México avanzó a semifinales de la Copa Oro gracias a una jugada polémica, a una marcación polémica.
Resulta que un jugador mexicano cae en el área en el último minuto del segundo tiempo extra y el árbitro marca penal. Si me permiten, era más penal el de Rafa Márquez sobre Robben en el Mundial de Brasil 2014 que el de ayer en el partido contra Costa Rica.
Luego, en los análisis de los expertos y en los comentarios de los no expertos, muchos dicen que sí, tal vez no era penal (el de ayer), pero que México jugó mejor y mereció ganar. ¿Cómo? ¿Qué esto no se gana con goles? ¿O es de merecer y ya?
Así somos, "nomás cuando nos conviene". Dicen por ahí.
Como haya sido, lo más lamentable, y a lo que ya me había desacostumbrado, es a los eufóricos festejos del "Piojo".
Evidentemente no le da vergüenza, si no, no lo haría. Pero celebra como si se hubiera ganado una final o como si se hubiera derrotado a un rival de más jerarquía, a uno de esos a los que nunca se les gana. ¿Qué celebra el "Piojo"?
¿El pase a semifinales de la Copa Oro tras un definición agónica envuelta en la controversia?
El técnico nacional dijo que se ganarían la Copa América y la Copa Oro, ¿por qué se pone como loco con tan poco?
Y lo más ridículo fue en el último partido de la fase de grupos, donde tras un empate a cuatro goles (también ridículo) ante Trinidad y Tobago Herrera también demostró alegría desbordada.
Por otro lado, selecciones como Cuba, que conforme pasaban los días se quedaban con menos jugadores, o como Trinidad, se van del torneo mostrando más corazón que los mexicanos en muchos momentos.
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