Tremenda y amarga sorpresa se llevó ayer la regidora panista del ayuntamiento de Torreón, Angélica Campos. Nuestros subagentes disfrazados de cámaras de seguridad que no funcionan nos reportan que la casa de la edil fue blanco de los amantes de lo ajeno, quienes a plena luz del día entraron para sustraer de ella varios objetos de valor, como joyas, además de dinero en efectivo. Dicen que cuando llegó a su domicilio lo encontró en completo desorden y se decidió de inmediato a denunciar el latrocinio a las autoridades policiacas. Pero para maldita la cosa, los muchachos del jefazo de la Policía Municipal, Adelaido Flores, tardaron más de media hora en llegar, con lo que muy seguramente cualquier repartidor de pizzas hubiera arribado primero que ellos. Dicen que aunque doña Angélica presentó la denuncia penal ante el Ministerio Público, no quiere hacer olas de cara a la opinión pública para evitar que las autoridades municipales lo tomen como un asunto político, por ser regidora de oposición, para “empañar” el trabajo de la Presidencia Municipal.
Pero más allá de esto, el hecho pone una vez más en evidencia que la seguridad que tanto presumen nuestras H. Autoridades en la región no ha llegado a niveles como para echar las campanas al vuelo, ya que no son pocos los ciudadanos que se han enfrentado a este tipo de desafortunadas situaciones. Además, que una funcionaria pública haya sido la afectada en esta ocasión habla de que nadie se escapa de la actividad de los malandros y malandrines que aún deambulan por la Perla de La Laguna. A ver si con el nuevo parque vehicular que el alcalde Miguel Riquelme les entregó a los policías municipales realizan más patrullajes por la ciudad y atienden más rápido a los llamados de los descobijados pobladores. Porque luego se da el caso de que sólo usan las unidades para andar “tirando rostro”.
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En donde las cosas van de mal en peor es en el Partido Acción Nacional de Torreón. El fin de semana pasado se llevó a cabo la elección interna de la nueva dirigente del comité municipal, en la que participó sólo María Eugenia Cázares que estuvo muy lejos de ser una candidata de unidad, como intentaron manejarlo los panistas. Resulta que la afluencia de votantes fue por demás pobre, apenas 25 por ciento del padrón de militantes, lo cual deja ver el ánimo caído que existe dentro del partido en estos tiempos. Los espectadores más avezados de la arena política local se preguntan con qué legitimidad va a dirigir al blanquiazul doña Maru, ya que fue electa por un porcentaje de votos muy bajo, incluso hasta una elección intermedia del Congreso local llega a tener más participación, lo cual ya es mucho decir. Y para acabarla de amolar, del total de sufragios emitidos, un 20 por ciento no fueron a su favor, lo que muestra que hay descontento entre la militancia más activa. Algunos maldicientes atribuyen la escasa participación y el malestar al control que siguen ejerciendo el exdiputado federal, Guillermo Anaya, y el senador suspirante Luis Fernando Salazar, quienes no quieren soltar las riendas del partido para el surgimiento de nuevos liderazgos. Aún así ellos creen que en 2017 el PAN va a ganar las elecciones. Pero, como versa el dicho, ¿con qué ojos divino tuerto?
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Cuentan que el jefazo de la Perla de La Laguna “ya se vio”. Sí, que ya se vio como gobernador de Coahuila en 2017, o al menos eso se deduce de la especie que anda circulando en el ambiente culturero local. Resulta que hace algunos días don Miguel visitó la capirucha del esmog y que ahí se reunió con Luis de Tavira, director de la Compañía Nacional de Teatro para revisar algunos pormenores de la participación de ese instituto en las fiestas del 108 aniversario de la ciudad. Cuentan que en la charla salió el tema de la escasez de instituciones de formación teatral que existe en Torreón y para ello don Luis propuso crear una escuela de arte dramático en el municipio. Pero Riquelme, seguro de tener no sólo la candidatura en la bolsa, sino también la gubernatura, le dijo que mejor se esperara a que fuera gobernador para desde el Palacio Rosa impulsar una academia estatal de teatro, lo cual causó azoro entre varios de los enterados por la novel afición del señor alcalde de andar haciendo promesas antes de que se cumplan los sagrados tiempos del partido. Claro que habrá que ver qué dicen los priistas coahuilenses, sobre todo los saltillenses, no afines al moreirismo, quienes no están muy convencidos aún de que don Miguel deba ser el candidato del tricolor para suceder a don Rubén en la Silla Máxima de la provincia.
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Los que andan muy calladitos en estos días son los líderes de los sindicatos del ayuntamiento de Torreón. Tanto que se pasaron por el arco del triunfo el ultimátum que les puso el Instituto Coahuilense de Acceso a la Información para que hicieran públicos los datos de sus actividades e ingresos dentro de las exigencias de la nueva Ley de Transparencia de Coahuila. Los mal pensados dicen que el silencio y la omisión de los sindicatos, sobre todo el mayoritario, se deben a los enjuagues que adentro se llevan a cabo. Dichos enjuagues están relacionados con la venta de plazas a precios nada despreciables además de las palancas para meter a familiares de algunos líderes y otras cosillas turbias. El asunto es que tal parece que los sindicatos están tan empoderados que ni siquiera el contralor municipal, Javier Lechuga, puede meterlos en cintura, ya que aunque los ha instado una y otra vez (bueno, eso dice él) a que atiendan al llamado del ICAI, le han hecho caso omiso. En fin, el Instituto les dio 72 horas para cumplir con la ley, si no les va a aplicar una multa de 150 mil pesotes, que para los recursos que manejan ambos sindicatos, pues es como darle un pellizco a un elefante. Por lo que los conocedores de estos temas dicen que a la nueva ley estatal y al organismo garante de la misma (así le dicen) les hacen falta más dientes para que sean tomados en serio por las instituciones públicas a las que pretende fiscalizar.
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Entre los militantes del Partido Revolucionario Institucional de Lerdo es cada vez más notorio que el que trina -y no precisamente de alegría- es el importado regidor “lerdense” Homero Martínez Cabrera. Hasta hace poco no se sabía cuál era la causa de su enojo, sólo empezó a hacerse muy evidente desde que la semana pasada distintas representantes territoriales de la organización que él dirige, la CNOP, en el apacible pueblo, organizaron verdaderos sanquintines al jefazo de la Ciudad Jardín, Luis de Villa, protestando por alguna que otra ineficiencia en los servicios de agua potable y drenaje. También dicen los amantes del cuchicheo, de los que se sientan en la plaza a ver quién pasa, que en el caso de la reciente manifestación por drenaje tapado encontraron costales de una ferretería cercana con arena y cemento, por lo que parece que algunos de los problemas son provocados para luego poder tener un pretexto para el mitote. Ya en los pasillos de las oficinas de PRI se comenta que el origen del encontronazo entre el representante de los regidores de la bancada priista y el alcalde Luis de Villa fue la negativa del segundo a aceptar la propuesta del regidor Martínez, líder de su fracción, a repartir en lo oscurito a los regidores de su bancada las devoluciones de Impuesto Sobre la Renta que el Ayuntamiento de Lerdo está recibiendo. Parece que esos milloncitos ya los contaba don Homero para su precampaña como diputado y por esto todo el berrinche. Por lo tanto, algunos ya anticipan que en la bella Ciudad Jardín proliferarán las manifestaciones con marcado sello ceneopista.