Pues que siempre no, dijo el tesorero de Torreón Enrique Mota a los regidores que le exigían información sobre la chatarrización de los vehículos del corralón municipal. Exigido por la oposición a rendir cuentas, Don Enrique sólo ha dado largas, achacando de paso la responsabilidad de la opacidad al contralor Javier Lechuga, de quien afirma cuenta con todo el papeleo, incluidas las fichas del pesaje, que nadie sabe si realmente existen pues permanecen ocultas. El caso es que el contralor no sólo desmiente a Mota, sino que da detalles a los regidores sobre la inexistencia de la documentación. Nuestros subagentes afirman que prestos y dispuestos a sacar tajada de la confusión, los regidores exigieron a Lechuga que realizara una investigación a fondo del tema, que diera con el proceso, el contrato y demás, pero éste se deslindó alegando ignorancia del caso. Ambos personajes están moviendo el avispero, situación que no gusta en nada al alcalde Miguel Ángel Riquelme. Don Miguel, que presume de transparencia, podría explicar porqué, a más de un año de la firma del contrato de chatarrización, se desconozcan sus términos y las condiciones en que fue signado.
Dentro de los ecos de lo que fue la carrera Canaco-Adventure edición 2015 nuestros subagentes vestidos de traje de piel y casco verde neón nos informan que los participantes no se cansan de comentar las atenciones que tuvieron de las autoridades y ciudadanos de los 12 municipios de Coahuila por donde hicieron su travesía de este año. Y entre los “chismecillos’’ de varios, destaca que del famoso y tan promocionado “Rally” sólo salieron 30 vehículos, pero en la ruta recreativa Cuatro Ciénegas no se contaban ni 40 participantes con origen en la Plaza Mayor. Y hasta ahí todo parece más o menos aunque es indudable que el publicitado evento no tuvo el éxito esperado, pero lo que muchos no se explican es a dónde fueron a parar 4 milloncillos que el gobierno del Estado les brindó en apoyo, supuestamente porque se presupuestaba la participación de alrededor de 400 competidores y no hubo más de 100. Y todavía más, a la llegada de los pilotos al lecho seco del río Nazas el sábado en la tarde, habían solicitado a patrocinadores, toldos, mesas sillas, exhibidores de mercancías deportivas, bebidas espirituosas por el cansancio del camino y desde luego la presencia de atractivas edecanes para repartir los alcoholes. Y para seguirle con la “gorra” muchos de ellos acompañados de tías hermanas, sobrinos y abuelitas, se dejaron caer en el desayuno que el domingo en la mañana les ofreció el huésped del séptimo piso. El menudo, barbacoa, gorditas, volaron, entonces la preguntilla es: si se les apoyó... ¿dónde quedaron los cuatro millones de pesos?
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Otro que anda dando tumbos en cuanto a asuntos de transparencia es Javier Herrera, gerente del Simas, que no haya cómo cuadrar las cuentas que deberá presentar a final de año. La creciente deuda del sistema, aunado a los huecos que el impago ciudadano por el servicio ha dejado, tienen en vilo a don Javier, que suma a sus problemas un caos en las oficinas. Nuestros subagentes aseguran que Herrera ha sido muy generoso a la hora de engrosar la nómina del Simas, lo que le ha llevado a saturar algunas oficinas y a realizar cambios rocambolescos para satisfacer a unos y a otros. El asunto complejo para el flamante gerente radica en que dividió a los trabajadores, pues la vieja guardia no responde a las órdenes de aquellos amigos a los que dio poder sin tener experiencia en el ramo. Los subagentes afirman que el 2016 será un año movidito para el Simas y su amable gerente.
