen de maniobra más amplio a la lideresa que, según reportan, tiene en la nómina a sus vástagos y otros familiares que ya están sindicalizados aunque apenas llevan un año trabajando, o mejor dicho cobrando, porque nunca se les ve por ningún lado.
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Y a propósito de las travesuras sindicales, los subagentes vestidos de escritorios desvencijados dicen que los tentáculos de la organización que encabeza doña Rosalba llegan más allá de las áreas ubicadas en la Plaza Mayor y se extienden hasta el Simas, la empresa que no halla cómo resolver los constantes problemas de falta de agua que, según había dicho, ya no se iban a presentar. Dicen que la lideresa ha sostenido entrevistas frecuentes con el gerente general, Xavier Herrera Arroyo, y que fue precisamente en esas misteriosas reuniones en las que se gestó el movimiento de protesta que recientemente hicieron en la explanada de la Dirección de Servicios Públicos Municipales. Como se recordará, uno de los dardos envenenados fue dirigido hacia el director de Desarrollo Social, Mario Cepeda Jr., a quien criticaron por tener “penthouse” como oficina mientras que en el resto de las oficinas ni aire tienen, tampoco papel sanitario. De ser cierto, cuentan que estas actividades extralaborales del gerente general lo estarían distrayendo de su principal función que es la de garantizar el abasto de agua potable en las colonias. ¿Será?
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Las cifras negras que esta semana lanzó como bomba el Coneval, organismo encargado de revisar la política de asistencia clientelar -perdón, social- de la fantástica República Azteca, salpicaron a varios funcionarios de distintos niveles, algunos de ellos incluso suspirantes a la gubernatura de Coahuila. Y es que los datos arrojan que con todo y los ingentes recursos que año con año se aplican para disminuir la pobreza a través de múltiples programas, en varios estados del país la miseria creció de forma preocupante de 2012 a 2014. Uno de los salpicados es el sampetrino Javier Guerrero, próximo curuleco federal, quien de 2012 a 2015 se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Urbano y Ordenación de Territorio de la Sedesol, siendo uno de los funcionarios consentidos de la secretaria Rosario Robles, hoy en la cuerda floja por los magros resultados. Pero las esquirlas de esa bomba también alcanzan al alcalde de Torreón, Miguel Riquelme, quien durante todo 2012 y parte de 2013 fungió como secretario de Desarrollo Social de Coahuila. Y es que esta provincia es una de las que más aumento de pobreza registró en el periodo analizado por el Coneval. Así que tanto el caballo del grupo martinista como el alfil del moreirismo para la contienda por la candidatura estatal no salen bien librados en este aspecto. Y de concretarse sus precandidaturas no podrán utilizar este tema ni para presumir ni para atacar al contrario, puesto que ambos quedaron a deber. Otro que no sale bien librado es el actual secretario estatal de Desarrollo Social, Rodrigo Fuentes, aunque hasta el momento él no ha dicho que busque alguna candidatura, pero ya sabemos que en esto de la política nunca se sabe. Pero llama la atención el caso de don Rigo ya que él fue el artífice del famoso Plan 59, con el cual se pretendía combatir la pobreza en las comunidades más marginadas de la provincia. Por lo que vale preguntar: ¿para qué sirvieron los recursos públicos aplicados en el plan si no fue para disminuir la miseria? Tal vez los dioses algún día puedan responder esta interrogante.
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Todo apunta a que las cosas se van a poner -más- calientes en el PAN de Coahuila de cara a la contienda interna del 16 de agosto próximo y a la lucha por las candidaturas para la elección estatal de 2017. Para muestra, un botón. Resulta que el alcalde de Monclova, Gerardo García, uno de los críticos acérrimos del control que ejerce el todavía diputado federal Guillermo Anaya en el comité provincial del partido, ha abierto un nuevo frente en su administración. Don Gerardo anunció que su gente ha iniciado una exhaustiva investigación contra una empresa constructora que metió varias facturas durante la pasada administración municipal, muchas de ellas consideradas “fantasma” o sin soporte (de esas cosas que casi no pasan en México). Cuentan que la citada compañía ha sido una de las privilegiadas con contratos en ayuntamientos anteriores y que ahora le quieren poner un freno. Pero eso no es lo más interesante. Alguien de la esfera política panista debió haberse sentido agraviado con esta decisión, ya que el futuro pluri federal anayista, César Sosa Flores, acusó al alcalde García de tener seis constructoras favoritas a las que les asigna obra de manera directa y en lo oscurito. Esta situación, además de dejar en claro que la obra pública sigue siendo el gran hoyo negro por donde se van los recursos públicos, pone en evidencia que los panistas no necesitan que adversarios de otros partidos les saquen sus trapitos sucios ya que ellos mismos se encargan de hacerlo.
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La que anda tejiendo alianzas incluso más allá de las fronteras duranguenses es la senadora Leticia Herrera. Los subagentes disfrazados de matracas priistas cuentan que la suspirante por la gubernatura del vecino estado ha recibido, digamos, demasiados buenos comentarios de este lado del río Nazas luego de que declaró abiertamente que ella sí quiere ser candidata. Entre los aliados se cuenta a funcionarios de primer nivel del ayuntamiento de Torreón, quienes públicamente han externado su apoyo a la senadora. Dicen que incluso el propio alcalde don Miguel en reuniones privadas ha dicho a sus allegados que ella sería “una buena gobernadora” de Durango, declaraciones a las que se ha sumado hasta el propio gober Rubén Moreira. Dicen los avezados que detrás de este apoyo podría haber una especie de pacto para que a su vez la gente de Herrera hable bien de Riquelme, quien suspira por la gubernatura de Coahuila. O sea que es una especie de “hoy por ti y mañana por mí”. Pero otro de los personajes que misteriosamente ha aparecido muy cercano a la legisladora es el exgobernador Ismael Hernández Deras, también senador y delegado priista en Puebla. Como se sabe, don Ismael se ha distanciado de su antiguo amigo, el gober Jorge Herrera Caldera, y ahora está respaldando las iniciativas y propuestas de doña Lety en el Senado. Y como constancia de ello hay algunas fotografías que han circulado en las que Hernández Deras aparece junto a su correligionaria en actos convocados por ella. Habrá que ver qué tanto le sirven estas palmaditas en la espalda.
