¿Mexicano o extranjero?, me preguntaron sobre lo que me gustaría para el técnico que quede al mando de la Selección Mexicana. En primera instancia, contesté: me da igual.
Que el lugar de origen no sea el factor que designe al nuevo entrenador del Tricolor; las nacionalidades son accidentes.
En una segunda reflexión, me pregunto, ¿qué diferencia habría?
El argumento más inmediato sería: el mexicano conoce el medio, la idiosincrasia e incluso que "siente los colores", la patria.
Pero luego volteo a ver los resultados de México, como equipo de futbol, en las últimas seis Copas del Mundo: el mismo, octavos de final. Y salvo La Volpe en 2006, todos los demás fueron mexicanos los que estuvieron a cargo.
En algunas ocasiones, la actuación del equipo nacional fue ilusionante. Alegre. Amable. Esperanzadora. Con Mejía Barón en el 94, con Lapuente en el 98, con La Volpe en Alemania, hasta con el "Piojo" en el pasado Mundial.
Pero la peor actuación, la de 200, una edición de la Copa bastante "rara", le tocó a un mexicano. En esa ocasión, el "Bombero" Aguirre dejó para la posteridad la eliminación más ridícula del Tri en su historia reciente.
Como argumento a favor de los nacionales, además de los ya enumerados, sería el hecho de que los campeones del mundo han levantado el trofeo con técnicos del país que dirigen. Aunque este argumento se viene abajo cuando nos damos cuenta que México no ha competido, ni compite y posiblemente no competirá de forma seria, por la máxima gloria del futbol mundial; la meta es la misma desde hace 20 años: llegar al quinto partido.
Luego, ¿por qué exigir un técnico mexicano si cada vez hay más jugadores naturalizados en la Liga MX? Equipos con hasta 8 no nacidos en México en el campo. Partidos con 3, 4 ó 5 jugadores mexicanos, contando los dos equipos.
Con esta tendencia, pronto, la discusión sobre los naturalizados en el Tri tendrá que acabar; ¿de dónde saldrá la "materia prima" para alimentar al Tri?
¿Mexicano o extranjero? Es lo mismo. Lo que México necesita en su selección de futbol no pasa por una nacionalidad en específico, pasa por un proyecto serio y gente capaz al mando, desde la Federación Mexicana de Futbol hasta su entrenador.
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