Verdades y rumores
Luego de la pesada dieta navideña, alta en calorías, y el inevitable recalentado, la supermáquina Pony desempolvó la toga y el birrete y echó a andar sus flamantes bulbos con ánimo retro para computar las ya tradicionales calificaciones de los gobernantes de las provincias internas, ahora en su versión 2015. Sin más preámbulo, iniciamos con la evaluación del desempeño de los gabinetes estatales de Coahuila y Durango durante este año que agoniza, esperando que las travesuras de los servidores públicos no indigesten -todavía más- a la estoica Pony. Empezamos de este lado del río Nazas, donde el gober Rubén Moreira siguió inspirado por el espíritu de Solón, puesto que en 2015 cosechó sus mayores “logros” en el ámbito legislativo, aunque no sea su chamba.
Teniendo un Congreso local a su servicio, se entiende que la tentación es tan grande como para no sucumbir ante ella. En ese sentido, cogió al toro por los cuernos (con el ánimo de salvar a tan hermosos especímenes, claro está) y prohibió la tauromaquia provocando el aplausos de los animalistas y la animadversión de los amantes de la fiesta brava, principalmente de Armando Guadiana, empresario antimoreirista a quien, dicen, va dirigida dicha reforma con ánimo revanchista. También sacó la nueva Ley de la Familia que prohíbe el matrimonio entre menores de edad, además de proteger a los “segundos frentes” con un polémico artículo que obliga a los coscolinos (y coscolinas) a dar pensión a sus amantes. Una reforma más fue la de las pensiones de los maestros, impulsada con el objetivo de aligerar la carga de las golpeadas finanzas públicas. Fuera de los terrenos legislativos, don Rubén logró romper la meta de empleos, aunque falta ver en qué regiones, porque ya sabemos que en esto el Sureste siempre resulta consentido. Con ayuda del gobierno del preciso Peña Nieto, el gober salió avante del desastre de Acuña a causa de un poderoso tornado (no, no hablamos de la deuda), y se logró reponer las casas dañadas en seis meses. En el escabroso tema de la seguridad, los homicidios relacionados con el hampa disminuyeron un 80 por ciento en comparación con los años más aciagos de la violencia, con mucha ayuda federal, eso sí, aunque sigue habiendo por ahí malandrotes y malandrines, y abusos policiacos, sobre todo de los famosos GATES. Dentro de los puntos negativos sobresale la tendencia cada vez más marcada a la descalificación. Por ejemplo, cuando el Coneval informó que la pobreza lejos de disminuir en la entidad, aumentó, don Rubén aseguró que se debe a que coahuilenses mintieron en sus respuestas y la metodología carece de rigor. A quienes interpusieron amparos contra la reforma antitaurina también los descalificó, al argumentar que él lucha denodadamente por el bienestar de los animales, pero su reforma deja de lado las peleas de gallos, charrería, jaripeo y cacería. Además ha evadido respuestas claras para quienes siguen esperando que se aclare el asunto de la megadeuda, que siguió dando sorpresas con más créditos para pagar a proveedores y con una incriminación en Estados Unidos de su hermano, el Profe Bailarín, mientras acá nomás hacen como que se investiga cuando en realidad chiflan distraídamente cada vez que se habla del tema, con todo y que se ha esforzado por mejorar los indicadores de transparencia en otros rubros. Por todos estos claroscuros, la Pony le repite al señor gobernador el pavoroso SEIS y MEDIO del año anterior.
