El bar Franklin del Hotel Delano es ideal para una buena conversación acompañada de alguno de sus cocteles.
Ciudad nacida de un sueño, y como tal, todo lo que se vive en ella son materializaciones de fantasías y deseos. En Las Vegas, conviven el juego, el glamour, hoteles de lujo, restaurantes de alto nivel y una buena dosis de arte.
Precisamente eso es Cirque du Soleil, arte en su máxima expresión. El primer beso, un buen vino y los espectáculos, son de las pocas cosas que erizan la piel, con la particularidad de que el beso es efímero y el vino se acaba, pero las emociones producidas por el show se quedan grabadas en la memoria y pueden vivirse una y otra vez.
En el famoso Bellagio, galardonado hotel, se construyó un teatro especialmente diseñado para el espectáculo permanente de esta empresa de entretenimiento, que noche tras noche maravilla a la audiencia. Su nombre, O, es una derivación de la palabra francesa eau, que significa agua.
Además del uso de ricos recursos escénicos, magistral música en vivo y los mejores acróbatas del mundo, este performance se distingue por ser una demostración acuática con tintes de sortilegio que nos roba el aliento y el corazón.
Mediante acrobacias, nado sincronizado y personajes únicos, la historia gira en torno al concepto del infinito y a la elegancia del agua.
Después de los aplausos, es bien merecido aclararse la garganta con una copa, y qué mejor que hacerlo en el bar Franklin del Hotel Delano, ideal para una buena conversación acompañada de alguno de sus cocteles.
Las joyas del bar son las bebidas de licores añejados en barrica, como el Torino rosa, cuyo ingrediente secreto es la ginebra Rogue Pink Spruce, añejada en barricas de pinot noir, mezclada con licor de té, ruibarbo, cardamomo, fresa y vermouth. Otro es el dulce Comfortably Numb, añejado en barrica exclusiva del Delano. Se mezcla con vainilla de Madagascar e infusión de café.
El restaurante del mismo nombre que su creador, el madrileño Julián Serrano, en el hotel Aria, ha sido galardonado con reconocimientos al mejor chef y mejor restaurante del año, respectivamente. Después de su exitosa carrera tanto en Europa como en Estados Unidos, Serrano dio el paso de abrir su propio feudo de tapas y comida española en el lobby.
Lo más especial del lugar es su amplia carta para tapeo, vinos y licores. Sus platillos, servidos en pequeñas porciones, permiten degustar sus sabores con delicadeza. Además, con tamaños pequeños se puede probar una mayor cantidad de variedades que tienen una presentación muy bella; son deliciosas y coloridas obras de arte. Un punto adicional es la atención que el personal brinda a los comensales, haciéndoles recomendaciones atinadas sobre el menú y los vinos.
