El veteranazo Omar Bravo salvó al Guadalajara de una derrota que lo hubiera metido en más serios problemas de los que ya tiene.
En el partido de ayer, entre Leones Negros y Chivas, estaban en juego más que tres puntos y eso todo mundo lo sabe; los dos equipos tapatíos luchan por no bajar a la categoría de Ascenso (suena raro, "descender al Ascenso").
Como provincianos que somos la mayoría de los que habitamos la Comarca Lagunera, en repetidas ocasiones hemos escuchado frases como: "al futbol mexicano le hace bien que Chivas ande bien". Y lo mismo aplica con el América, Cruz Azul y hasta Pumas. Es mentira. Siempre esas gastadas frases llegan desde el centro del país y nunca las acompaña una explicación contundente a semejantes aseveraciones.
En cuestiones prácticas, Chivas es un equipo como cualquier otro de la Primera División; ni mantiene a la Liga MX ni el futbol mexicano depende de él.
Se sabe que es un equipo tradicional, con mucha historia, el único que siempre ha jugado con puros mexicanos, por donde han pasado grandes figuras.
Es un equipo que alguna vez fue bueno y levantó títulos. Muchos. Sí, es uno de los grandes. Pero con todo y su grandeza, no estaría mal que descendiera este torneo. Por dos cosas.
La primera. Si Chivas desciende por méritos propios (o desméritos), por cuestiones meramente deportivas, le daría mucha validez a la Liga y sobre todo, credibilidad; ya en años anteriores hemos visto cómo equipos que descienden siguen en Primera gracias a ciertos "truquitos".
Y la segunda. Si Chivas desciende, podremos comprobar que el futbol mexicano seguirá como ha seguido durante años. El negocio no se va a terminar.
Si el futbol mexicano profesional se mantiene como hasta ahora es porque hay equipos que le invierten. Además de los grandes, hay otros como Pachuca y León. Como los dos de Monterrey. Como el Santos (aún y cuando el presupuesto no sea el mismo que en otros años).
Si las Chivas descienden, será porque lo merecen. No hay que olvidar que el sistema del descenso en México fue creado (o copiado) de alguna forma para proteger a los "grandes".
En Italia y Argentina han bajado algunos de esos grandes equipos (Juventus y River Plate, por ejemplo) y el balón nunca dejó de rodar.
Antes de terminar, hay que destacar lo que hizo el Santos el viernes pasado. Básicamente se reconcilió con la afición.
En la tabla general son sólo tres puntos. En lo anímico y moral, seguramente es más que eso. Sin importar que enfrente tuvieron a un rival sin rumbo ni dirección, los Guerreros supieron aprovechar su oportunidad. Pero que no se confíen, el torneo apenas comienza.
Por lo que a mí respecta, me siguen dejando con dudas. Y es normal; un día es un equipo, y al siguiente parece uno distinto.
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