Despedimos las columnas sobre el Santos Laguna por lo que resta del torneo... a menos que vuelvan a dar de qué hablar.
Los Guerreros, de manera insólita, increíble y hasta ridícula, volvieron a perder en casa; sumaron siete derrotas y sólo dos empates en los nueve juegos que se disputaron sobre la cancha del estadio Corona. Es decir, sólo consiguieron dos puntos de 27 posibles como local y precisamente en el torneo en que defendían su aclamada quinta estrella.
Para empezar, aquí queda de manifiesto en parte lo que es el futbol mexicano, donde un equipo que no vive su mejor momento puede ser campeón un torneo y al siguiente, desmoronarse por completo.
El efímero campeón Santos Laguna ganó su último trofeo en Querétaro el 31 de mayo de este año. Menos de seis meses después no pudo ni siquiera pelear por meterse a los primeros lugares de la tabla.
Los albiverdes nunca, en 16 fechas, estuvieron cerca de los lugares de liguilla. Pero ni poquito cerca.
Y qué lástima para los 16 mil aficionados (o un poco más) que asistieron a los 9 partidos en casa, donde solo pudieron celebrar 8 goles (ni siquiera uno por juego); a cambio tuvieron que "zumbarse" 18 celebraciones del visitante.
Tan grave estuvo la cosa que hasta el Cruz Azul vino y se llevó los tres puntos del Corona (por favor, que le quiten eso de "La casa del dolor ajeno" que adorna algunas partes del inmueble, por lo menos hasta que vuelvan a ganar).
El Apertura 2015 ya es histórico para los Guerreros. Posiblemente sumen su cuarto triunfo del torneo (todos fuera, obvio) en la fecha 17, ante Chivas, pero la vergüenza no podrá borrarse fácilmente.
Hay quien ya dice que Irarragorri quiere vender al equipo y quién sabe qué tantas barbaridades más. Otros aficionados piden explicaciones, respuestas a sus interrogantes; ¿qué va a pasar ahora? ¿Se va Marchesín? ¿Habrá refuerzos para el siguiente torneo? ¿Quién se va, quién se queda? ¿Ayestarán es el técnico ideal para dirigir a los Guerreros? Y un largo etcétera.
Seguramente, terminando el torneo (sino es que antes) el presidente del equipo saldrá a calmar a esos aficionados inquietos.
Por lo pronto, Irarragorri tiene que entender que también los equipos que son campeones se refuerzan y que si ya ganó un torneo con el equipo más joven del campeonato, difícilmente volverá a suceder (al menos no de manera consecutiva).
Deberá dejar de lado cualquier mínimo resquicio de soberbia; es tiempo de analizar, aceptar errores y ver cómo se va a salir del hoyo. Porque perder 7 de 9 partidos en casa no es obra de la casualidad, como tampoco se va a salir de la mala racha por obra divina.
El declive del campeón comenzó incluso desde antes de que ganara el campeonato, pero lamentablemente ese título vino a cegar la percepción de algunos. Eso debe tenerlo claro el dirigente santista y transmitirlo a todos sus allegados. Este torneo fue de lo gris a lo descolorido... como sus uniformes.
Por otro lado, por el comercial, el club albiverde ya comenzó la promoción para la venta de abonos del siguiente torneo "chiquito" (así le dicen ellos... y no están fuera de razón).
Sí, amigo aficionado, en el próximo "buen fin" (del 13 al 16 de noviembre) podrá volcarse a la taquilla VIP del estadio para asegurar su presencia en los próximos 8 juegos de la Liga MX que Santos disputará en el TSM (fase regular) y, además, se llevará su entrada para los cuartos de final de la "Concachampions", ante Galaxy. Partidos de 2016.
¿Le quedaron ganas?
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