Voz del Dihablo

Hoy podría lanzar una pregunta al aire, dejar la interrogante ahí y retirarme sin hacer ruido.

Sentarme a esperar que la botella con el mensaje escrito en un papel que lancé al mar, tenga alguna espontánea e inesperada respuesta. Pero se vería raro dejar este espacio en blanco, así que tendré que seguir.

Y la pregunta es: ¿a qué se refiere alguien cuando dice: “apoya la escena”? Para empezar, ¿qué significa la palabra “apoyo” (apoyar)? El vocablo tiene varias acepciones, uno de ellos se refiere a ayudar. Entiendo, desde mi corto alcance, que cuando alguien la emplea en medio de la promoción de un evento musical, lo que hace es pedir ayuda para que asistan a él, o cuando una banda lo aplica quiere decir que busca que las personas consuman su producto. Hasta ahí está bien. Ahora vamos a lo mundano y terrenal.

Hay quienes se “apoyan” en esta recurrente frase para invitar a la raza a que asista a un evento que no es gratuito. Se entiende entonces que alguien necesita ayuda y por eso piden apoyo. Y está bien. Pero después de los eventos, a veces se molestan porque no asistió la cantidad de personas que ellos esperaban y luego se quejan de la falta de “apoyo”. Y es que en este mundito del rock y metal local o subterráneo (incluso a nivel nacional y de conciertos con grupos internacionales realizados dentro de los límites de nuestro querido país) hay más contradicciones que certezas (y personajes de sobra).

A partir de este momento, trataré de ser lo más concreto posible. Una persona que organiza un “toquín” o concierto puede valerse de cualquier recurso (válido) para hacerse promoción e invitar a la raza a que vaya, pero cada persona a la que le llegue el mensaje está en libertad de asistir o no sin que se haga acreedor a algún reclamo.

Esto no tiene nada que ver con apoyo. Desde que se le pone un precio al evento, desde que implica un gasto de dinero, tiempo y esfuerzo, se entiende que hay riesgo; y no se puede forzar a nadie a “apoyar”.

Igual las bandas que piden apoyo, ¿qué pasa si uno de los grupos locales llega a tener fama y gana en millones de dólares? ¿Compartirán sus ganancias con las pocas personas que creyeron en ellos cuando aún no eran conocidos? ¿Les retribuirán el apoyo recibido en sus épocas de “vacas flacas”? Lo que tienen que hacer las bandas es tocar bien. Editar material.

Llegar al gusto de la gente. Hoy en día, hay muchas plataformas para llegar tan lejos como se quiera, pero eso implica trabajo, dedicación y seriedad. La fama no llega nomás porque sí.

El domingo pasado, el criticadísimo grupo de pop/rock Maná metió 5 mil personas al Coliseo Centenario (con precios considerablemente altos), mientras 11 bandas de metal subterráneo de diferentes estados del país apenas lograron congregar a 400 personas en la misma región (cifras “oficiales”).

¿Cuál es la diferencia? Evidentemente no es el precio del boleto, sino la fama que precede a los grupos y el gusto de la gente. Habría que trabajar en eso y entender que el metal no es para todos. Por algo los subterráneos se jactan de serlo (aunque cuando hacen un evento esperan a miles personas, no entiendo).

En lo personal, no pagaría ni dos pesos por ver a Maná (a menos que con esos dos pesos se incluya barra libre), pero entiendo que a mucha gente pueda gustarle; es un ‘show’ de primera.

Esta semana en la Comarca se llevará a cabo el Trick or Treat Festival (sábado), con Tanus y Cerberus a la cabeza del cartel, en una fiesta con sorpresas y actividades varias (aún me quedan tres boletos, para los que quieran ir gratis).

Para el siguiente mes, el mero día de la Revolución, llegará desde España el ‘heavy’ de Calibre Zero. Tuvimos ya una interesante charla con Ricardo Lázaro, vocal de la banda, y esperamos darle salida próximamente.

La recomendación de la semana (lo que escucho en este precioso momento): Metal Alliegance, un súper grupo de los caros. Recién se editó su primer disco con temas originales y un delicioso/potente ‘cover’ que queda como cereza del pastel, We Rock, original de Dio.

La alineación base está conformada por David Ellefson (bajo), Mike Portnoy (batería), Alex Skolnick (guitarra) y Mark Menghi (bajo y compositor), pero en el proyecto participan personalidades (por si fueran pocas las recién mencionadas) de la talla de: Troy Sanders, Chuck Billy, MarkOsegueda, Cristina Scabbia, Chris Jericho, “Ripper” Owens, Alissa White-Gluz, Steve “Zetro” Souza, Gary Holt, Rex Brown, Andreas Kisser y Charlie Benante.

En siguientes ediciones esperen: Tributo a los tributos y No voy a morir con las botas puestas.

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PD: No se tomen muy en serio lo que aquí se expone, no es más que el punto de vista del autor.