Voz del Dihablo
Sé que nadie me preguntó, pero de todas formas daré mi punto de vista sobre un recurrente tema que inunda las redes sociales y pláticas de cantinas (cantinas "rockeras", por supuesto): ¿por qué la raza NO asiste a los eventos que se organizan en cada ciudad?
Estimados 'metalheads', estaba entre tocar ese tema o el de los malditos 'covers' y una moneda al aire decidió el camino.
Amargas quejas provienen desde distintos puntos de la república con la misma interrogante. Y argumentos hay válidos por parte de todos los involucrados.
Lo más congruente sería preguntarle a cada persona: ¿tú por qué no vas? Para así saber con certeza la razón de esa aparente apatía.
Por lo pronto, y para no complicarme, daré mis razones por las que como aficionado SÍ asisto a un concierto, tocada o similar (cuando los astros conspiran a favor).
Básicamente son dos motivos:
1.- Me interesa el grupo.
2.- Me dan ganas de escuchar música "en vivo".
Y podría haber un tercero: curiosidad. Esta última razón estaba presente en los años mozos, cuando me "iniciaba", y en los años recientes, sobre todo a partir de que se cristalizó este espacio editorial en el diario con más tradición en la Comarca Metalera. Me interesa estar al tanto de lo que se escucha.
Pero volviendo al tema de la afición, sé que no voy a gastar mi tiempo ni mi dinero (por módica que sea la cantidad) en algo que no me interesa. Principio básico.
Por eso es clave que existan atractivos carteles y tengan la difusión necesaria (aquí me di cuenta que vino Paul Di'Anno una semana después del evento). Y esto lo digo como "cliente"; cada uno sabemos cuánto estamos dispuestos a invertirle a nuestras pasiones.
Las redes sociales han servido para algo tan útil y práctico como difundir la música de grupos nuevos. Para que de alguna manera se den a conocer y se genere interés. Ahí, también es labor de cada banda echarle ganitas al asunto. Pero no pueden, ni podemos, quedarnos sólo en las bondades del internet.
Cuando era más joven (no hace muchas décadas), solía ir a tocadas locales; no eran caras, incluso había unas gratis. Entraban menores de edad. Bebíamos cerveza. Eran otros tiempos... quizá no tan distintos a los que vivimos ahora. Luego le perdí el hilo a la "escena" y opté por encausar mis esfuerzos en ir a conciertos de los grandes grupos, los internacionales. Judas Priest y Megadeth fueron los primeros. Y de ahí pa'l real.
Obvio, si a veces es difícil asistir a eventos locales por muchas circunstancias, trasladarse a otra ciudad (porque en la Comarca no hay gran cosa) requiere el doble de esfuerzo (y mucho dinero más). Como consumidores, siempre queremos salir satisfechos y buscamos "productos garantizados". Así lo veo.
Acá falta difusión. Pasión, a veces. Profesionalismo, quizá. Cultura. Lo que sea.
En primera, hablando de la pujante Región Lagunera, habría que ver que no es una "ciudad grande". Si entre toda La Laguna apenas rebásamos el millón de habitantes, a esa cifra hay que restarle a todos los que no les gusta el rock y esa Música del Dihablo. Veremos que las probabilidades se reducen.
Luego, si el evento es en un lugar para mayores de edad, hay que restar otro grupo, los menores. A los que queden, le quitamos los que no pueden ir por la familia, el trabajo, no tienen con quién, no hay dinero (aunque el 'cover' sea "accesible") y finalmente llegamos a los apáticos. O quienes, en su legítimo derecho, son 'rockers' pero prefieren poner un DVD (blue-ray, youtube...) y acompañarlo con una botana y un cartón de cervezas.
Por si eso fuera poco, hay otro factor: la saturación de la agenda; a veces no es posible ir a todo.
Dicho esto, me parece (por lo último que he visto) en La Laguna hay una interesante área de oportunidad. Falta echarle un poco de "coco", mucho rock y seguramente pronto tendremos una escena fuerte. Porque recuerden, amigos, que el rock sale para todos.
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Próximos eventos: este sábado, en el lugar de costumbre, algo de 'pornogore'. El jueves 30, regresa While the Heart Becomes a La Laguna. Pendientes.