Otro que se metió en camisa de once varas al intentar contrarrestar las críticas fue Víctor Zamora, secretario de Gobierno. A su favor operan la disminución de las denuncias de delitos de alto impacto en comparación con años anteriores y los avances en mejora de infraestructura de los Ceresos. En contra tiene la imagen que deja Coahuila en cuanto a violaciones de los grupos de élite, en especial el temible GATE, imagen que ahora se quiere limpiar con la clásica estrategia del borrón y cuenta nueva al anunciar la creación de la Fuerza Coahuila, que empezará a funcionar en enero. Y en vez de apretar las tuercas para evitar que a la “marea negra” se le siga pasando la mano a la hora de las detenciones y para atender las denuncias de desapariciones presuntamente cometidas por esa corporación, se metió a los terrenos de la especulación diciendo que todo era una campaña orquestada por el crimen organizado para desprestigiar a sus chicos que él ve como blancas palomas. A lo anterior hay que sumar el descontrol que existe el el Registro Público de la Propiedad, donde los notarios se quejan de las travesuras de los encargados, y el conflicto en un rancho de Cuatro Ciénegas que dejó sin casa a decenas de habitantes. La Pony, temblando pero consciente de sus obligación, le envía a don Víctor un SEIS con la advertencia de que ya no vea tantos moros con tranchete. Aunque el procurador de Justicia, Homero Ramos, se ha esforzado en abatir el rezago en las averiguaciones previas, incluyendo las de la matanza de Allende, la impunidad en robos sigue siendo alta. Además, las omisiones en la búsqueda de desaparecidos obligó a un grupo de familiares a iniciar por su propia cuenta las pesquisas. Insoslayable, también, el estancamiento de los procesos que se siguen por la megadeuda y el presunto robo de documentos y dinero del erario. Con estos asegunes, don Homero se lleva un SEIS. Este año hubo relevo en la Comisión Estatal de Seguridad, donde a pesar del cambio siguen varios agentes haciendo de las suyas. Pero resulta imposible para la Pony lanzar una calificación porque Cristian Méndez, quien se supone está supliendo a Hugo Gutiérrez, no ha recibido nombramiento oficial, por lo que queda pendiente su número, a ver si en 2016 ya hay humo blanco en este sentido.
Con el secretario de Finanzas, Israel Ramos, los bulbos de la supercomputadora comienzan a presentar gastritis ya que el origen y destino de la megadeuda, la lista de proveedores a los que se pagó con el crédito de 2,500 millones de pesillos solicitados en abril, y el manejo de recursos provenientes del Impuesto Sobre Nóminas se mantienen en las oscuridades de los escritorios. Con esto es suficiente para asestarle un cero, pero la Pony recalcula al saber que el Imco premió a Coahuila por tener buenos indicadores en transparencia presupuestaria, aunque esto es más logro de la Secretaría de Fiscalización, por eso a don Lito apenas le alcanza para un espantoso TRES. Y es al fiscalizador Jorge Verástegui a quien se le cuelga la medalla del Imco, pero también se le recrimina su negativa a pronunciarse por la opacidad en los nuevos créditos, además de que no se publica información completa sobre auditorías realizadas a obras. Por eso se queda con un feo CINCO. Y ya entrados en las obras, la secretaria de Infraestructura, María Esther Monsiváis, se aplicó en la reconstrucción de casas destrozadas en tornado de Acuña y pudo, por fin, concluir el Hospital General de Torreón, aunque no como nosocomio de tercer nivel, como se había proyectado. Un punto negativo es el atraso, una bonita costumbre ya, en la construcción de obras públicas, por ejemplo la de los prometidos hospitales oncológicos, además de los escasos proyectos para esta región. Es por ello que la Pony no le puede dar más de CINCO Y MEDIO. Un poco mejor le va al secretario de Gestión Urbana, Gerardo Garza Melo, quien anduvo muy activo atacando el rezago en materia de certeza jurídica al entregar más de 100 mil escrituras de casas, y gestionado la instalación de plantas potabilizadoras en La Laguna, pero sin publicar los resultados de informes sobre la presencia arsénico en esta región. También se desconoce el trabajo de su oficina para mejorar la planeación de las ciudades coahuilenses que siguen creciendo sin control ni planeación, debido a lo cual se le adjudica un SIETE.
