Un verdadero trago amargo pasaron los sempiternos mandamases de la Junta de Mejoras Materiales de Torreón a quienes repentinamente el Congreso les “desapareció” su negocio -perdón, organismo desconcentrado del Estado-. Y es que fue tan repentina la decisión que Juan Antonio Navarro del Río, José Antonio Sifuentes Terrazas y Rómulo Lozano Martínez vinieron a enterarse por la prensa de lo que había ocurrido para su pesar. Nuestros subagentes disfrazados de bache, de esos que nada más son tapados por encimita con una ligera capa de asfalto, dicen que ese pesar se debe a que en la Junta existe una oscura caja chica -que no lo es tanto- conocida como la “Cuenta 99”, en donde se registran los cobros que se supone hacen los notificadores de adeudos vencidos por recursos que deben recibir, pero que misteriosamente no les llegan a sus manos.
Dicen los que saben de esto que cuando un ciudadano paga las cuotas por conservación de pavimento es porque a su casa le llegó un papelito blanco con sellos, advertencias en color rojo que dice “Embargo”, y al pagar, se le incluyen los gastos de notificación y este dinero en teoría -sólo en teoría- debe entregarse a los empleados del área. Comentan que esta cuenta desde hace años es utilizada por los exjefazos de la Junta para su beneficio y que los detalles de este enjuague pudieran saltar en el proceso entrega-recepción que comenzará la semana entrante. La gran pregunta es ¿hasta dónde van a llegar los fiscalizadores del ayuntamiento, que es quien de ahora en adelante se hará cargo de las funciones de la JMMT?
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Harta polémica se ha armado por el inesperado “manotazo’’ que recibieron del inquilino del séptimo piso del edificio más caro de la ciudad los curulecos locales Shamir Fernández y Luis Gurza Jaidar, quienes recientemente hicieron pasarela y triunfal presentación en el Congreso del Estado para que se deje de cobrar en los estacionamientos de centros comerciales, asumiendo una postura de supuestos defensores del sufrido pueblo (ojalá así fueran con los recursos públicos). Contrario a lo que pensaron, este gesto no les generó dividendos en su popularidad, sino que se ganaron el fuego de la artillería pesada de críticas y reclamos de los propietarios de centros comerciales. Para maldita su suerte, a esta desaprobación se sumó el alcalde Miguel Riquelme, quien se pronunció en contra de la medida, un poco pensando en el futuro del estacionamiento de la Plaza Mayor y otro poco en el impacto comercial que traería a la ciudad. Este desencuentro lleva a los malpensados a creer que han comenzado a surgir disensos entre el munícipe y los legisladores, otrora leales aliados de él, y que su iniciativa la aventaron “por la libre” sin consensuarla con las autoridades, los empresarios y mucho menos con los ciudadanos. Nuestros subagentes también nos comentan que otro que se quedó pasmado por la postura de su patrón fue el director de Desarrollo Económico, Jaime Russek, quien desde el principio se mostró a favor de que se eliminara el cobro en estos espacios. Seguro que ahora la va a pensar dos veces antes de pronunciarse en pro de tan polémica iniciativa.
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Por si las cosas no marcharan lo suficientemente mal para el gobierno del preciso Peña Nieto, cuentan nuestros subagentes disfrazados de despensas con galletas de animalitos que eso de la Cruzada contra el Hambre fue lo más parecido a una tomadura de pelo. En primer lugar, las cifras que reportó hace varias semanas el Coneval indican que la campaña en nada ayudó a sacar a millones de mexicanos de su condición de pobreza, sino que, por el contrario, hoy hay más pobres que cuando inició el actual sexenio. En segundo lugar, todo indica que, al menos en La Laguna, el programa nunca terminó de arrancar. Dicen que hace algunos días los promotores contratados ex profeso en Torreón recibieron una carta en la que se les informa muy amablemente que la cruzada ya acabó y que no habrá recursos para continuar. Este hecho causó extrañeza entre los que de buena fe se unieron al programa y que estuvieron trabajando durante dos años en él. El asunto es que, según cuentan, apenas habían concluido la elaboración del diagnóstico para ver a quiénes se les iban a entregar los recursos en un procedimiento que consistía en acercarse con las lideresas, obviamente priistas, armar las listas de candidatos a recibir la ayuda y anotar las necesidades de las familias. Pues bien, cuando apenas lo habían conseguido, resulta que los encargados de la cruzada, que depende de la Sedesol que hasta hace poco encabezaba Rosario Robles, les dijeron que “muchas gracias por su apoyo pero este cuento ya se acabó”. El problema es que ni fluyeron los recursos y a los promotores no les pagaron por sus servicios, a pesar de que la Secretaría solicitó una buena cantidad de dinero para echar a andar el programa de marras. O sea que, una vez más, ¿en dónde quedó la bolita? Y esta situación se ha reportado ya en otros estados, como Veracruz, así que la bola de nieve pudiera comenzar a crecer peligrosamente. Pero no sería extraño que para el año próximo se lance otra estrategia similar -ya que hay elecciones en varios estados-. Por lo pronto, doña Rosario ya se fue a otra secretaría sin dejar en claro qué pasó con la lana.
