La renuncia de José Ángel Pérez al PAN cimbró las adormiladas estructuras de un partido que además de tibieza demuestra poca organización. Que el ex alcalde de Torreón dejara a los blanquiazules tras 20 años de militancia fue un duro golpe de efecto para el panismo, que si bien orilló a Pérez al ostracismo, estaba obligado a mantener una imagen de unidad y cercanía entre las diferentes tribus que disputan el control del instituto.
Pérez, que envió una carta a Maria Eugenia Cázares presentando su renuncia, logró su cometido: demostrar que el mandamás del PAN torreonense no es más que Guillermo Anaya y su clan, y que si éste no dictaba órdenes de hablar o de comentar la situación, nadie lo haría, por más ameritara lanzar una respuesta contundente.
Nuestros subagentes disfrazados de militantes panistas afirman que Bernardo González, jefazo blanquiazul en Coahuila, estaba de lo más nervioso al tener que enfrentar una encrucijada de tal envergadura, lo que explica sus declaraciones anodinas, buscando minimizar la renuncia de quien en su momento fuera una figura de referencia para el panismo al ganar una alcaldía a pesar de las limitaciones políticas.
Pérez deja en claro que no se retirará de la política y que ahora “luchará” desde una trinchera ciudadana, habrá qué ver quiénes están detrás de su alejamiento del PAN y de qué forma actuará, si será alfil de algún grupo político o, por el contrario, realmente intentará construir una plataforma desde la sociedad.
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José Ángel se une al club del renegado priísta Noé Garza Flores. Nuestros subagentes reportan que Garza y Pérez no tienen el menor problema en no ser considerados para el próximo proceso electoral, esperando con uñas y dientes el 2018, con la ilusión de que Jaime Rodríguez “El Bronco” pueda ser candidato a la presidencia de la república y salir así del ostracismo. En tanto, los malquerientes nos dicen que al igual que el expediente de las travesurillas que hizo Don Noé Garza, en el que hasta algunos tractores logró subsidiados para su rancho, JAP no canta mal las rancheras. Dicen, que hay por ahí interesante información de recursos federales que tuvo que regresar a la federación cuando fue alcalde de Torréon, motivo por el cual enfrenta actualmente una hipoteca sobre uno de sus inmuebles.... ¿será?
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Quien prepara sus maletas para otro viaje largo es Rubén Moreira; el gobernador de Coahuila se alista para partir en unos días a Asia con la intención de atraer más inversiones para la alicaída economía estatal, apuntando sobretodo a los empresarios que ya mostraron interés de llegar a suelo coahuilense. El problema para Don Rubén es que ahora disputa esos arribos con la figura del momento: Jaime Rodríguez, el novísimo gobernador de Nuevo León, quien desde campaña trabaja para construir todo un clúster para las armadoras de automóviles en el norte de su entidad.
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Quien ya se frota las manos por lo que vendrá en los próximos tres años es José Miguel Campillo, flamante alcalde de Gómez Palacio, que es casi seguro parta al Congreso de Durango y deje botada la sillla en la presidencia municipal. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de burócratas de bajo perfil que Campillo cuenta los días para separarse de un cargo que le ha dejado pocas satisfacciones ante el escaso margen de maniobra que Jorge Herrera Caldera le ha permitido. Pero claro, eso no quiere decir que no busque influir en quién será el candidato del PRI a la alcaldía gomezpalatina; el deseo de Pepe no es tanto decidir quién es el bueno, sino quién no, y ese dardo tiene un claro destinatario: Juan Ávalos. Lejano de su equipo, Campillo ve al diputado local y presidente del PRI una amenaza reformadora del priísmo gomezpalatino, lo que asusta no sólo al alcalde sino a toda un sector de tricolores que pueden hablar de todo menos de refrescar al partido y mejorar el perfil político de candidatos y funcionarios públicos. Entre tanto, el propio Ávalos sigue en campaña y hace caso omiso a las quejas de Campillo y compañía, e igual se reúne con estudiantes universitarios, que con empresarios y políticos de todos los colores, buscando normalizar las relaciones del hegemónico PRI con propios y extraños. Se viene una batalla interesante en el interior del PRI gomezpalatino.
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Gustavo Acosta, presidente del PAN en Gómez Palacio, aseguró, como apareció en esta columna, que nunca mantuvo deudas con su partido, y mucho menos que entregara material de construcción en lugar de las cuotas que le correspondía por ostentar un cargo de elección popular. Aclarado el punto.