El torreonense Antonio Gutiérrez Jardón, secretario de Desarrollo Económico y Turismo, con sus múltiples viajes a extranjia ha conseguido récords en atracción de inversiones y generación de empleos. Además, ha continuado el proyecto de los pueblos mágicos para atraer más turistas a la entidad. No obstante, como mácula quedan las dudas sobre el manejo de recursos en sus giras, la falta de equilibrio para que la inversión privada no se concentre sólo en el Sureste y la ausencia de una política novedosa para contrarrestar la mala imagen por las alertas de viaje a Coahuila, emitidas por el Tío Sam. En un acto de misericordia, la Pony le regala un SEIS con la esperanza de que, en lo que queda del sexenio, se esfuerce en atraer más inversiones a regiones como La Laguna. Una de las secretarías que tuvo cambios en 2015 fue la de Desarrollo Rural. Noé Garza, conocido como “el Broncas”, se peleó con el gober por atender a sus suspiros y fue “salido” de la dependencia no sin antes haber propiciado aumentar la producción de carne, pero sin haber gestionado mejorar las condiciones de los rastros. En su lugar llegó Alfio Vega, quien apenas lleva tres meses en el cargo. Siendo así, la Pony le da a esta dependencia un dudoso SEIS. También muy activa anduvo la secretaria del Trabajo, Norma González, quien empezó a poner orden en los ranchos agrícolas donde se explota a jornaleros, algunos de ellos menores de edad. Pero lástima que ese orden no le haya alcanzado para organizar bien las revisiones, ya que se carece de un registro de los ranchos y de reglas claras para su operación. Lo cierto es que conservó la paz laboral, ya que no hubo huelgas. Va pues un SIETE Y MEDIO forzado.
A Jesús Ochoa, secretario de Educación, le tocó coadyuvar (bella palabra politiquera) para aplicar la reforma educativa del preciso Peña con las evaluaciones a maestros, ejecutar las medidas para la prohibición de venta de comida chatarra en escuelas y ampliar la cobertura de bachilleratos y universidades tecnológicas. Pero no todo es miel sobre hojuelas. A don Chucho le faltó aplicarse para mejorar los niveles en la prueba PLANEA y para atender el problema del acoso escolar de forma integral, con psicólogos en las escuelas. Además, hace falta información sobre el desempeño de los nuevos bachilleratos. Así que lo que pudo haber sido un ocho y medio se queda en OCHO. En la secretaría de Cultura, Ana Sofía García Camil, mantuvo su afición por desarrollar festivales internacionales de música y cine, con espectáculos masivos, además de la consolidación de los premios de literatura. Sin embargo, la Pony considera que la cultura no sólo es show y que hace falta trabajar en municipios de escasa población y sobre todo en ejidos. Así que queda a deber y recibe un SIETE.
A la Pony se le retuercen los cables cuando llega a los terrenos de Rodrigo Fuentes, secretario de Desarrollo Social, quien en lugar de trabajar para aminorar el impacto de la falta de inversión pública, se dedicó a descalificar al Coneval que puso en evidencia las fallas en la política asistencialista, por no decir clientelar, al reportar que en Coahuila hay más pobres. Como no tiene excusa ni parece dar visos de aplicarse en corregir lo corregible, don Rigo se lleva un aterrador CERO marca Grinch. Mucho mejor resultado obtuvo el secretario de Salud, Héctor Mario Zapata, quien ha sido diligente en las campañas de vacunación y en evitar que tanto mosco que pulula por estas tierras, y que causan enfermedades tropicales como dengue, chikungunya y zica, se conviertan en problema. En contraste, muy poco ha hecho para disminuir el desabasto de medicamento en las unidades médicas, además de que le falta una política más agresiva para reducir el índice de embarazos en adolescentes. Por lo tanto, obtiene un SIETE. Más sombras que luces existen en la labor de Eglantina Canales, secretaria de Medio Ambiente, quien si bien ha desarrollado campañas para el rescate de zonas protegidas, ha sido más bien indiferente ante temas de impacto ecológico como la explotación del gas de lutitas con el controvertido método de la fractura hidráulica, y con la instalación de un basurero tóxico en General Cepeda. Además, no se han puesto a punto los centros de monitoreo ambiental en las grandes ciudades para que emitan mediciones de la calidad del aire en tiempo real. Dichos descuidos la hacen llevarse un triste SEIS Y MEDIO.