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En la misiva pasada nuestros subagentes nos comentaron de la amarga experiencia que vivió la regidora panista de Torreón, Ángela Campos, por la intrusión de los amantes de lo ajeno en su casa para cometer sus fechorías, y por la tardanza de los policías municipales para atender el llamado de auxilio. Pues ahora nos llegan reportes que indican que del otro lado del Nazas el asunto de la seguridad y la celeridad de las fuerzas policiacas no está para nada mejor. Resulta que el jueves pasado, alrededor de las 8.00 de la noche, unos jóvenes armados que viajaban a bordo de un auto rojo causaron temor entre varios automovilistas que circulaban por el bulevar Miguel Alemán, a la altura del DIF de Gómez Palacio. De acuerdo a lo que informan los subagentes, los malosos aprovecharon el rojo del semáforo para encañonar a algunos de los que por ahí transitaban con la intención de despojarlos de sus vehículos. Al ver dicha situación, a los observadores de otras unidades no les quedó de otra que echarse en reversa para alejarse del lugar y así evitar ser víctimas de los malandrines. Cuentan que uno de los ciudadanos que presenció el hecho llamó al 066 para reportar lo sucedido y que así pronto se movilizaran los guardianes del orden para detener a los amenazantes sujetos. Pero, para no variar, los operadores del servicio telefónico se entretuvieron en pedir santo y seña, incluso datos personales de la persona que había llamado. ¿Qué no quedaron en que las llamadas pueden ser anónimas para no poner en riesgo la integridad de los denunciantes? El asunto es que en lugar de agilizar la salida de patrulleros, los operadores optaron por continuar su largo interrogatorio lo cual dio el tiempo suficiente para que los delincuentes escaparan. Ante este hecho, surge la pregunta: ¿cuándo tendrá Gómez Palacio una Policía Municipal eficiente que dé servicio a la ciudadanía que, oh necia realidad, sigue a merced del hampa? Aunque sea, por lo pronto, deberían de darles unos cursitos a los operadores del 066 de cómo se deben atender las llamadas para no perder tiempo. En fin.
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Dicen que quienes no se salvaron de una buena regañada fueron el director del Instituto de Cultura del Estado de Durango, Rubén Ontiveros, y el coordinador del Festival Revueltas, Víctor Hugo Galván. Y es que cuando presentaron por primera vez la cartelera del principal festival artístico y cultural de la entidad, anunciaron una larga serie de actividades para la capital de los alacranes y una muy cortita para La Laguna. Y aunque, cuando se dieron cuenta de su error, se intentaron justificar diciendo que el programa aún no estaba completo, el daño ya estaba hecho, pues no pocos gomezpalatinos y lerdenses se sintieron otra vez relegados por las H. Autoridades estatales. Unos días después, tuvo que venir el mismísimo gober Jorge Herrera Caldera a presentar la cartelera en Gómez Palacio, en donde, ahora sí, ya anunciaron más actividades para esta región con el fin de intentar compensar la balanza. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de micrófonos que al terminar el acto, que se llevó a cabo en la Casa de la Cultura de la vecina ciudad, don Jorge lanzó unas reprimendas “en corto” al director Ontiveros y al coordinador Galván, por haber hecho la primera presentación sin tener amarradas las actividades y fechas para la olvidada Comarca Lagunera. Lo que no se sabe es qué tanto les pesó el regaño, pues nuestras subagentes disfrazadas de aeromozas nos comentan que tanto don Rubén como don Víctor siguen siendo de los funcionarios privilegiados que cuando viajan en avión lo hacen en primera clase (faltaba más), con todo y asistentes, mientras otros colegas de ellos y políticos duranguenses optan por la clase turista, como simples mortales. No cabe duda que también en la burocracia hay servidores de primera y... todos los demás. Vaya cosas.