Ahora que está en boga hablar de reformas a las leyes queda claro que los políticos mexicanos son expertos en una en particular, la llamada Ley Campoamor, basada en los versos del poeta Ramón de Campoamor que a la letra dicen: “en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Y esto viene a propósito de la iniciativa de Ley de Disciplina Financiera que el preciso Enrique Peña Nieto acaba de presentar a la Cámara de Diputados federal. Resulta que para los gobernadores de los estados más endeudados, entre ellos Coahuila, dicha propuesta no trae dedicatoria a las entidades menos cuidadosas en el manejo de sus finanzas. Incluso algunos, como el gober Rubén Moreira, prestos se aventuraron a decir que ya la estaban cumpliendo, incluso antes de que sea aprobada y promulgada.
No obstante, un hecho ocurrido la semana pasada muestra que esto no es del todo cierto. El fin de semana pasado se llevó a cabo la reunión de la famosa comisión de deuda del Congreso local, la cual, para evitar los cuestionamientos de la incómoda prensa, se realizó a puerta cerrada con piedra y lodo. Pero nuestros subagentes omnipresentes nos reportaron que uno de los puntos más polémicos fue el de la contratación de nuevos créditos por un monto de alrededor de 2,500 millones de pesillos. Mientras los diputados priistas dijeron que Coahuila está a la vanguardia en el orden y la restricción a la contratación de nueva deuda, los panistas señalaron que al menos en el caso de los créditos de marras la ley no se cumplió, puesto que ésta indica claramente que sólo se podrá adquirir empréstitos para inversión pública y no para pagar otras deudas. Frente a esto, los tricolores guardaron un silencio sepulcral. Respecto a si la Ley de Disciplina Financiera trae o no dedicatoria, basta mencionar un dato: aquellos estados que están más endeudados tendrán menos posibilidades de obtener el aval del gobierno federal para la contratación de nuevos créditos. Ay, la necia realidad. Como remate, el gober del Estado de México -otro de los más emproblemados-, Eruviel Ávila, dijo a nombre de los representados en el Consejo de Virreyes, mejor conocido como Conago, que si contrataban deuda era porque no había recursos para hacer frente a las necesidades de la población (no se ría, eso dijo). Pero quien respondió a su “aclaración” fue el propio funcionario de la oficina de Lolita, Luis Videgaray, quien aseguró que el problema no es tanto el monto de los adeudos de los estados, sino la falta de transparencia a la hora de contratar créditos y aplicar los recursos. Y en esto, las provincias, en su mayoría priistas y alguna que otra perredista, se pintan solas.
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Luego del “bullying” que le aplicaron sus compañeros de gabinete y de partido, al secretario de Fomento Agropecuario, Noé Garza Flores, no le va a quedar más que elegir entre dos sopas: o aplaca su ímpetu “bronco” o se va con su amigo ídem a Nuevo León. Como lo habían adelantado nuestros subagentes, las fuertes declaraciones que hizo en la región Centro sobre sus aspiraciones independentistas y contra diputados locales causaron escozor en la urbe de adobe, en donde hubo virulentas reacciones desde la sede estatal del PRI y el gabinete provincial, con amenazas incluidas. Víctor Zamora, secretario de Gobierno, arremetió fuertemente contra su colega y hasta llegó a decir que estaba mal de la cabeza (sic), con lo que don Víctor se erigió en el psiquiatra de cabecera del gabinete. Y Verónica Martínez, pastora del tricolor coahuilense, le solicitó que no olvidara que son los legisladores estatales los que autorizan los presupuestos que secretarías como la suya utilizan, lo cual sonó más a amenaza que a recordatorio. Pues ahora corren versiones de que Garza va a ofrecer hoy una especie de rueda de prensa en su despacho para hablar del tema. Algunas voces dicen que en ella va a anunciar su renuncia para unirse al equipo del gober electo de la hermana república neoleonesa, Jaime Rodríguez Calderón, con lo que se aplicaría una especie de autoexilio obligado. Sin embargo, otras lenguas hablan de que sólo va a hacer algunas precisiones sobre sus dichos, ya a toro pasado (si vale la expresión en estos tiempos antitaurinos), y que va a alinearse con las directrices del Palacio Rosa. Vamos a ver. Lo cierto es que don Rubén no está nada contento con todo este ruido que han generado las declaraciones de su subordinado ya que ponen en entredicho el supuesto control político que tiene en la provincia, sobre todo ahora que se da el relevo de la silla máxima del partido, ya que si no puede controlar a la gente de su gabinete, pues menos a otros que no están dentro o cerca de sus estructuras.