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Una vez repasados los funcionarios coahuilenses, la Pony se enfila a toda máquina al vecino estado de Durango. Comienza la supercomputadora con el gober Jorge Herrera Caldera, de quien registra que, como ya es costumbre en los mandatarios del Chiapas del Norte, en 2015 siguió siendo más un buen alcalde de la capital de los alacranes que gobernador de toda la entidad. A su favor cuenta con que, contrario a otros ejecutivos estatales que también van de salida, ha sabido mantener bajo control temas como la seguridad, también con harto apoyo del gobierno federal, y las finanzas públicas, sin endeudar de más a la entidad. Ha logrado una buena relación con el preciso Enrique Peña, que ha redundado en visitas frecuentes de éste y de gente de su gabinete, con varios apoyos en consecuencia. No obstante, esos apoyos se han concentrado en Durango capital para apuntalar la candidatura de su delfín, Esteban Villegas, situación que le ha generado mermas a su grupo político, sobre todo en La Laguna. Además, don Jorge se ha desentendido de atender rezagos en la región, como el de la zona de conectividad que lleva años atorada, mientras en en la capirucha estatal avanza a tambor batiente el equipamiento del Centro Logístico Industrial de Durango, aunque con la ausencia de la tan esperada empresa ancla. En cuestión de seguridad, a paso de tortuga ha avanzado la creación de las nuevas policías de Gómez Palacio y Lerdo. Y en salud, apenas este año pudieron arrancar la construcción del Hospital General en la vecina ciudad, que seguramente inaugurará la siguiente administración, cuando Durango capital ya cuenta con uno hecho con toda la mano. También al gobierno provincial ha quedado a deber en el mejoramiento de la red de carreteras estatales y vecinales, a lo cual hay que sumar los problemas que se han tenido en la supercarretera Durango-Mazatlán. De tal suerte que la Pony tiene que emitir dos calificaciones para el señor gobernador: como “alcalde” de Durango tiene nueve y medio; pero como mandamás estatal, no puede rebasar el cuatro y medio, por lo que, en promedio, recibe un SIETE que lanza una advertencia para quien ocupe la Silla Máxima a partir de septiembre del 2016: o gobierna para todo el estado y no nada más para la capital, o la Pony se verá obligada a castigarlo.
Del secretario de Gobierno, Miguel Ángel Olvera, puede decirse que logró concluir dos de los entuertos ejidales más fuertes de los últimos años: el del ejido Pueblo Nuevo, que durante casi una década buscaron el pago de sus terrenos expropiados para la construcción de la supercarretera; y el de ejidatarios de San Juan del Río, que paralizaron una mina exigiendo pagos pendientes por derecho de ocupación. No obstante, parece que ambos asuntos le consumieron la mayor parte de su tiempo, ya que, a diferencia de otros secretarios de Gobierno, muy poca influencia y liderazgo ejerció frente a otras dependencias. Por ello, la Pony le arroja un SIETE con la esperanza de que ya más despejado en 2016 cierre amarrando bien los cabos del gabinete. En la Fiscalía General del Estado, Sonia Yadira de la Garza se mantuvo firme en el trabajo coordinado para la reducción de los asesinatos relacionados con el hampa y de los secuestros en la entidad, labor que ha sido presumida por instancias federales. Pero la dependencia que encabeza doña Sonia sigue cojeando del pie de los delitos del fuero común, con crecientes denuncias de robos a casa habitación y vehículos de los cuales muy pocos se resuelven. Siguen faltando también agentes investigadores, y la burocracia y corrupción que impera en mandos medios de la Fiscalía, sobre todo en la Vicefiscalía de La Laguna, que ha orillado al gremio de abogados a rebelarse, continúan siendo su talón de Aquiles, en donde la Pony le tatúa un feo SEIS. Quien suele colgarse la medalla de la reducción de la violencia en comparación con años anteriores es el secretario de Seguridad Pública, Noel Díaz, quien en los meses que tiene de haber asumido el cargo ha reducido las quejas contra el personal operativo de la dependencia por abusos y arbitrariedades. Pero ese control no le ha permitido meter en cintura a los patrulleros de la estatal, que constantemente protagonizan accidentes de fatales consecuencias. Con todo, se lleva un OCHO envuelto en papel con la leyenda: “no le afloje”.