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En el fraccionamiento Los Azulejos, de larga historia, nuestros subagentes vestidos de manguera de las que dejan abandonadas regando el césped, nos informan que el ex “corredor” de venta de terrenos y ahora supuesto empresario inmobiliario Luis Domingo Hoyos, parece seguir enredando las cosas legales de tan vapuleado sector habitacional. Dicen las lenguas viperinas que ahora como copropietario del fraccionamiento le pidió al diputado local panista Jesús de León el “favorcillo” para que subiera un punto de acuerdo a fin de presionar al Ayuntamiento y por ende al otro socio y de tan larga historia Aldo Díaz con el fin de que se haga efectiva la fianza y la apliquen a favor del fraccionamiento, una fianza que no se ejerció cuando lo inauguró precisamente el exalcalde Guillermo Anaya. Lo que también nos comentaron es que en un ataque pirómano, “El Bola”, supuestamente y por versiones de los vecinos, tuvo muuucho que ver en el incendio de la planta tratadora del fraccionamiento, hecho que comentó con algunos previamente.
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Juan José Yáñez Arreola, subprocurador de investigación y búsqueda de personas no localizadas, denunció ante los medios de comunicación que la semana pasada fue perseguido y acosado por elementos de la policía municipal de Saltillo, quienes a pesar de identificarlo por viajar en un vehículo oficial continuaron con sus amenazas. Según la versión del funcionario, lo dicho ocurrió por órdenes de un alto mando de la corporación municipal, según se aclaró en una reunión posterior con el alcalde Isidro López. Lo curioso del caso es que don Juan José sigue sin presentar una denuncia formal y todo se quedó en pleito mediático. Nuestros subagentes afirman que ese es su estilo y lo único que buscaba era aparecer en la palestra sin importar los motivos. Y, claro, si podría echarle tierra al Ayuntamiento pues un poco mejor. ¿Será?
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El apagón analógico tomó por sorpresa a la mayoría de laguneros que no contaban con una televisión digital o un convertidor de señal. A pesar del bombardeo en los medios para dejar claro lo que se avecinaba, los ciudadanos hicieron caso omiso y no pasaron a la nueva tecnología, lo que supone un problema para una sociedad con altos consumos de televisión. Nuestros subagentes disfrazados de técnicos dicen que ya el ayuntamiento de Torreón prepara un programa, parecido al que se hizo a nivel federal, para que los televidentes cambien sus viejos aparatos por televisores digitales. La duda es de dónde va a salir el recurso que se requiere para ello, sobre todo considerando la fragilidad financiera de la ciudad, que afronta un 2016 con muchas necesidades y pocos recursos.
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Quienes ya no están muy seguros de su siguiente paso en la política son Luis de Villa Barrera y José Miguel Campillo Carrete, alcaldes de Lerdo y Gómez Palacio respectivamente; resulta que Luis y Pepe recibieron la amarga noticia de que su jefazo Jorge Herrera Caldera no ve con buenos ojos que dejen sus cargos al frente de los ayuntamientos para asegurarse un puesto como diputados locales en la próxima legislatura, anhelo que era una salida gratificante y que les aseguraba otros tres añitos en la nómina, claro, sin tener que enfrentar las broncas diarias de dos ciudades que dejarán con serios problemas económicos y sin realizar mayores obras. La duda del gober, narran nuestros infiltrados en las oficinas municipales, cayó como bofetada guajolotera a los dos felices munícipes, que aguardarán el momento oportuno por que les permitan acceder al Congreso.
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Y hablando de las ciudades laguneras en Durango, nuestros subagentes disfrazados de intendentes en los cabildos aseguran que los regidores de ambos municipios afilan ya sus garras para rascarle al erario cuanto puedan ahora que concluya su gestión. Los regidores en Lerdo y Gómez esperan poder aprobar un jugoso bono de marcha y cobrar un “ahorro” que nadie sabe si realmente hicieron, y así dejar la sagrada nómina con un importante colchón, a la espera de que por una cosa u otra puedan acomodarse en la próxima administración. Claro que para eso no interesa la salud de las arcas municipales, ya vendrán otros a tapar los hoyos dejados.