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El que anda misteriosamente bravo con eso de la proliferación de los camioncitos de comida, conocidos como “food trucks”, en el Distrito Colón es el director de Fomento Económico de Torreón, Jaime Russek. Y es que ante el aumento que ha tenido esta actividad, que ciertamente no está regulada, el funcionario ha declarado que todos esos negocios ambulantes deben ser retirados de la vía pública hasta que no se cuente con la norma apropiada, ya que, a su parecer y al de Canirac, representan una competencia desleal para los restaurantes establecidos. Hasta aquí todo bien. Lo curioso es que esta bravura y este celo por el cumplimiento de la ley no lo aplica para todos los casos, ya que desde hace años existen vendedores ambulantes y puestos fijos y semifijos en el primer cuadro de la ciudad que también invaden banquetas y no pagan impuestos como los que apoquinan los restaurantes digamos normales. Además, llama la atención que don Jaime no se lance contra otros negocios de comida y bebidas que han abierto recientemente sin cumplir las medidas adecuadas de seguridad, protección civil y otras cosillas. Tal es el caso de un antro que con bombo y platillo (literalmente hablando ya que para la inauguración tuvieron al famoso grupo Pesado) acaba de abrir sus puertas a un lado de la Cámara de Comercio, en el perímetro de la Plaza Mayor. Dicen los subagentes disfrazados de garroteros que esta “vista gorda” de las autoridades se debe a que dicho establecimiento es de uno de los integrantes del boyante gremio de empresarios-políticos, específicamente del exalcalde Eduardo Olmos, becario del gobierno provincial en la capirucha del esmog, y que el contralor Javier Lechuga tiene intereses ahí, como en otros bares ubicados en diversas partes de la ciudad. Por si fuera poco, cuentan que el mismo Russek está por abrir un restaurante-bar en la calzada Colón, casi esquina con la avenida Juárez, por lo que tal parece que más que estar velando por el cumplimiento de la ley lo que les importa es que no les hagan “mosca” a sus negocios particulares. ¿Será?
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La operación cicatriz dentro del PAN, una vez pasado el proceso de elección del dirigente nacional del PAN, en el cual no hubo sorpresas y Ricardo Anaya resultó ganador, no será fácil. Al menos en Coahuila ya comenzaron a saltar los primeros inconformes con el resultado, cuestionado por los corralistas quienes ven que hubo mano negra y otras marrullerías que el blanquiazul aprendió del tricolor. Uno de ellos es el exdiputado federal, Jesús Ramírez, quien hoy formalizará, con la publicación de una carta, su renuncia al partido para el cual trabajó durante dos décadas aproximadamente. El motivo de su salida es claro: no está de acuerdo con que Anaya (el de México) sea el presidente del Comité Ejecutivo Nacional. Ya en varias ocasiones, antes del proceso interno, don Chuy dejó ver el porqué de su rechazo a la figura del ahora dirigente electo, a quien asestó calificativos como el de “demagogo” por decir que va a combatir la corrupción que hay en el partido cuando todos saben que no podrá hacerlo. Además puso en tela de juicio la legitimidad del proceso debido al “padrón inflado” de militantes del que se valió para ganar la elección. Queda la duda de qué es lo que pasará con otros personajes panistas que en su momento manifestaron su descontento con las formas y fondos que el PAN ha adoptado, sobre todo en esta provincia, bajo el control del diputado federal Guillermo Anaya. Por lo pronto se avizora que Acción Nacional perderá a varios cuadros, mientras los priistas se frotan las manos y quien quite y hasta los inviten a sus filas. No sería la primera vez que sucede.
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Circula la especie de que el senador Ismael Hernández Deras está de regreso en Durango, si es que alguna vez estuvo del todo ausente. Nuestros subagentes disfrazados de tazas de café nos informan que la semana pasada el exalcalde de la capital del alacrán, Adán Soria, estuvo en La Laguna para reunirse con gente de la senadora Leticia Herrera, suspirante incómoda por la gubernatura, entre ellos el exalcalde de Gómez Palacio, Octaviano Rendón. Dicen que el motivo de la reunión fue sondear las aguas y armar un bloque político contra el gober Jorge Herrera Caldera con la finalidad de negociar posiciones de cara a la elección de 2016. Entre las personas que figuran en esta “alianza” de facto estarían, además de Hernández Deras y Soria, el cetemista Ricardo Pacheco y el ceneopista Héctor Arreola Soria, quien también ha manifestado su intención por contender por la gubernatura, a pesar de la clara línea que apunta hacia Esteban Villegas, alcalde de Durango. Como se sabe, don Ismael y don Adán tuvieron que alejarse por un tiempo de la arena política duranguense debido a los conflictos con el mandamás de la provincia, conflictos que derivaron en una orden de aprehensión contra Soria y la amenaza de una investigación contra Hernández. Luego de fungir como delegados del PRI en Puebla, en donde se refugiaron a la espera de que se calmaran las aguas, todo indica que ahora vuelven a tratar de recuperar parte del capital político perdido y de paso buscar aliados entre los agraviados del régimen para regresar a los escenarios. ¿Les alcanzará?