Voz del Dihablo

Voy a hablar de Caifanes. Me vale. Podría comentar sobre el primer KnotFest en territorio nacional y decir que Megadeth trae el mismo 'setlist' desde hace años. Que lo único nuevo fue Fatal illusion, corte de lo que será su disco que saldrá en 2016. Que Slipknot trae un 'show' de primera. Que Dillinger Escape Plan era una de las bandas más esperadas y que no decepcionó. Que Lamb of God es de lo mejor de una nueva época en el metal y que Trivium también estuvo bueno.

Que los precios de la comida estaban por las nubes. Podría mencionar algo sobre la desorganización del evento, sobre todo en el ingreso. De las ventajas y desventajas de los VIP. De la cerveza caliente. De la escasa revisión en los accesos al festival, de la gran concurrencia, del desfile de grupos internacionales, de las múltiples atracciones, de las filas para comprar comida, de los baños… en fin. Podría hablar de lo que ya todos han hablado y que algunos amigos han hecho el favor de comentar en nuestros canales abiertos de comunicación: La Música del Dihablo [Facebook] y @Foko_54 [Twitter]. (¡Gracias!).

En cambio, hablaré de un concierto que ocurrió esa misma fecha en la Comarca Metalera. Un concierto masivo de rock como pocas veces tenemos la ocasión de disfrutar por estos lares.

A partir de aquí perderé varios lectores; los veo la próxima semana, amigos. Pero luego de asistir a este evento, me es imposible dejar de destacar algunos puntos que considero dignos de destacar. Empiezo por uno que, estoy seguro, será polémico.

El ingreso al lugar. Cuando llegué, minutos antes de las 10:00, ya había muchas personas dentro. Miles. En el estacionamiento no hubo mayor problema; fluido. Y la gente del acceso que me tocaba, de lo más amable. La gente de seguridad con la que me tocó tratar, una chulada. No exageró, ni pensé que fuera a ser así; no es a lo que estamos acostumbrados. El trato a la prensa también fue muy bueno, como pocas veces acá.

Sin embargo, hubo muchas quejas de parte de los asistentes a la sección de preferente, sección que quedó "acorralada" y era de difícil acceso. Primero porque se llenó, tumbaron una reja de seguridad, a los que llegaron más tarde no los dejaban pasar y para colmo, no había venta de cerveza ahí. Ni pensar en salir, porque la bronca era volver, amén de los muchos y valiosos minutos que se perderían en las largas filas para comprar la bebida de los dioses.

El show, de primera. Puntual como pocos. Lo malo aquí es que el boleto señalaba las 10:30 de la noche como inicio pero la banda tenía en su agenda las 10:00 en punto.

De la voz de Saúl ya todos conocemos la historia; quien haya asistido pensando que iba a escuchar un vozarrón, se engañaba solo. Sin embargo, el show lo arman en función de eso y principalmente Sabo entra al quite cuando es necesario. Aún así, la solo presencia de Hernández cautiva a sus seguidores. El guitarrista, que también se sabe de antemano no es Marcovich, cumplió a cabalidad, Rodrigo Baills. Diego Herrera, perfecto en las teclas y el sax. Y Alfonso, bueno, con él tuvimos una charla un día antes y se entiende por qué ocupa el lugar que ocupa; sencillo y sensato.

Lo mejor: el 'setlist'. ¿Qué hace que una banda con sólo cuatro álbumes grabados en estudio logre acaparar la atención de las masas después de tres décadas? La respuesta la encontramos precisamente al volver a esos cuatro discos; son casi perfectos. Suficiente material para hacer conciertos de dos horas, que la gente quede satisfecha con lo que escuchó y todavía sobra para decir: "me hubiera gustado que tocaran…". Pero sobre todo, evoca a una época donde Caifanes se mostraban como transgresores en la realidad del país.

Así es, amigos. Le calculo mínimo unas 5 mil personas con boleto pagado para ver a Caifanes, los mismos que no han sacado nada nuevo desde 1994 (y no cabe relacionarlos con Jaguares, porque esa, dijo la Mamá Goya, es otra historia).

Este fin de semana: Kreator en Monterrey (¡vámonos con 'el Mike'!). El viernes 18, en un bar 'rocker' de Gómez Palacio, Reina Roja presenta su versus Metallica - Iron Maiden, con luces extras, humo, leds y robóticas. Próximamente, en 2016, Beyond Creation en Torreón.

Esto por hoy, hermanitos. Recuerden que el Dihablo está en todas partes.