Santos Laguna dio su lista de transferibles y otra vez aparece el nombre de Rafa Figueroa, el incansable guerrero que nunca se dio por vencido.
De nada sirvieron las súplicas de los aficionados para que el lagunero jugara algunos minutos de la final pasada ante Querétaro.
Confiados en el 5-0 conseguido en la ida, algunos seguidores santistas comenzaron una campaña de apoyo a Rafa. Pero el defensa se quedó en la banca durante toda la liguilla. Es más, no vio un solo minuto de acción durante las 17 jornadas del Clausura 2015.
Con 32 años de edad, Figueroa es (o era) el jugador más veterano en el club. Será difícil que encuentre acomodo en algún otro equipo de Primera División.
Antes de que iniciara el torneo anterior, ya no entraba en planes de su técnico. Pero al no llegar ofertas y ante la buena disposición del jugador, quien siguió entrenando con el primer equipo a petición propia, logró quedarse en casa. Prácticamente sólo para ser campeón una vez más.
Si mi memoria no me traiciona, Rafa es el único jugador que ha levantado el trofeo de campeón tres veces con los Guerreros.
Recuerdo su debut de manera especial. Lo hizo en el Apertura 2005. Antes de que iniciara ese torneo, a mí también me tocó debutar; Rafa fue el primer jugador que entrevisté en mi corta "carrera" como reportero.
Lo entrevisté sin saber su nombre; la misión era captar impresiones de jugadores que estuvieran en busca de una oportunidad y luego ir con los titulares, que en ese entonces eran Vuoso o "Pony" Ruiz. A partir de ahí, no le perdí la pista.
Semanas más tarde, Figueroa entró de cambio contra Dorados. Estuvo en tiempos difíciles. Se ganó el cariño de la gente y el respeto de sus compañeros. Figueroa se ganó un lugar en la historia del club albiverde.
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