Pese a los pronósticos de los agoreros del fracaso y quienes pidieron que anuláramos nuestro sufragio, votar sí sirve. En estas elecciones intermedias quedó demostrado… y de qué forma.
El domingo, aunque reinó el abstencionismo, los que votamos lo hicimos a modo de premio o castigo, según fuese el caso. Por mi parte, me fijé más en el nombre del personaje que aparecía en la boleta que en los partidos.
En el fondo, cada vez me importan menos y sé que a ti también.
Creo que a la larga, México transmutará hacia un sistema donde los grandes organismos políticos comenzarán a desmoronarse y quedarán vivos los menos. Serán chicos, pero quizá más eficientes en sus procesos dado que los ciudadanos hoy somos demandantes, participativos y desconfiados por razones fundadas. Al tiempo…
Queda como muestra clara de ello -de cómo podemos premiar o castigar a través del sufragio- lo ocurrido con las nueve gubernaturas en disputa. En dicho caso, el ciudadano quitó y puso a su antojo.
En Michoacán por ejemplo, castigó la presunta complicidad del PRI con el hampa y los yerros de Fausto Vallejo, el gran ausente. En Guerrero, los votantes expulsaron a una izquierda frívola y parrandera encarnada en Ángel Aguirre, que extravió al estado en todas las formas posibles.
En Nuevo León, los ciudadanos repudiaron al bipartidismo que representan PAN y PRI. Con ello, el sistema político mexicano tal como lo conocíamos, ha comenzado a resquebrajarse. Las cosas jamás serán iguales.
Ganó Jaime Rodríguez, "El Bronco", candidato independiente aunque le achaquen su vieja militancia partidista, o digan que se trató de un acuerdo cupular que al presidente Peña le viene bien pues lo hará ver como demócrata.
Aunque así fuera, con la Reforma Político-Electoral se abrió la "Caja de Pandora", y no hay posibilidad de cerrarla.
Por ello, habiendo triunfado "El Bronco", nuestro mensaje a la clase política parece ser muy claro: no necesitamos de ustedes ni permitiremos que utilicen al país de "caja chica".
Ojalá comprendan por las buenas, señores, que el servicio público no es competencia exclusiva que les pertenezca y que todos, expertos o no, estamos facultados a participar.
No estoy peleado con el sistema de partidos, sino con las viejas reglas de un sistema político caduco que hoy es casi inoperante. No estamos en contra de los políticos, que los hay muy buenos, sino del viejo discurso y las triquiñuelas de siempre.
Xóchitl Gálvez ganó. Será delegada en la Miguel Hidalgo y sé, parafraseándola, que "será una delegada chingona".
Movimiento Ciudadano se lleva muchísimo terreno y la alcaldía de Guadalajara. Me gustan sus propuestas, conocí a varios de sus candidatos. Son hombres y mujeres probos, o eso espero.
Manuel Clouthier hijo, quedará como diputado independiente. Es un individuo de primera, decente como su papá. Me da muchísimo gusto por él.
El Partido Verde, eterna comparsa de quien ocupe Los Pinos, decepciona.
Lástima, porque en sus cuadros hay personas de valía, pero en su conjunto y por las formas, su actuar ha sido paupérrimo, raya en lo ilegal y representa todo lo que no quiero para México. Jamás tendrán mi voto.
El PAN en las mismas, extraviado en su propio yo, en su laberinto de contradicciones. Habrá de recuperarse paulatinamente de la crisis, y saldrá avante. Precisa de nuevos liderazgos, ojalá que a través de una mujer como Margarita Zavala. Tamaños le sobran.
En Cuernavaca ganó un futbolista, Cuauhtémoc Blanco. Nos guste o no la idea, los ciudadanos ahí quieren experimentar, jugar con nuevas fórmulas y romper esquemas aunque ello implique coquetear con el absurdo.
AMLO, muy bien. Le salió magistral la jugada, fraccionó a la izquierda. Dudo mucho que gane las presidenciales de 2018 porque los números no le dan, pero Morena servirá como válvula de escape para miles de ciudadanos inconformes.
En tanto, Carlos Navarrete y el PRD quieren llorar. No reconozco a aquella izquierda maravillosa, la de 1988, que abanderó las mejores causas del país. Es una pena.
Conformado el nuevo Congreso, vendrán las leyes secundarias y las transitorias a muchas de las reformas que tanto celebró el actual Gobierno en sus días de una gloria que fue muy corta.
Pese a que contará con mayoría en la Cámara Baja, Enrique Peña Nieto no irá en "caballo de hacienda", sino con escaso oxígeno, poco margen de maniobra y una sucesión presidencial adelantada. Transcurridas las elecciones intermedias, el eclipse político del presidente ha comenzado.
Votar, querido lector, sí sirve. México vive una revolución paulatina, de la conciencia y el intelecto. Los cambios se vislumbran algo lentos, pero estoy seguro que a la larga serán contundentes, de fondo y para bien.
No creo en las inercias de la historia ni en los ciclos viciosos que se repiten sino en el empoderamiento del ciudadano. Ése ya ha empezado y los políticos, déjame decirte, comienzan a tenernos respeto y temor.
Nos leemos en Twitter, sin lugar a dudas @patoloquasto