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Y ahora ¿qué hacer con EPN?

FEDERICO REYES HEROLES

Para todo fin práctico las elecciones intermedias de México tienen un carácter plebiscitario: aprobar o desaprobar tres años de gobierno. Para todo fin práctico EPN resultó aprobado. Para ser una elección intermedia le fue muy bien. Con las alianzas, su partido alcanzó mayoría para modificar leyes secundarias. Mucho se puede hacer con esa mayoría. Es un envidiable patrimonio político. Pero Peña Nieto tiene dos problemas por resolver: ha perdido credibilidad de forma severa e, increíble, ¡agotó su agenda de gobierno! Están vinculados. Una solución es la fuga al futuro.

Peña Nieto tiene un patrimonio político muy importante y lo debe usar. Tres años de desperdicio serían condenables. Inversión extranjera directa, calificadoras, el optimismo internacional están ahí. En contraste, al interior, en un ánimo de muy corto plazo y muy alterado, nada cala. Mejores servicios telefónicos; mejor infraestructura; más inversiones extranjeras; mejor educación, en todas los incrédulos ganan dos por uno frente a los hechos. En disminución de precios de luz (electricidad), que ya está operando, la desproporción es fantástica: 82 % no lo cree, Excélsior BGC, 4-5-2015. Peña Nieto pareciera estar atrapado. La condena está allí: 70 % de pesimistas contra 28 % de optimistas. La situación es grave.

Por más que las calificadoras y los medios internacionales le pongan a la gestión una estrella en la frente, el ánimo interno está afectado. ¿Por qué? Regresemos a la tesis: y sin embargo, EPN ganó en la elección. Esta esquizofrenia se puede convertir en una profecía autocumplida: si los mexicanos no creen que México está progresando no van a apostar en serio a ese progreso. Pero de nuevo, el capital político está allí. El mayor problema de EPN radica -paradojas de la vida- en que las reformas ya están en el pasado. No puede seguir tres años más hablando de sus bondades. Su figura se ha vuelto cansina. Allí está la trampa.

Quien no confía en la inmortalidad de su ser, se hace justicia por propia mano, lanzó el clásico. La cosecha de las reformas llegará, de hecho ya está llegando, pero él no debe cantarla todos los días. Merodea la vanidad, y la opinión pública no reacciona, está saturada del tema y del hombre. Joven, exitoso y autopromotor incansable de lo logrado: la combinación es explosiva. EPN necesita reinventarse como figura, lanzarse a nuevos retos y problemas y dejar que los hechos y otros hablen de los beneficios de las reformas. De no ser así la asfixia laudatoria será su cruz. Inmerso en nuevos retos, mientras los mexicanos sienten llegar los beneficios de las reformas, EPN obligaría al país de nuevo a pensar en el futuro y sus enormes desafíos. Podría volver a convocar a la disminuida oposición, a otro encuentro alrededor de problemas que, llegue quien llegue en el 18, no quiere tener enfrente.

¿Qué puede promover con una mayoría relativa en las dos Cámaras? Propongo tres temas que podrían inyectar aire fresco a una gestión víctima de la velocidad de sus logros. El primero es la bomba de las pensiones. Por supuesto que un asunto de tan largo alcance no puede solucionarse en los próximos tres años, pero sí se puede canalizar la discusión, eso en sí mismo sería un avance. También hay medidas muy concretas: edad de retiro, incentivos para aportaciones voluntarias, etc. Caminar a la pensión universal. Gobernar con el click-clack de la cuenta regresiva que lleva a la explosión de las finanzas públicas no es negocio para nadie. El segundo tema es la seguridad social universal. Dejar de invertir dinero bueno en los alrededor de 40 sistemas de salud existentes que son insostenibles abriría una discusión compleja y profunda. Ambos temas apuntan a la verdadera justicia social. El tercero es el agro mexicano: modernizarlo, tecnificarlo, volverlo más productivo, beneficiaría a decenas de millones. Mucho es cuestión de leyes secundarias. Sistema universal de salud y de pensiones, y un agro moderno, catapultarían a México.

Se argumenta que salud y pensiones universales son programas muy caros. Pero más caro socialmente es no enfrentarlos. México es el país de la OCDE en el cual el paciente más gasta por salud. Ella está adscrita al ISSSTE y aporta; él tiene IMSS y aporta su cuota. El niño se enferma, le duele el oído y, ante la ineficiencia de las instituciones, recurren a un médico privado: tres gastos en salud para la misma familia. Ineficiente, inoperante e injusto.

Peña Nieto es víctima de su propio discurso, no de la realidad. Las elecciones le otorgaron un poder renovado. La vida le dio más tiempo de lo esperado, no puede ahogarse en él. Deberá reinventarse y usar ese poder para bien de México, dejar de invocar al cielo despejado del futuro, salir de la trampa involuntaria del éxito, mirando hacia abajo, inclinando la cabeza ante nuevos problemas.

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