En una liga sin lógica aparente, atrás quedan los insultos para el entrenador. Por primera vez en los torneos cortos, los cuatro últimos clasificados a la liguilla echaron a los cuatro primeros; que el 8 elimine al 1 no es novedad y una vez más, los Guerreros avanzan a la ronda de semifinales.
Caixinha, "el perseguido", se instala en su cuarta semifinal en cinco torneos con Santos, ¿mejor efectividad que esa? Difícil, pero ahí viene la mala noticia: de las tres anteriores, el portugués ha perdido todas.
En cambio, hay que destacar los impresionantes números en torneos cortos del equipo albiverde; 25 liguillas y de esas, 18 semifinales. Un porcentaje altísimo, el más alto en la liga mexicana.
Luego viene la "paridad", los Guerreros han perdido 9 semifinales y ganado 8; por números, en este torneo le "tocaría" ganar ante Chivas.
En finales, de las 8 que han disputado, Santos ha ganado 4 y perdido 4 (todas como visitante, condición en la que jugaría en esta ocasión, en caso de avanzar).
El reto (u oportunidad, como se le quiera ver) para el criticado entrenador de los Guerreros ahí está; después de dos años y medio en el equipo, podría conseguir algo verdaderamente importante: la tan mentada quinta estrella.
Antes, hay que pasar por encima de un rival al que ya se le venció en la Liga este año. De hecho, de los equipos que quedan con opciones al título, Santos ya le ganó a los tres.
Ahora hay que esperar un incremento en los precios para el partido del jueves en el Corona (si es que los astros no se equivocan) y a ver si ya por fin se llena ese estadio.
¿Quién lo iba a pensar, que después de tanto sufrir, Santos al fin iba a ganar en el "Volcán" para meterse hasta la antesala de una final más? Y todo eso, "a pesar del técnico".
Antes de despedirme: lamentable lo que pasa cada vez más seguido en los estadios de futbol. A media semana, el partido entre River y Boca tuvo que suspenderse por culpa de algunos asistentes a la Bombonera, en la Copa Libertadores.
Ayer, unos cuantos ______ (llámelos como guste) del Atlas se metieron a la cancha del Jalisco "enojados" por el resultado de su equipo hasta ese momento. Los que no alcanzaron a entrar, no dejaron de intentarlo, pateando los escudos de los policías encargados de la seguridad. ¿Qué necesidad hay de ver estas escenas en un estadio?
En el partido siguiente también se vio cómo algunos "aficionados" del Querétaro tuvieron que ser aplacados mediante la fuerza. Y así nos podemos ir estadio por estadio y en todos encontraremos incidentes similares. ¿Hasta cuándo?
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