La labor de Cristina Díaz al frente de la Secretaría de Finanzas se destacó por mantener la deuda en niveles manejables, además de aumentar la recaudación, en parte gracias a los coahuilenses laguneros que han optado por plaquear en Durango para evitar la tenencia. En donde le falta avanzar es en facilitar el acceso a la información pública. Aún así le alcanza para un honroso OCHO Y MEDIO. El que gusta de saludar con sombreros ajenos es el secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, César Guillermo Rodríguez. Se ha colgado de las gestiones del gobernador para obras federales de infraestructura carretera con el fin de estar vigente en los medios de comunicación. Pero en realidad se observa en su desempeño poca efectividad y capacidad de gestión. En 2015, como en años anteriores, abanderó obras que no le corresponden, como la supercarretera. Además, su dependencia reparte el protagonismo con obras federales y municipales pero nadie se hace responsable de ellas y al final se observa un descuido en varias vías estatales, como las que conectan a la zona metropolitana de la Laguna con poblaciones ejidales y el resto del estado. Con sus bulbos desajustados por tanto brinco ocasionado por los baches en las carreteras, la Pony le asesta un ominoso CUATRO. Aunque el director de Transportes, Juan Francisco Soto, intensificó los operativos contra el consumo de alcohol y drogas entre choferes, y además endureció el combate al pirataje en los taxis, a varios meses de su arribo a la dependencia se siguen observando en las calles unidades clonadas, piratas, sin placas y en condiciones francamente deplorables. Por eso, y porque no ha podido aumentar su cuerpo de inspectores para atender la problemática, se gana un SEIS.
El secretario de Desarrollo Económico, Ricardo Navarrete, le metió turbo este año para superar las metas de empleo impuestas por su jefe, cosa que logró en buena medida gracias a la instalación de empresas de gran envergadura. Sin embrago, aún no llega la empresa ancla que se esperaba para consolidar el Centro Logístico Industrial de Durango, que tiene pendiente la aduana interior. Y en La Laguna, las buenas inversiones se siguen extrañando así como el impulso a la Zona de Conectividad. Es así que no debe extrañarle que se lleve un SIETE Y MEDIO. Al que sus antecesores le pusieron en bandeja de plata el poder lucirse con cualquier cosa, ya que aquellos hicieron un pésimo papel, es al secretario de Turismo, José Ángel Reinosa. Aún así, le sigue faltando promoción real al estado y sitios que habían sido remodelados o construidos para atraer turismo hoy están en el olvido, como el asta monumental que ya ni bandera tiene o el teleférico, que cada día esta más abandonado y sucio en la capital estatal. Ni para qué hablar de otras regiones, como la Comarca Lagunera, en donde el turismo no es más que un sueño guajiro. Y para que no sueñe tan tranquilo, la Pony le manda un CUATRO. El que se puso vivo fue el secretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Francisco Gamboa, ya que tras un intenso plan de acción, logró la reactivación de la exportación de ganado de engorda a Estados Unidos, incluso con la expectativa de avanzar un peldaño en materia de calidad y, de paso, logró disminuir las protestas de productores y campesinos. Con esto sería suficiente para un decoroso nueve y medio, pero como le ha faltado mejor coordinación con la Sagarpa, que parece atorarse en varios puntos en la entidad, se queda en un nada despreciable OCHO Y MEDIO. Muy apretado en presupuesto, el secretario del Trabajo, Adrián Valles, ha logrado mantener vigentes algunos programas de atención a recién egresados y a grupos vulnerables, pero por lo mismo de sus limitaciones económicas y falta de inventiva no ha emprendido más programas para mejorar las condiciones laborales en la entidad. Y cómo él no padece de las vicisitudes de la mayoría de los trabajadores
duranguenses, la Pony le deja un incómodo SEIS.
