Santos Laguna logró sendos campeonatos con sus equipos de categorías interiores en este Apertura 2015. El año termina con un poco de gloria para los albiverdes luego un torneo desastroso.
Mérito para los jugadores y sus entrenadores, y para la institución en general. Ahora viene lo interesante: ¿de qué le servirán esos títulos al Santos? Es decir, ¿se verán reflejados en el primer equipo?
Porque para nadie es desconocido que desde que Irarragorri tomó las riendas, se ha buscado que las Fuerzas Básicas alimenten al primer equipo, que se produzcan en casa los jugadores importantes que lleguen a Primera División. Ése, más allá de ser un simple anhelo, es ahora una necesidad, si se toma en cuenta que los recursos ya no son los mismos con los que se contaba cuando se tenía el respaldo de la cervecería.
Ojalá que varios de estos muchachos que se coronaron el sábado, se conviertan en jugadores del primer equipo. Que algunos sean titulares. Que salga algún referente. Santos Laguna necesita figuras que se identifiquen con la tribuna; hombres que sientan a playera y que la defiendan con orgullo y sudor.
Pero claro, hay que trabajar también en el aspecto mental; que el éxito no los rebase ni la incipiente fama les haga perder la cabeza. Bien por Santos, pero que no quedé ahí.
Y mientras, en la Liga, Tigres consigue su cuarta corona y empata al rival de su ciudad. A muchos aficionados de otros equipos les gusta demeritar el éxito de los equipos con los que se mantiene cierta rivalidad. En la Comarca, muchos se enorgullecen de decir que apoyan al "Gigante del Norte", título inventado con tal de meterse a una élite en la cual los años de historia juegan un papel primordial.
Porque normalmente el santista se vanagloria de ser parte del "Gigante del Norte" sólo incluye en la zona geográfica a Monterrey y Tigres, y su argumento más fuerte es el "poco tiempo, mucha historia". Pero se les olvida que en esa operación está Tijuana, quienes con sólo año y medio en Primera División logran un campeonato. En fin, esa discusión me parece ociosa. El país tiene suficientes delimitaciones como para todavía dividirlo más. Y como siempre me digo, a mí me gusta que mi equipo sea el mejor de país, porque compite contra otros 17, no sólo el mejor de tres.
También hay otros aficionados que reconocen al rival y prefieren que el título se quede en el norte, aunque eso conlleve que Tigres sea campeón.
La final, que en un principio no llamaba mi atención (y menos después del partido de ida), terminó siendo una de las más emocionantes en los últimos torneos. Y no queda más que felicitar a los Tigres y sus aficionados; cuentan con el mejor plantel, el mejor jugador en México y el mejor entrenador.
En un par de apuntes más, América confirma que para los mexicanos ir al Mundial de Clubes representa una prueba por demás complicada; no se trata de ir nomás a ganar con el nombre. Mientras en Europa, "Chicharito" la sigue rompiendo sin importarle que a otros mexicanos sigan empeñados en quererle quitar mérito a lo que jornada a jornada hace.
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