Tenía que irse. Antes o después, pero más vale tarde que nunca. Y nunca es mal momento para volver a empezar.
El ciclo de Caixinha en Santos había terminado desde antes del campeonato, pero el impensando título le brindó al europeo unos meses más de "vida" al frente del equipo.
No más tolerancia.
Pedro Caixinha protagonizó su último berrinche como estratega santista el pasado viernes. En una jugada al minuto 20, o por ahí. Una jugada en medio campo, con el marcador igualado a cero y un Santos que había tenido las mejores oportunidades de gol.
Queda claro que nadie está por encima de las instituciones. Y así como hay jugadores que parecen intocables, pero en innumerables ocasiones hemos visto que no lo son (Oswaldo y "Pony", por mencionar dos) ahora le tocó al entrenador.
Parecía que Caixinha nunca se iría de Santos, pero todo tiene un límite. Y ahora que por fin se animó la directiva a prescindir de sus servicios, ya hay algunos que comienzan a extrañarlo.
Que si no era el mejor momento para dejarlo ir. Que si los jugadores tienen la culpa del mal inicio del torneo y no él.
Entonces, ¿cuándo es un buen momento para correr a un entrenador?
Por lo general, cuando un técnico queda campeón se gana un torneo de "colchón", donde puede incluso no calificar a la liguilla. Esta vez no pasó así. América puso la muestra cuando se deshizo de Mohamed después de conseguir un título. No hubo marcha atrás; la suerte estaba echada.
Para mí, cualquiera es un buen momento para tratar de recomponer el camino. Para seguir por donde vamos buscando corregir los errores o para tomar uno distinto, siempre con la intención de mejorar.
Cuando detectamos que no vamos hacia donde queremos, ya no importa la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo, hay que hacer cambios.
Para Santos, no importa si es la fecha 1, 2, 9, 11 ó 17; si la directiva tomó esa decisión es porque ya no creían que Caixinha fuera la respuesta.
Quizá se arriesgue la calificación a la liguilla de este torneo, pero a cómo va el equipo, ¿cuántas esperanzas hay de calificar? Da igual.
A Caixinha se le acabaron los argumentos. Sabía que contaba con un equipo limitado, que el título conseguido llegó por una buena liguilla en un mal torneo y gracias a lo bondadoso que es el futbol mexicano. Y quizá pensaba que por haber logrado el campeonato podía seguir haciendo y deshaciendo en el equipo.
Incluso después de su único triunfo en el presente torneo, las palabras del portugués me parecieron fuera de lugar. Algo así como "ganamos porque cambié la estrategia". O sea, "ganamos gracias a mí". Y el reconocimiento a sus jugadores lo deja hasta el final.
Santos consintió demasiado al técnico probando modelos ajenos en nuestro futbol. ¿Resultados? Los obtuvo. La quinta estrella, la participación en otra Libertadores y una devaluada Copa MX.
Ahora es tiempo de continuar. No importa si un "proceso" queda a la mitad. Siempre se busca lo mejor.
Al ver los números históricos del club en cuestión de entrenadores, llama la atención que con 108 partidos, Caixinha ya es el segundo con más juegos en el equipo lagunero. Es decir, en Santos no dura un técnico más de tres años, aproximadamente.
¿Cambiar esa historia sólo por aferrarse? No es necesario.
A continuación, van mis tres deseos: Suerte para Caixinha, ya podrá atender las ofertas que tenía para dirigir en Europa. Trabajo para el Santos, que buena falta le hace, y sabiduría para la directiva, que atinen a un buen entrenador. Que llegue alguien conciliador, no alguien que divida. La tarea no es sencilla. Se trata de lidiar con más de 20 formas de pensar en cada jornada diaria, dar resultados, salir y dar buena cara. Y claro, la directiva busca a alguien que les dure.
El mejor momento es hoy.
Síganme los buenos... y las buenas también: @Foko_54.
Jsepulveda@elsiglodetorreon.com.mx