El secretario de Educación, Héctor Vela, ha resistido los embates del fuego amigo y enemigo. Temas como la evaluación magisterial, los conflictos en normales rurales y escuelas irregulares los sorteó exitosamente, pero salió bastante raspado políticamente y el sector más radical de los maestros le ha puesto piedras en el zapato. El problema con don Héctor fue que muy pronto se la creyó y empezó a suspirar por contender a cargos de elección popular y hasta anduvo haciendo campaña, de tal forma que, para que ya no suspire tanto, se le apunta un SEIS con rojo en la boleta de calificación. De quien muchos se extrañan que no haya sido removido de su cargo es del director del Instituto Estatal de Cultura, Rubén Ontiveros. Además de algunas exposiciones y espectáculos muy poco tiene qué reportar, salvo haber equilibrado un poquito la oferta de festivales entre Durango y La Laguna. Por lo demás, con don Rubén el Instituto cada vez tiene menos recursos, organiza menos espectáculos interesantes, carece de difusión y aumentan las acusaciones de corrupción. Su carta fuerte, el Festival Revueltas, este año fue uno de los más criticados de los últimos tiempos. Sin duda, sale reprobado con un TRES.
En la Secretaría de Desarrollo Social, Alejandro Márquez, supo dar continuidad a los planes establecidos por su predecesor, que dejó el cargo para formar parte de una estrategia política de su partido. La dependencia a su cargo, en conjunto con otras áreas, colocó a la entidad como la de mayor avance en los últimos años en contra de la pobreza, pero su bajo perfil ha reducido la proyección de los programas gubernamentales que ejerce, por lo que se queda con un sólido OCHO Y MEDIO. Con el secretario de Salud, Eduardo Díaz, la Pony se enferma gravemente y al tratar de atenderse se da cuenta que el desabasto de medicamentos e insumos son las constantes en las clínicas y hospitales estatales. Al dialogar con los pacientes y el personal, afloran las quejas por mala atención y acusaciones de corrupción. Los trabajadores del sector salud de todo el estado se han manifestado a lo largo del año por diversas causas y nada ha cambiado. En suma, un panorama desolador que, entre estertores y fiebres muy altas, hacen a la Pony escupir un espantoso CERO. Antes de guardar un pequeño descanso para reponerse de su malestar, la supercomputadora revisa si el secretario de Medio Ambiente, Maximiliano Silerio, ha cosechado otro punto a favor además de ser hijo de un exgobernador. Milagrosamente encuentra que sí, que su dependencia ha empezado a emitir exhortos contra empresas que contaminan, aunque las señaladas terminen pasándoselos por el arco del triunfo sin que haya castigo. Pero algo es algo, y ese algo le alcanza para convertir su uno del año pasado en TRES.
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En medio de un acceso de tos y consciente de que no son todos los que están ni están todos los que son, la Pony concluye esta primera parte de su labor calificadora y se prepara para el próximo sábado arrojar las notas de los funcionarios municipales de esta bella Comarca Lagunera. Por lo pronto, este agente les desea a sus fieles lectores un muy feliz fin de año.