La canciller federal alemana, Ángela Merkel, llegó ayer a Moscú para entrevistarse con el presidente ruso Vladimir Putin y honrar a las víctimas de la Segunda Guerra Mundia, en una atmósfera tensa entre ambos países por la crisis ucraniana.
A su llegada a Moscú, Merkel depositó una ofrenda floral en la tumba del Soldado Desconocido junto al Kremlin, donde fue acompañada por Putin y representantes de ambos países.
Putin admitió las dificultades que hay en las relaciones de ambos países, por sus diferentes puntos de vista sobre la situación en Ucrania, pero aseguró: "vamos a esforzarnos" para que "cuanto antes, estos problemas dejen de perjudicar nuestras relaciones".
Merkel subrayó a su vez la necesidad de cooperar en "situaciones complicadas como la actual" y tratar "de hallar soluciones diplomáticas" a los problemas.
Al cabo de la reunión con Putin, Merkel señaló que la tregua acordada en Minsk se incumple en la región oriental ucraniana de Donbás.
Agregó que se trata de un "complejo proceso", y apuntó: "confiábamos en que se alcanzaría un armisticio, pero no fue así, puesto que los combates en Debáltsevo continuaron (…) y luego los separatistas tomaron esta localidad", dijo Merkel.